Fate

#18- Chūdan.

El antiguo ANBU y maestro de la tinta, hasta hacia pocos minutos se encontraba sentado, con un pincel de bambú entre sus pálidos dedos, trabajando, intentando capturar el bello escenario que se abría frente a sus ojos, sentirlo, plasmarlo en un lienzo, dejando fluir sus dotes artísticas y reflejar sus emociones de la única manera que sabía.

El tamaño de la luna era inusual, y hermoso, pero al mismo tiempo, era aterradora. Estaba seguro que no estaban en perigeo, por lo tanto era un tamaño anormal.

"La luna esta considerablemente mas grande..."— pensó, pero no le dio más importancia y continuó con su trabajo.

De pronto y sin previo aviso, un peculiar espectáculo interrumpió su visión, provocando que una raya de tinta saliera en dirección no deseada y se rompiera su concentración. El joven shinobi entornó los ojos, peligroso, mientras centraba la oscura mirada en la banda de shinobis misteriosos que volaban sobre las espaldas de extrañas criaturas voladoras.

Los extraños sujetos, tenían sus rostros cubiertos en vendaje y los cuerpos cubiertos por extrañas vestimentas. Uno de ellos llevando un bulto sobre los hombros, tras un momento más de observación, el movimiento del viento azotando en el largo cabello le dejó ver que no se trataba de un bulto, sino de una inconsciente chica, llevada de mala manera encima de sus hombros.

"No puedo ignorar esto..."— volvió a pensar, guardando sus herramientas con rapidez sobrehumana— ¡Jutsu oculto: Representación de grandes bestias!

Sai sacó un pergamino y rápidamente dibujo un pájaro en el, de pronto el pájaro de tinta se materializó y comenzó a mover sus alas elevándose poco a poco. Sai de un brinco subió sobre el lomo de la bestia de tinta, esta comenzó a adquirir velocidad, y pronto el ave y su creador se encontraban persiguiendo a las extrañas criaturas que volaban por el cielo nocturno.

Los misteriosos shinobi, notaron la acción del maestro de la tinta, y tomaron refugio entre los grandes arboles del bosque con el fin de dejarle cada vez más atrás, mientras continuaban volando de forma veloz.

Sai continuó la persecución, internándose entre los árboles para no perder el rastro de los invasores, al mismo tiempo que su ave de tinta, esquivaba los arboles que se interponían en su camino. Cada aleteo de la criatura dibujada, aceleraba más y más a Sai, y pronto, era corta la distancia que se hacía entre el y los extraños y misteriosos shinobi.

El joven shinobi de la Hoja, logró acercarse todavía un poco más, tratando que sus oscuros ojos identificaran algún Hitai-ate de alguna aldea invasora, pero lo que descubrió, fue la identidad de la chica inconsciente que llevaba uno de ellos al hombro.

— ¿Hanabi Hyūga?— se preguntó ante el movimiento del cabello castaño de la pequeña y muchas preguntas empezaron a surgir en su mente.

Justo en el momento que se disponía a atacar para rescatar a la pequeña Hyūga de sus captores, una extraña esfera explotó muy cerca de él, destruyendo en el proceso al ave de tinta. Sai caía vertiginoso a un pronto encuentro con el suelo, pero el antiguo miembro de Raíz, no estaba dispuesto a rendirse, así que cogiendo su pergamino y su pincel, estuvo a punto de realizar otra ave de tinta para seguir la persecución, pero otra extraña esfera de parte del enemigo se dirigió a gran velocidad en su contra, explotando frente a sus ojos. El joven lo único que pudo hacer fue cruzar sus brazos frente a su rostro cómo una forma de protección, mientras caía hacia el suelo, completamente incapaz de moverse.

Antes que su cuerpo impactara bruscamente contra el suelo, alguien o algo lo atrapó, dejando luego en el suelo.

Los ojos oscuros de Sai se encontraron con los azules de su ex, y junto a esta se encontraba una extraña shinobi con Hitai-ate de la Arena, con las manos juntas en una especie de sello de manos.