#28- Kyōkatsu.

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Luego del extraño suceso con el cadáver parlante en ese extraño lugar, el grupo de once salió del cementerio. Kiba cogió a Hinata en brazos, alegando el ser el tenía fuerzas de sobra. La chica todavía estaba inconsciente, aunque su respiración era suave y acompasada, y no había evidencia de que ocurriera algo más allá de un simple estado de reposo, a cómo había determinado Sakura. Con pasos lentos, los once shinobi regresaron al centro de la ciudad.

Shikamaru, Rock Lee y Sai se apartaron un poco del grupo, para conversar con tranquilidad sobre el último evento. Neji se negaba a dejar a su itoko-chan mientras no lograse reaccionar, y se quedó junto a Naruto, en posición de loto, con los brazos cruzados sobre el pecho, mientras Ino tomaba el lugar de Sakura, en esperas de que Hinata reaccionara de su estado de sopor. Minutos después, el grupo de tres estaba en el balcón de un particular edificio, discutiendo lo que había sucedido en el cementerio.

— Aquel hombre, diciendo "Ōtsutsuki"... Pero... ¿Qué no era "Ōtsutsuki", el apellido del sabio de los seis caminos?— Shikamaru preguntó, sintiéndose muy confundido.

— Debe tratarse de un enemigo poderoso si está emparentado con Rikudō Sannin— murmuró Rock Lee—. También debe ser peligroso.

— Hagoromo Ōtsutsuki— interrumpió Sai—. Ese en efecto, era el nombre del sabio de los seis caminos, aunque la historia distorsionada indica que fue antes de que este entrara al sacerdocio.

— ¿A alguno de vosotros no os pareció raro que a Hinata-chan, la llamaran Byakugan-Hime?

Ante la pregunta de Rock Lee, Sai y Shikamaru asintieron. El hecho de que ese cadáver parlante, nombrara a Hinata como "Byakugan-Hime" era algo desconcertante, un tema que podría develar aún más el místicismo sobre la misión.

Shikamaru alzó el rostro hacia el cielo artificial, visualizando el tono que adquiría el sol artificial, indicando casi el meridiano.

— Esto está sin duda relacionado al secuestro de Hanabi.

En la parte de abajo, Ino hablaba con fluidez y tranquilidad con Chōji, relatando sus aventuras y desventuras en aquel desierto llamado Suna, y cómo pensaba regresar para molestar mucho a Gaara y Kankurō. La joven rubia extrañaba la aplastante sinceridad del Akimichi, y sus manías por la comida. Pronto a la discusión se unió Naruto, cuando el tema saltó a recomendaciones a Teuchi-san para nuevos platillos de ramen...aunque luego los ojos azules del Uzumaki se vieran opacados por una nube oscura al imaginar la aldea reducida hasta sus cimientos, y toda la gente que quería, muerta.

— Sólo espero que no destruyan la tierra, dattebayo.

— Deberías ser más optimista, Naruto— dijo Ino— En verdad has logrado grandes cosas, aún cuando la mayoría de nosotros sólo esperabamos tu fracaso. Me apena decir que yo estaba incluida entre ellos— la chica bajó el rostro, mientras recordaba el pasado— Todos, pensábamos que eras una molestia, un inútil con un sueño inalcanzable...siempre creímos que serías un fracasado...entre las mujeres, porque Sasuke era un genio, y tú...bueno, no eras nadie.

Ante las duras y sinceras palabras de la rubia, la gran mayoría bajó el rostro, sintiendo el peso de sus palabras infantiles sobre los hombros.

— Pero...ahí estaba tu dura cabeza, para demostrarnos cuan equivocados estábamos, haciendo cosas increíbles, más allá del rango de un shinobi normal...nos hiciste creer en ti. ¡Por eso no te permito el pesimismo! ¡A todos nos has dado una gran lección, y por ello estamos todos aquí, luchando contra lo desconocido, para evitar una desgracia, y venceremos, y regresaremos a casa con los nuestros!

Naruto observaba a Ino, cómo si le estuviera conociendo por primera vez. El discurso era realmente motivador, le hizo recordar levemente todo lo que vivió en segundos, y las cosas que hizo, infundiendo nuevas fuerzas en él. Una enorme y brillante sonrisa se apoderó de su rostro, y de un salto se levantó, abrazando a la rubia con fuerza.

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