A pesar de que llevaba años mostrando una cara inexpresiva y sin ser tan afectuoso como siempre, no dudaba en ayudar a sus amigos, por ello decidió acoger a Kazutora, quien tras 12 años saldría al fin.
Ambos chicos vivían juntos, e incluso el bajo lo contrato en su tienda de animales. Aunque Kazutora no conocía mucho al rubio, sabía, o lo que le contaba Baji, que ese chico más animado, hablador y que con solo ver sus ojos sabías que pensaba y sentía.
Pero esa descripción que su difunto amigo le dijo no era igual al chico que tenía delante. Ahora el chico rubio, era moreno. Sus ojos siempre estaban decaídos, ni siquiera se emocionaba cuando veía un gato, algo que le solía caracterizar. No sonreía, y si lo hacía era cuando recibía clientes en la tienda.
Sabía la razón de aquello, y el de ojos dorados se sentía culpable por el cambio del chico y por ello, decidió ayudarle.
—Chifuyu—llamó el mayor haciendo que el nombrado le mirara. —Dime —Quiero ayudarte —Ya me ayudas en la tienda —No, no, ayudarte a ti —¿A mí? —Sí, Baji te describía diferente —Todo era diferente cuando estaba —¡Chifuyu! ¡No todo puede cambiar solo por él! —¿¡Ah no?! ¿¡Y quién es la culpa de que muriera?! No eres el más indicado para hablar
Aquellas palabras fueron bastante hirientes, y dolía tanto porque todo lo que dijo era cierto, si, Baji podría a ver sobrevivido, pero el mismo se dio el golpe de gracia provocando su muerte, y lo hizo para que no todo fuera en contra de él, aunque no le evitó volver al reformatorio.
Kazutora salió de sus pensamientos cuando noto como Chifuyu se iba hacia la habitación, se notaba bastante dolido. Se podía pensar que el bajo era egoísta por solo pensar en él y su dolor, pero, ¿acaso la gente normalmente acogía al que intentó asesinar a tu mejor amigo? Claro que no, pero por alguna razón, Chifuyu lo hizo.
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Fueron dos días en los que el menor ignoraba al chico, tampoco le insistía en una reconciliación, le daría tiempo, y así fue, frunció el ceño cuando le taparon la luz, quería dormir un poco, pero le estaban molestando, cuando abrió los ojos pudo ver una figura.
—Lo siento —¿Mmh? —Lo del otro día...
Suspirando se incorporó para sentarse y dejarle sitio al moreno, este se sentó. El mayor miraba al contrario, se le notaba arrepentido, ni siquiera lo miraba.
—Chifuyu —¿Sí...? —¿Lloraste? —¿Qué?—confundido el moreno lo miro. —¿Cuánto hace que no lloras? —¿Qué importa eso? —Importa mucho, por lo que sé de todos, solo lloraste dos veces. Chifuyu, tienes que llorar —Kazut- —No
En un rápido movimiento, Kazutora sentó encima suyo al menor. Este no se inmutó, aquello lo aprovechó el mayor. Con delicadeza acariciaba la mejilla del moreno mientras le dedicaba una sonrisa reconfortante.
—Chifuyu, necesitas dejar salir todo, sé que no lo haces desde la muerte de Baji, te conozco mejor de lo que crees. También sé lo que hacía Baji para que lloraras, siempre te ha costado expresar como te sientes, y eso es malo
Hablaba con voz suave, sin dejar las caricias. Cuando terminó de hablar, hizo que la cabeza de Chifuyu se apoyará en su hombro y continuó con las caricias.
—Sabes, Baji me pidió que te cuidara en su lugar, pero aunque no lo hubiera pedido, lo haría encantado, has cuidado de mí, yo también quiero cuidarte—el moreno seguía sin decir nada—Estoy para ti, Chifuyu
Como si esas cuatro palabras fueron las que necesitaba esuchar, el nombrado abrazo fuerte al chico rompiendo en llanto.
Un llanto desgarrador, un llanto que desde hace años necesitaba salir. Kazutora acariciaba la espalda del chico para que supiera que estaba ahí.
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