Koko e Inui estaban pasando la noche juntos, debían discutir una cosa sobre el plan del 25 de diciembre.
El rubio dormía en el suelo y el moreno en la cama del otro, simplemente por mera cordialidad. Inui pudo dormir rápidamente, o eso parecía. En cambio, Koko solo daba vueltas por la cama, hasta quedarse dormido.
Abrió sus ojos al notar olor a quemado junto al calor, no vio nada por la oscuridad. Se asustó al notar unos brazos rodeando su cintura. Volvió a cuando era pequeño y temeroso se giró.
Se quedó paralizado al ver una figura femenina, al ver ese pelo rubio corto y ojos azules le dieron ganas de llorar, pero las lágrimas se esfumaban por el calor que ella desprendía.
—Koko...
Ella habló, con su dulce voz que tanto recordaba, pero el nombrado no puedo reaccionar, se quedó congelado, que irónico.
—¿Por qué no me salvaste?
La fémina puso su mano en la mejilla del chico. Notaba como su mejilla ardía, quemaba como el infierno propio, pero a pesar de dolerle no quería moverse, quería seguir notando el tacto de la chica.
Y tras ello, la figura femenina comenzó a cubrir su cuerpo en llamas deformando su cuerpo.
El moreno se despertó hiperventilando y con sudor frío, cubrió su rostro entre sus piernas dobladas sollozando bajo. Aún así, despertó al chico rubio, el cual, con una mueca triste en su rostro, se sentó con cuidado acariciando cariñosamente la espalda ajena.
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