#25- Taka.

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Neji observaba, luego de abrir los ojos, luego de caer en lo que parecía una burbuja, Hinata anormalmente pequeña, dormía apacible al lado de Hanabi, una pequeña Hanabi, que sólo tendría unos siete u ocho meses de nacida. Miró el reflejo que le brindaba el pequeño espejo del amplio salón, y miró a un pequeño de no más de seis años, con la cabeza cubierta en vendas. De inmediato se reconoció.

No quería moverse, pero la imagen así lo hizo, y pronto se encontró al lado de ellas. Lanzó un suspiro, estaba seguro que se trataba de una visión al pasado, pero ¿Cuándo regresó? Lo único que recordaba era ir bajando con el resto del equipo Lee, y luego de la burbuja, nada.

"Otō-san...¿Qué es lo que quieres mostrarme?"

Su pensamiento era en lo único que daba vueltas, su padre quería mostrarle algo, o hacerle reflexionar en algo, sabía lo que pasaría ese día, lo sabía.

La pequeña Hinata abrió lentamente sus ojos opalinos, y lanzó un bostezo. Luego de pasar sus pequeñas manos en su rostro, fijó sus ojos en él .

— ¡N...Neji-niisan!— la sonrisa que le mostraba era sincera, parecía feliz de verle, y su vocecilla infantil era realmente divertida— ¿Qué...qué haces aquí?

— Cumplo el deber que tu otō-san, me impuso. Eres tan débil que no puedes defenderte por ti misma, una perdida de tiempo, por ello estoy obligado a tener que seguirte.

La niña bajó el rostro, y comenzó a llorar, soltando lastimeros sollozos e intentando disculparse por su debilidad.

"Fui muy cruel"

Seguía sintiendo la culpa que cargaba desde el día que luchó por primera vez contra Naruto, sintiéndose mal por haberle hecho tanto daño, pensando que su padre intentaba hacerle ver eso.

— Maldito mocoso— Un jalón le obligó a ver la realidad que se le mostraba, alzó los ojos hacia la figura de Hyūga ojī-san, un poco más joven, con menos arrugas en el rostro, pero con los mismos ojos fríos y carentes de emociones.

— Ojī-san, yo...—no pudo seguir hablando, sintió un extraño ardor en su mejilla, producto de la bofetada que el anciano le propinó.

— Yo no tengo familia en el bōke. Pero eso, es algo que todavía no logras comprender.

Neji frunció el ceño, claro reto para el anciano, que le volvió a golpear con su mano. Una pequeña voz se alzó en auxilio del pequeño.

— Ojī-san, por favor...detente...le haces daño...

— Hinata-chan, eres la heredera del clan, espero que esto sirva cómo una lección de lo que tienes que hacer con los subordinados, aquellos que el destino puso debajo de ti. Este es el destino que tienes que evitar, por ello no puedes permitirte la debilidad.

Con un rápido movimiento de manos, el anciano activó el sello de Neji, el cual comenzó a gritar de dolor. Pero su conciencia adulta no lo sentía, esta seguía observando al anciano, a la pequeña, y la pequeña bebé que empezaba a llorar.

— No puedes tolerar ofensas, si eres llamada débil, debes responder.

— Ojī-san, le...le haces daño, detente—el llanto en Hinata incrementó, gruesas lágrimas caían de sus ojos, se movió, agarrando parte del haori del Viejo Hyūga, rogando.

Este se detuvo ante el grito de horror que lanzó una mujer, Natsu Hyūga, la protectora encargada de la pequeña Hanabi ante la falta de su madre. El anciano le miró con severidad, y luego se retiró.

Hinata trataba de mover al pequeño Neji, este respiraba con fuerza, intentando que el dolor cesara de una buena vez.

— Neji-niisan...perdón...

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