#01- Neji

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Mansión Hyūga.

En el corredor que conecta al dojo de la rama principal del clan del Byakugan; un joven de 19 años espera con tranquilidad la taza de té verde que siempre suele beber cerca de esa hora.

Neji Hyūga, mejor conocido entre sus allegados como un prodigio, se limitaba a sentir la vida pasar, a experimentar la sensación del viento y escuchar cada sonido.

Desde el final de la guerra contra Akatsuki, esa era su rutina, despertar y sentarse, en una que otra ocasión golpear cierto tronco, pero nada mas.

La perdida de su visión tras ser salvado de una muerte segura, por su sensei, había limitado su capacidad para cumplir misiones, asi como otros tantos shinobi, que quedaron fuera de condiciones.

Una perdida grande fue el haber sido testigo de la muerte de su sensei, pero empeoró en el momento que astillas de las estacas que lanzaba el Jūbi, impactaron en sus ojos, y una de las múltiples y veloces estaca se incrustó en su costado derecho; a palabras del cuerpo médico, el Hyūga había corrido con mucha suerte al lograr salir con vida después de ese ataque.

La reconstrucción de la aldea tomó un año completo. Múltiples daños y el coste de muchas vidas, pero los herederos de la voluntad de fuero seguían adelante.

Neji después de despertar de un estado de coma que duró seis meses, escuchó con atención el relato de su tío Hiashi, dónde mencionaba a su fallecido padre, Hizashi, que fue literalmente "resucitado" a través del Edo Tensei, luchó contra él, no obstante, este se fue en paz al saber que el clan estaba en una especie de cambios, que declaró que sus hijos, Neji y su prima Hinata, estaban luchando juntos en el campo de batalla, no para preservar el kekke genkai del clan, sino más bien como compañeros protegiéndose el uno al otro.

El té tardaba un poco en llegar y comenzó a preguntarse que estaría pasando con su prima. Hinata era puntual y el retraso de esta sólo levantaron dudas. Comenzó a hacer un recuento de lo escuchado y negó; no había sido llamada por el Hokage, por lo tanto no estaría en una misión, por lo tanto era extraño el que aún no llegase con el té.

Se levantó y comenzó a contar los pasos que había memorizado desde el sitio hasta la cocina, dando internamente gracias a kami-sama, que el clan fuera renuente a los cambios en la decoración.

Después de algunos minutos el aroma del té llegó a su sentido del olfato, pero también el sonido del llanto y la vocecilla de su pequeña prima Hanabi.

Las dos Hyūga conversaban entre el llanto y la decepción de la mayor y los vanos intentos de levantarle el ánimo de la menor.

— Neesan...yo...lo siento mucho.

— No...no es...justo...no.— la mayor seguía tartamudeando mientras se escuchaba perfectamente como procuraba no seguir llorando.

— Naruto-San tomó su decisión y tú no puedes seguir en el papel de una...stalker.

Dijo lo último lo más bajo que le fue posible, pero Neji escuchó perfectamente, ya que desde que perdió la vista, entrenó a sus otros cuatro sentidos para saber sobre lo que le rodeaba.

Neji Hyūga no era ningún inútil deshabilitado.

— Yo... comprendo Imotō-San— La mayor se levantó temblorosa— Na...Naruto-Kun merece a...alguien más digno.

Neji analizó las palabras de Hinata, y frunció el ceño.

Alguien más digno... ¿Acaso...?

— Bah, ya hiciste lo mejor que podías hacer, salvandolo en más de una ocasión y él jamás volvió a verte, siquiera— las palabras de la menor estaban cargadas de sabiduría y realismo, Neji sabía que eso lastimaría a Hinata, pero prefirió no intervenir...aún.— ¡Eres grande neesan! Si el jamás lo vio, habrá muchos otros que si lo harán. Por ejemplo... El Inuzu...

— ¿Se encuentra bien, Hinata-sama?— Neji prefirió intervenir antes que la conversación diera el incómodo giro sobre buscarle "pareja" a la mayor.

— Ni...niisan...

— Escuché llanto.

— H...hai...

— Está llorando porque Naruto-San anunció que se iba a casar con Sakura-San.— La voz de la joven genin estaba cargada de reproche— Eso era algo que se veía venir.

Neji arqueó una ceja y se retiró. No le interesaba el escuchar más.

Veinte minutos después el té llegó, junto a rumor de una misión para la chūnin, y una para la genin.

Hanabi se sentó a su lado, y ninguno hizo ninguna señal de comenzar a hablar, si había algo en que la mayoría de los Hyūga se parecían, era en su carácter estoico y callado.

Nadie dijo nada porque no necesitaban hablar para saber que estaban preocupados. Hinata era en sí una persona depresiva desde siempre y este sería un golpe difícil de asimilar.

— Neesan está buscando como llenar su agenda los siguientes tres meses.— dijo Hanabi rompiendo el silencio, mientras observaba a su alrededor.— Pero tendrá que ir, Otōsan ha dicho que todos iremos.

— Imagino que tendrá que superarlo.

— O dejarse caer dentro de la depresión— Hanabi estrechó sus rodillas dejando su mentón sobre estas.

— Iie. Hinata-sama ha demostrado tener fortaleza.

— Eso espero...y tú también debes ser fuerte... Tsunade-sama ha dicho que encontrará la manera de curarte.

Neji suspiró, él mismo recordaba el admitir no tener paciencia para esperar, ni tener el optimismo de su compañero Lee, menos aún querer seguir esperando un milagro.

— Debo retirarme Hanabi-sama.

Se levantó encaminandose hacia su habitación.

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