#14- Miko no shukufuku.

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Hyūga Neji recibía con relativa facilidad los golpes y patadas que lanzaba en su contra su itoko-chan, Hanabi.

No lograba comprender porque sentía que cada patada y golpe estaba lleno de tensión, le faltaba elegancia, coordinación, eso no era común en la joven Hyūga.

Su mente sólo lograba procesar la voz de Hyūga Ryu, la información que había escuchado. El no podía imaginar cómo estaba su joven itoko-chan actualmente, su mente sólo formaba la imagen de aquella pequeña de casi diez años, que quedó junto al resto del clan Hyūga antes de la cuarta guerra, ahora con un maldito sello en su frente, teniendo que cubrirlo con el hitai-ate.

Era decepción lo que sentía, pero albergaba todavía una esperanza de que en manos de Hinata, todo lograse cambiar.

— Estoy, cansada— Escuchó la voz de Hanabi-chan y luego un seco sonido haciendo un leve eco. La joven seguro se había dejado caer al piso de madera.

Así que él, imitando a la joven, se sentó sobre el frío piso, con ambos brazos entrecruzados sobre su pecho, concentrando su sentido auditivo.

La respiración de Hanabi era errática, el sonido iba y venía con relativa rapidez, y luego escuchó golpes, parecían golpes contra el piso, quizá la pequeña estaba descargando por fin su frustración.

— Neji-niisan...

Escuchó, la voz de Hanabi parecía a punto de quebrarse, maldecía no poder ver para siquiera prestar apoyo moral a quién pronto compartiría la suerte de pertenecer a la rama secundaria del clan.

— Hanabi-sama...

— ¿Qué piensas de Hinata-neesan?— Preguntó, la voz de la pequeña parecía temblar. Eso no se daba todos los días.

La pregunta de la joven era extraña, estaba pidiendo su opinión, pero ¿para qué?

— No has respondido...— La voz parecía exigir una pronta respuesta, respuesta a algo a lo que no le encontraba sentido.

El peso de la culpa se posó de inmediato, su mente llevando sus recuerdos de la ronda preliminar del exámen chūnin, quizá aún pensaban que le tenía cierto rencor o que le odiaba.

— ¿En que sentido, Hanabi-sama?

— Bueno...¿Crees que Hinata-neesan es bonita?

El genio se movió con cierta incomodidad, quizá eran cosas de la edad, y su pequeña itoko-chan estaba comenzando una rivalidad con su oneesan por cuestiones de chicas, lo cual sería incómodo y más si lo tomaban por juez.

— Lo es— Respondió, reviviendo aquel evento, a sus cuatro años.

No pudo dejar de pensar en aquella pequeña Hinata de tan sólo tres años, oculta tras su padre, observando con timidez a todo a su alrededor. Desde ese momento era bonita y él con toda la inocencia de la niñez, se lo hizo saber a su padre.

— Neji-niisan...— Continuó Hanabi, ahora provenía otro sonido, estaba en el otro extremo del dōjo tocando las armas ancestrales del clan— ¿Tú, has tenido novia?

— Iie— Negó, no tenía por qué mentir.

— Yo creí que TenTen-san era tu novia.

Volvió a negar, no entendía el por qué las preguntas tan extrañas de Hanabi-chan, ni que objetivo tenían estas.

— ¿Y por qué jamás has tenido novia, Neji-niisan?

Ahora el genio lanzó un pesado suspiro, jamás creyó tener una conversación de ese estilo y menos con una de sus primas. Pero decidió hablar con sinceridad, no tenía nada que ocultar.

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