La niña del barco fantasma de Duffy Jones

14 5 0
                                    

Hace 36 años en el mar que limitaba con el antiguo imperio de Qin, los emperadores Gia y Franco Warren fueron de vacaciones en su yate privado por algunas semanas.

No por placer sino más bien por orden del primer ministro bajo la excusa de darles tiempo en pareja pero la verdad era para sacarlos del país que estaba cada vez peor económicamente por los excesos del emperador que gustaba de gastar fortunas en sus amantes y salir de parranda casi todos los días descuidando su nación.

No por placer sino más bien por orden del primer ministro bajo la excusa de darles tiempo en pareja pero la verdad era para sacarlos del país que estaba cada vez peor económicamente por los excesos del emperador que gustaba de gastar fortunas en s...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gia por su lado, buscaba una excusa para acabar con tremendo imbécil que le tocó de marido pero al ser una emperatriz inexperta se aguantaba la rabia hasta no hallar gente competente que le ayudara en el cargo.

El primer ministro Sacha Hex, quién sería el maestro de Aster en el futuro para convertirlo en su sucesor, se lamentaba que en sus últimos años le tocara cuidar de dos bolsas de plomo llamados emperadores que solo servían para quejarse y trataba de enviarlos cada vez más lejos para no escucharlos.

Sacha era un demonio anciano de gran sabiduría e inmisericorde que salvó varias veces al imperio de caer en la ruina y era quien manejaba al país desde atrás. Nadie quería que se jubilara pues era el más capacitado y no existía quien pudiese igualarlo.

Todos sabían que si el caía el imperio le seguiría pero había alguien que no le cayó en gracia que no se retirara a cuidar de su familia para tomar su puesto.

Jean-Claude Tirrene era secretario general de la nación y aspiraba al cargo de Sacha. Comenzó como aprendiz en la biblioteca de la torre de magos pero al toparse con literatura prohibida, decidió escapar al imperio no sin antes robarle a su maestro Bernard varios artefactos y manuales.

Así se hizo de poder entre los nobles y al año de su llegada, se volvió confidente de Gia que lo tenía en tan alta estima que al morir Aster, el asumió su lugar.

El viaje por altamar de esta ocasión era algo que Gia estaba despreciando ya que el yate era sinónimo de orgías y fiestas de su esposo que se puso a pescar en la proa dejándola apartada dentro del camarote.

El viaje por altamar de esta ocasión era algo que Gia estaba despreciando ya que el yate era sinónimo de orgías y fiestas de su esposo que se puso a pescar en la proa dejándola apartada dentro del camarote

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Desgraciado malnacido, ojalá te mueras ahogado! Necesito volver a tierra!!!- Gia se comía la uñas de la ansiedad

Pese a tener a la joven princesa Virginia de seis años, está no le serviría como motivo de retorno al estar resguardada por niñeras designadas por Franco que mimaba y adoraba a la niña que era su retrato.

La Canción del Ave Enjaulada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora