Fate

#03- Sasuke

Traidor, un enemigo, un paria... En eso se había convertido, en eso y nada más.

Él, por ir tras su anhelada venganza había perdido todo lo que le había costado lograr...

Rechazo...rechazo...mas rechazo.

Muchos años atrás había traicionado a la misma aldea que ahora le rechazaba a él.

Ahora, de pie en la salida de la aldea, recordaba los grandes objetivos que tuviera en su vida, una vida que parecía tan lejana...un muy joven Sasuke Uchiha que quería antes que nada venganza...venganza para su clan, venganza por lo que el consideraba injusticia, venganza contra el culpable de la soledad y la desesperación que lo carcomía por dentro...el culpable de las visiones, del odio...su propio hermano, Itachi, claro está sin saber la verdad tras toda la historia.

El segundo era restablecer su línea sucesora, restablecer el clan Uchiha, algo que habría sido un mil veces más coherente y fácil de realizar; pero había un problema...la venganza era más importante.

El viento frío sopló en dirección contraria y en cuestión de segundos desapareció del lugar.

Sasuke Uchiha se mantenía oculto entre las sombras, aprovechando sus capacidades como ninja, tratando de descubrir algún peligro para la aldea, pero debía admitir que desde el final de la guerra, todo era tranquilidad.

Un nada extraño sonido surgió de su estómago...el Uchiha arqueó una ceja, recordando no haber almorzado y decidió ir a... Ichiraku Ramen.

Una humeante taza de ramen fue depositada, el Uchiha frunció el ceño, tenía las manos entrelazadas y su mirada se dirigió hacia los palillos...con tranquilidad los separó y comenzó a comer.

Ichiraku no era exactamente el mejor lugar para comer y menos en una aldea con varios restaurants, puestos de sushi y curry... a menos que fueras Naruto y tuvieras un serio problema de obsesión al ramen, pero era el único lugar donde lo dejaban entrar...

Cada que entraba al renovado restaurante, y miraba a Teuchi-San y a Ayame-san, sólo podía recordar al hiperactivo Naruto hablando de ese condenado lugar...

Aún no entendía el por qué Naruto seguía confiando en él, después de todo lo que hizo... y mucho menos como Sakura fue capaz de perdonarlo, luego de tantas veces que intentó matarla y que muy en el fondo, y en ese tiempo, admitiría haberlo disfrutado.

Mientras miraba la taza recordó a su antiguo equipo y lanzó un suspiro de alivio al recordar como era literalmente acosado por Karin.

Terminó su ramen y dejó el pago y el lugar...y volvió a su rutina de dar vueltas alrededor de la aldea de la hoja, aunque era evidente que no pasaría nada; usando su agilidad volvió a los terrenos del clan Uchiha, lugar donde habían nacido sus demonios internos, aquellos que hasta el momento llevaba consigo, pero con una visión distinta.

— Frío.

— Aquí siempre está frío.— dijo el Uchiha con indiferencia, observando a la alta figura que se sentaba al lado suyo...

El Rokudaime miró a su antiguo pupilo, y volteó la vista al frente, donde hectáreas desoladas se extendían. Costaba creer que en algun momento, ese lugar fantasma fuera habitado por alguien. Sacó de su bolsillo la última edición de Icha Icha Paradise que hiciera Ero-sannin antes de morir.

— ¿Haz pensado en mi propuesta?— preguntó el enmáscarado, tratando de adivinar la respuesta, pero Uchiha Sasuke siempre tenía una coraza alrededor, que impedía a los demás ver a su verdadero yo, ocultando igualmente y con facilidad sus emociones.

— Iie— respondió, todavía con la mirada fija hacia el frente.

— Los Anbu necesitan elementos fuertes, no puedo recomendar a Naruto porque con esto de su compromiso con la pequeña Sakura, no ha...pasado el exámen chūnin.