𝗔𝗗𝗩𝗘𝗥𝗧𝗘𝗡𝗖𝗜𝗔: Este capítulo contiene descripciones de heridas y menciones de sangre. Se recomienda discreción y responsabilidad en la lectura.
15 de junio.
—Pasas el hilo por detrás, y cuando tiras de este, la tela se frunce. ¿Ves?
Leonor presta suma atención a la explicación que Beatriz le está dando sobre un punto de costura, ayudándola a entender cómo seguir con la confección de la prenda. Desde que se puso el sol por la mañana le ha estado compartiendo todo tipo de conocimiento, y para su sorpresa, Leonor es muy ágil para captar el procedimiento.
—¿Así?
—Tira más fuerte.
—¿No se cortará el hilo?
—No, es especial para este tipo de bordes.
Hace exactamente lo que Beatriz le indica, y crea un elegante frunce en una de las mangas de la prenda que pronto se convertirá en vestido. Para ser una principiante, su trabajo luce bastante decente.
—Eso es, ¿ves que fácil que es? Mientras más practiques, más prolijo quedará. Tienes que acostumbrar tu mano a la fuerza que haces y la precisión de los puntos con la aguja cuando no usas una máquina.
—Creo que será más fácil escribir una novela en dos idiomas antes que eso.
Beatriz ríe.
—¿Cómo vas con eso? ¿Has continuado con tu escritura en estos dos días?
—No realmente. Todavía no puedo dejar de distraerme con todo a mí alrededor como para sentarme y ponerme a escribir.
—Bueno, pero, al menos no te falta inspiración.
—Claro que no. Tengo muchas ideas, sólo me falta encontrar un buen momento a solas para trabajar en ellas.
—Las anotas en algún lado para no perderlas, ¿verdad?
—Las retengo todas en mi cabeza —dice Leonor orgullosa, bajando la mirada a la tela para continuar con lo que está haciendo—. Siempre he tenido buena memoria.
Atraviesa la aguja por detrás de la tela para que salga hacia el otro lado, y cierra el punto en el final de la manga. Toma la tijera para corta el exceso de la tela, y a pesar de que no es una tarea compleja, Leonor no aparta sus dedos correctamente por detrás de la pieza. Las puntas de la tijera alcanzan a punzar sus dedos, haciéndola sisear de inmediato. Beatriz la oye y levanta su mirada, preocupada, dejando a un lado lo que tiene en las manos para acercarse a Leonor.
—¿Te cortaste?
—Creo que me acabo de atravesar un dedo.
A pesar de que suena como una exageración, la sangre comienza a brotar del dedo índice de Leonor. Aparta las manos lo más rápido que puede para no manchar la tela, y deja a la vista de Beatriz el evidente corte. El filo se deslizó por la piel lo suficiente como para abrir una herida.
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ALMAFUERTE © ORIANA CORRIDONI
Genç KurguAris nunca pudo dejar atrás su primer amor. Leonor, una escritora amateur que aparece en su camino, reconstruye el pasado del príncipe con una de sus novelas. Ella sueña con trabajar de lo que ama y escapar de su abusivo estilo de vida, y él se conv...