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Wen Qing estaba en una cafetería con Wang Yibo, ninguno hablaba, pero las miradas decían todo. Un suspiro por parte de Wang Yibo hizo que Qing decidiera romper el silencio que exasperaba.

-Voy a ser directa Señor Wang, no quiero que busque a Xiao Zhan. Solo limítese a hacer su trabajo.

-No se de que habla, pero tampoco debo darle explicaciones sobre lo que haga o deje de hacer.

-Bien, iré directo al grano. -sacando unas fotos-. Esto puede estar en menos de cinco minutos en los medios y sería una excelente noticia. ¿No lo crees?.

-No juegues conmigo.

-Yo nunca juego, odio eso. Me gusta enfrentar los problemas directamente sin tener que utilizar medios tan bajos. -levantándose de su asiento-. Ya estás advertido. -retirándose del lugar-.

Wang Yibo había dejado tranquilo a Xiao Zhan sólo por un tiempo, quería que el pelinegro lo buscara pero al ver que no pasaba nada decidió actuar y más se exaspero porque no le gustó que le exigiera algo Wen Qing.

Podía ser la amiga incluso la hermana, pero eso no le daba derecho alguno. Los asuntos que tuviera con Xiao Zhan eran de él, Wen Qing no tenía vela en ese entierro.

Iba a cometer el peor error de su vida, sería un milagro que el pelinegro lo perdonará. Pero a grandes problemas, grandes soluciones.

♡▪︎•♤▪︎•♡

Si Xiao Zhan pensaba que podía trabajar tranquilo lo que quedaba de los meses en donde tendrían que encontrarse diariamente, se equivocó y el error lo pagaría muy caro; sus días tranquilos llegaron a su fin. No debió confiarse de aquel hombre y sabía que sus suposiciones eran ciertas.

Fue en una tarde cuando acabó la reunión con todo el equipo donde empezó el juego. Ya faltaba poco para que acabara el plazo de los 6 meses y podía regresar con su prometido. El pelinegro contaba las horas para regresar al hotel y hablar con Ayanga, como cada tercer día de la semana.

Su adorado prometido lo había sorprendió hace dos meses, la situación en la que estaban era un poco cómica y aquello fue por culpa del mismo Ayanga, se suponía que iban a cenar el pelinegro y Ayanga, pero ¿Por qué tuvo que invitar al castaño?

Durante esos momentos el corazón se le iba, a salir a Xiao Zhan, pues Ayanga estaba a su lado, como debía ser pero justo se le ocurrió jugar debajo de la mesa con su mano... mientras Ayanga tocaba de manera lasciva su abdomen y pellizcaba sus pezones, repartiendo besos por su cuello sin importarle quien los acompañaba. En ese momento se retiró Yibo al baño, pero al llegar se encontró con una escena que no le gustó para nada.

Una idea maliciosa se apoderó de él, aprovechó y empezó a jugar, sigilosamente sin ser visto por los amantes se escabulle debajo de la mesa, agradece que tenía un mantel grande. Iba a ser un cliente regular en ese lugar, arrodillado a los pies de Xiao Zhan empieza a jugar con sus manos, tocando de manera lasciva e ingeniosa las piernas esbeltas del pelinegro.

Un jadeo de los labios del pelinegro se escuchó, Ayanga estaba emocionado por cómo dejó al pelinegro, sabía que lo extrañaba tanto pero nunca pensó que podía dejar un desastre con sólo tocarlo.

Poco sabía que no era él quien sacaba esa melodiosa voz, sino que las manos hábiles del castaño llegaron hasta el miembro del pelinegro.

Yibo se excitó tan sólo con escucharlo, esa mirada perdida que lo hacía ver diabólicamente sexy, lo estaba prendiendo.

Xiao Zhan al percatarse de que no era Ayanga quien jugaba abajo, suelta un gemido lastimero y empieza a besar apasionadamente a Ayanga para que no se de cuenta que otra persona era la que lo emocionó. Yibo al darse cuenta del beso hambriento que le daban a Ayanga, decide jugar un poco más, baja el cierre del pantalón y saca su miembro y empieza a hacerle una mamada.

¡Bingo!, Xiao Zhan estaba demasiado perdido al igual que Ayanga; las manos del pelinegro bajaron los pantalones de su prometido y empezó a masturbarlo. Mientras tanto Wang Yibo estaba que ardía más porque no podía liberarse, tuvo que salir de ahí corriendo al baño, no aguantaba más, dejando a los amantes que terminarán su sesión rápida.

Agradece que ese lugar estaba lejos y era especial para ese tipo de encuentros, era personalizado para poder dar rienda suelta a la imaginación.

Un gemido por parte de la pareja se escuchó en aquel cubículo donde iban a cenar, donde literalmente se cenaron los dos al pelinegro. Aquella experiencia nunca la olvidaría Xiao Zhan de su memoria.

Ayanga no aguanto hasta llegar a la habitación y colocó al pelinegro en la mesa, quitó sus pantalones y empezó a embestir, para esto el castaño estaba afuera mirando y escuchando todo, ya había terminado su sesión de "libera a tu amiguito".

Sabía que debía implementar un buen plan rápidamente, el sólo ver como sollozaba el pelinegro le encantó y sabía cómo y dónde lo harían, era nada más cuestión de tiempo.

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Un mensaje de su amiga lo sacó de sus pensamientos regresando a la cruda realidad. Al darse cuenta que estaba pensando demasiado en aquel suceso, sintió una mirada que lo quemaba, sabía perfectamente quién era.

Wang Yibo, aquel hombre casado que descubrió todo del pelinegro, hasta sus fantasías más locas y oscuras que tenía; de sólo acordarse lo que hicieron minutos antes, se sintió la peor basura de todo el mundo.

Se lamentaba el ser tan débil y haber accedido a ir a tomar con Wang Yibo, el castaño aprovechó el descuido del pelinegro y lo emborrachó, al final quedó al descubierto sus verdaderos sentimientos. Ese fue el siguiente error que cometió después de la cena doble.

Algo que pensó haber superado hace 7 años, era una mentira que se creyó todo este tiempo.

Seguía enamorado del idiota que lo lastimó, era tan lamentable, lo que mas odiaba de esa situación era que hace unas horas ambos tuvieron una sesión ardiente y fogosa en uno de los cubículos de los baños de un centro comercial.

El letrero decía que estaba abierto, pero en realidad estaba malogrado, aquello fue planeado por el castaño. Esa fue la cereza que adornó el pastel. ¿A quién se le ocurre tener un mueble cama en un baño?.

Bueno, realmente no era un baño.

-Detente ahí Sr Wang, mantenga su distancia.

-¿A qué le tienes miedo Zhan? -con una sonrisa ladina-. Temes caer ante mí nuevamente

-Aléjate. -tomando distancia-.

-Si no quiero, ¿Qué vas hacer?. -acercándose peligrosamente-.

-Gritaré y no será nada bueno para tu reputación, acaso lo olvidaste. Todos aquí conocen el incidente gracias a tu esposa.

Never Say Good ByeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora