#27- Kaikon.

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Amanecer, Shikamaru se levantó ligeramente de su bolsa de dormir, tallando sus ojos y quitando las estorbosas legañas. Con ojos somnolientos observó a Ino, que estaba peinando su cabello y soltó un suspiro de cansancio.

— Que fastidio, estoy metido en una misión problemática y tu sólo estás concentrada en tu cabello.

— Es importante, baka.

— Sí, cómo sea.

De un brinco se puso en pie, buscando algún lugar donde coger un poco de agua para echarsela en el rostro, cuando Ino le lanzó una cantimplora.

— Lo más importante en una misión es el agua...y completar la misión obviamente, pero el agua es esencial.

— Sí, claro. Esencial en el desierto donde vives.

La rubia se alzó de hombros de manera indiferente, cogiendo la mochila donde guardaba todos sus artículos, guardados en pergaminos. Había servido molestar un poco a Kankurō para aprender jutsus de sellado.

— Creo que deberíamos buscar a los demás, no vamos a encontrar información aquí.

Los dos comenzaron a caminar, entre las bromas de la rubia y el cansancio del shinobi maestro de las sombras, hasta dar con algo muy interesante para la misión.

- Por otro lado-

Tres shinobi habían platicando de manera amena, hasta que comenzaron nuevamente con su misión, recorriendo más casas en la extraña aldea, algunas vacías para satisfacción de Sakura, otras, despertando la ira de la kunoichi. Naruto intentaba mantener la conversación en cosas estúpidas para desviar la negatividad de Hinata y la creciente aura oscura de Sakura, sin éxito.

— Fue un genocidio.

— No quiero que Hanabi-chan termine así— Hinata cerró los ojos, mientras sostenía la kunai de la pequeña cómo una especie de amuleto, cómo si el arma arrojadiza le daría indicaciones.

El grupo abrió otra puerta, encontrando el espacio vacío, lleno de polvo.

— ¡Que no va a terminar así, dattebayo!

— Estamos bajo tierra, sin rumbo, sin pistas...

Un grito se escuchó a lo lejos, los tres hicieron silencio, intentando escuchar al dueño de la voz. Una vez más se escuchó, Naruto entrecerró los ojos, intentando identificar la fuente del sonido..

— ¡Hinata!

— ¡Parece que es Sai!

— ¡Hinata!— la figura del chico apareció en la puerta, sus ojos vacíos e inexpresivos, con una sonrisa en el rostro.

— Sai-kun...

— Shikamaru e Ino encontraron algo. Quieren que vayas a verlo, Neji no puede utilizar su byakugan por mucho tiempo.

Sin respuesta, la chica corrió siguiendo al shinobi, seguida de cerca por los Uzumaki, llegando a lo que parecía un templo o un edificio similar. Neji bajó el rostro apenado al ver llegar a los tres, cerrando las manos en puños, frustrado.

— Perdón, no logré ver que había adentro.

— No importa, yo trataré de ver que hay adentro. ¡Byakugan!— las venas del rostro de la Hyūga se resaltaron, pero luego de un rato desaparecieron, mientras fruncia el ceño— Sigo sin ver nada.

— Que problemático.

— Mis insectos tampoco detectan nada adentro— varios insectos regresaron hacia el shinobi, buscando el refugio entre sus ropas.

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