#16- Jiken Hyūga.

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La madrugada en la mansión Hyūga, era acompañada por la incesante caída de la nieve, y los pasos de los miembros del sōke que todavía estaban despiertos. El viejo Hyūga permanecía sentado, en esperas de alguna noticia de la misión de su hijo.

Hinata había aparecido un poco después de la hora de la cena, obligada en parte a regresar a la mansión, en contra de su voluntad, no pudo extender su deseo de quedarse en el hospital, gracias a la insistencia de Tsunade-sama y Shizune-san, de que su primo necesitaba descansar, y que ellas estarían monitoreando su avance. Gracias a ello, una idea increíble cruzó su mente, por la mañana de ese día, buscaría a Naruto y le haría entrega de la bufanda, esperando con ese simbolismo, dejar partir a la persona que se convirtió en una insana obsesión.

Luego de un rato en las afueras, contemplando su congelado jardín y recibiendo el aire helado de la época, escuchando el extraño sonido de algunos guardias que seguían al viejoHyūga, por motivos aún no explicados y creando escenarios perfectos donde le daría la bufanda a Naruto, deshaciendose en el proceso de su infantil e insana obsesión, decidió entrar, aunque sabía que no gozaría de un sueño relajante. 

La joven sōke, luego de varias vueltas al estilo de un fantasma olvidado por los años en los pasillos vacíos de la mansión, pasó por la habitación de su querida imotō-san, contemplando desde sus orbes liláceas a la pequeña. Hanabi dormía, dejando escapar ligeras palabras en medio de su sueño. Ella parecía estar sufriendo, sus cejas juntas, perlas de sudor bajando por su frente, y expresión atormentada en cada gesto.

— ¿Por qué está tan mal?— Se preguntó en medio de la incertudumbre que le abrigaba, mientras deseaba que el kekke genkai no sólo lograra ver a través del sistema de flujo de chakra, sino también entre pesadillas, para ayudarle a superar lo que sea que estuviera soñando. Con cuidado se colocó cercana y tocó su frente, no tenía fiebre, no tenía porque estar tan alterada, pero lo estaba.

La mano de Hanabi agarró la suya, ejerciendo presión, luego se apropió de su brazo, abrazandolo cómo si se tratara de un oso de peluche al que sujetándo con fuerza, serviría de escudo contra sus temores. Hinata no tuvo de otra que acomodarse en el exterior del futón, tratando de no incómodar a Hanabi.

Había pasado mucho tiempo desde que Hinata había compartido un futón junto a Hanabi, mucho tiempo, un poco más de diez años, luego de que su otō-san la sacara de mala manera en una noche de tormenta, obligando a la pequeña a la soledad, a ella el sentirse inútil, y la fomentación de una competencia que sólo llevó al odio entre hermanas. Ella adoraba a Hanabi, era su única hermana y esa etapa, había sido una de las peores de toda su vida.

No pudo evitar pasar su mano por el largo cabello castaño de la pequeña, y extender una sonrisa, mientras sus dedos se enredaban en el cabello de su hermana. No había hecho eso por temor, por esa razón, aprovechaba la oportunidad. Dolía admitir, que todavía tenía miedo al rechazo.

— No...sello....no quiero— Hanabi se estremeció, temblando cómo una hoja abatida por la tempestad, y se sujetó aún más al brazo de la mayor, lágrimas empezaron a resbalar de sus ojos, mojando el futón, cosa que extrañó en gran manera a la mayor, dejándole con más preguntas dando vueltas, preguntas sin respuestas.

Por la mañana, la ausencia del líder se hizo evidente, y la única respuesta que daban, era que Hiashi se encontraba en una misión secreta del clan.

Hinata junto a Hanabi luego del desayuno y el compartir miradas de hostilidad con ojī-san, salieron del complejo Hyūga, en dirección del hospital, querían ver a Neji y si ya había superado el cuadro que había presentado al momento que el sello maldito volvía a tomar posesión de sus ojos.

La menor de las Hyūga iba con la mirada fija al suelo, haciendo un esfuerzo por no llorar, ya que parecía que el destino se había empeñado en condenarla al sello, a sufrir un dolor tan grande, un dolor mortal, y lo que Hinata había relatado del suceso con Neji-niisan, no era exactamente un viaje de vacaciones a aguas termales.

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