Never Say Good Bye

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Sus sentimientos salieron a relucir por aquel beso que se dieron en una obra de teatro que se mostró en la Universidad ya que ellos eran los personajes principales. Para suerte o desgracia tuvo que interpretar el papel de mujer, sus facciones delicadas demostraban que era el indicado para el protagónico.

Dentro de esta triste historia, si bien es cierto Xiao Zhan descubrió que estaba enamorado de Wang Yibo y que aquello no cambiaría por nada, era consciente que en una relación deben ambas partes amarse mutuamente.

Lastimosamente nunca iba a funcionar nada entre ellos, ya que aquellas palabras que dijo el castaño en plena nevada lo dejó en claro:

-"¡¿Crees que soy un enfermo?! ¡¿Qué diablos te pasa Xiao Zhan?!, no quiero que te acerques a mí, me das asco."

-.....Olvídate de nuestra amistad, aunque siento que nunca me viste como un amigo... tenían razón todos, debo mantener mi distancia contigo.

-Bo Ge. -sollozando-. No es lo que crees, así no son las cosas.

- ¿Tanto ansias por ascender de posición Xiao Zhan?. Un huérfano como tú, nunca podrá escalar tan alto. Es mejor que te largues y nunca regreses aquí, porque me encargaré de hacerte la vida miserable.

Aquellas palabras marcaron todo, lo único que pudo hacer es encerrar aquel sentimiento en el fondo de su corazón, llegó por un momento a creer en aquellas palabras tan crueles.

Xiao Zhan pensó que su amigo debió solamente rechazar la propuesta, pero no había razón para humillarlo de esa manera. Pero las palabras que dijo no las olvidaría fácilmente y marcarían un inicio y un final en el camino largo y desconocido de la vida.

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Al siguiente día Xiao Zhan era la comidilla de toda la Universidad, algunas personas que lo conocían sentían lástima y otras que nunca faltaban, felicitaban la actitud odiosa de Wang Yibo.

Así llegó a dividirse el campus, personas que apoyaban a Zhan y otras a Yibo. El tiempo seguía su curso pero el tema seguía presente. Existían situaciones en las cuales acosaban y amenazaban día y noche al pelinegro.

Xiao Zhan había perdido su sonrisa, ahora sólo era un joven hermoso con una mirada perdida, que causaba lástima, hasta que un día es llamado por la dirección y se le hace saber que puede ir a Canadá, por sus excelentes notas había ganado una beca para concluir sus estudios en una prestigiosa universidad.

Al principio dudó, pero después de pensarlo aceptó y al no tener nada que lo retenga en China ya que no tenía familia. Era huérfano y vivía con sus primos que le hacían la vida un infierno; sin mas decide alejarse, olvidar todo y comenzar nuevamente.

Había una parte que siempre anhelaba a Yibo en algunos momentos, pero como a veces pasa, la mente es algo maravilloso y complejo y al pasar tiempo con Ayanga empezó a olvidar poco a poco de Wang Yibo.

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Al otro lado del mundo, específicamente en China se encontraba Wang Yibo, aquel joven de 28 años, se lamentaba todos los días de su existencia.

Aquel día que lastimó a su amigo nunca lo olvidó, el rostro tan lamentable que tenía el pelinegro siempre lo recordaba, y las palabras que le dedicó también...

-Solamente debías rechazar mis sentimientos, pero... ¡¿Era necesario humillarme?! -sollozaba-. Pero debo agradecer algo, es mejor que hayas dejado en claro tu posición hacia mi. -se limpiaba las lágrimas-. Tienes razón en algo, no se que rayos pensé para declarar mi amor, pero ten por seguro algo, tu nunca me conociste. Es una pena que de esta manera me diera cuenta de quién eres joven Wang. -con la mirada más fría-. No se preocupe, no volverá a verme la cara, agradezco el no estar en la misma facultad. -se retira del lugar-.

Hizo ver a Xiao Zhan como la peor escoria y aberración que podría existir en la tierra, sabiendo que la homosexualidad ya no era prohibida y estaba penalizado discriminar a las personas; pero en el círculo de personas adineradas y estatus elevado no aceptaban aquello.

Malditos prejuicios que hubiera ignorado, pero prefirió alejar a la persona que realmente amaba desde pequeño. El miedo y el «qué dirán» fueron los que hablaron ese día, afectando al pelinegro y dejando una sensación de vacío en el castaño.

-¿Bobo?.

-Mmm.

-Déjame adivinar... ¿Sigues pensando en él?. -preguntó Meng Ziyi-.

-Si sabes, ¿Por qué preguntas?. -alzando una ceja-.

-Lo pregunto para llamar tu atención imbécil.

-Gracias, pero ya estoy casado.

-Cierto, te gusta jugar al puto fiel y devoto marido perfecto. -cruzándose de brazos-. Pero sabes algo.

-¿Qué?

-sonriendo ladinamente-. Que tu mentira no me la trago fácilmente cariño.

-No tienes algo mejor que hacer. -revisando un informe-.

-Umm, el juego del papelito no va conmigo Bobo. -levantándose del asiento-. Pero te dejaré tranquilo esta vez.

-Adiós Ziyi.

-Adiós BoBo. Cierto... te manda saludos Sebastián.

-...

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-¿Qué desea padre?... es raro que quieras verme.

-Debo aclarar ciertas cosas contigo Kristal.

-¿Qué será esta vez?. -sonriendo-.

-Simple, necesito un heredero. Ya es tiempo de que asumas tu responsabilidad.

-¿Eso es lo que quieres?. -levantándose de su asiento-. Pierde su tiempo.

-¿Sabes que se necesita ser hombre para manejar este negocio?... sin ello solo puedes llegar hacer la amante o esposa de un jefe de alguna mafia por tu condición de mujer.

-¿Piensas que aceptaré tan fácilmente?. ¿Acaso crees que no puedo acceder a lo que por derecho me corresponde?. Padre.

-revisando la pecera-. Nunca podrás acceder al poder sin un hijo que te respalde. Es necesario un sucesor. ¿Acaso olvidaste porque tu madre gobernaba a toda la tríada?. Porque gracias a mi nadie se interpuso en su camino al cambiar las reglas del juego. -mirándola nuevamente-. ¿Entiendes a lo que me refiero?.

-Entiendo perfectamente tu punto padre, así como no olvido la manera tan descarada en la que engañaste a mi madre y la traicionaste, matándola fríamente delante de todos. -mirándolo dulcemente-. Asegurando tu posición como el líder de toda la Corporación.

Una bofetada resonó en la habitación, dejando a Kristal en el piso sin palabra alguna.

-Nunca vuelvas a repetir tales palabras sin saber el motivo por el cual actúe de esa manera. Retírate.

Kristal se movió lentamente sin hacer sonido alguno, su expresión era neutra pero por dentro estaba emergiendo el diablo escondido, listo para atacar.

Al salir, realiza una llamada que cambiaría el destino de su padre.

-Necesito que aceleres el proceso, duplica las dosis.

-Entiendo, no se preocupe.

-¿No dejará rastro alguno de envenenamiento si aumentamos la dosis?

-No, esta droga es casi imposible de rastrear y solo con una necropsia podrían darse cuenta.