Un hijo legítimo tratado como un suplente. Una lucha de intereses políticos. La perdida de un padre adoptivo en batalla y la muerte de un amor sin futuro que acabó por arrastrarlo a la ejecución.
-En caso de que fuese su verdadero hijo, que me diría...
La princesa Virginia terminó en coma luego de contraer una extraña gripe que la tumbó en cama hacía una semana atrás.
Gia disfrutaba ver desde la ventana como los sirvientes corrían con los médicos que difícilmente podían diagnosticar correctamente su padecimiento. Franco se desesperó tanto que la idea de perderla, no era una opción.
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Para colmo, la misteriosa enfermedad se dispersó como una peste cobrando un centenar de vidas de niños que no superaban los siete años sin distinguir clases o razas. Los lamentos de las familias que perdieron a sus hijos hizo que el país sucumbiera en un estado de incertidumbre e impotencia pues no había cura declarada.
El pánico se desató cuando los animales comenzaron a morir en extrañas circunstancias y la población temía que los adultos les siguieran.
Para proteger a Idril, Gia la dejó al cuidado de Lady Shax que evitaba sacar a la niña fuera del palacio o darle alimentos sospechosos. El esmero por preservarla sólo provocó que Franco planeara deshacerse de ella pues era injusto que su hija sufriera mientras una forastera vivía sanamente a costa suya.
Para Gia, cualquier intento de su marido por lastimar a la bebé, le resultó absurdo. Ella ansiaba que Virginia muriera para poner a Idril en su lugar y darle un escarmiento al mujeriego de Franco por eso ni se molestó en ayudar ni visitar a su hija.
La enfermedad carecía de explicación pues el origen o la cura no podía hallarse ni con la insistencia de magos alquimistas.
-Tu eres la cosa más bella del mundo, mi pequeña Idril!- Gia la mecía en la mecedora
-Majestad, es hora del almuerzo de la niña- Shax preparó un biberón
-Ahh que tranquilidad, solo falta que venga alguien a darme la gran noticia-
-Tanto la odia? Sé que la niña es insoportable pero es la primera vez que veo a un padre dispuesto a dejar morir a su propia sangre- la incredulidad de Jean-Claude necesitaba respuesta
-Ya lo dijiste, es insoportable. Desde que nació sentí que algo andaba mal en ella pero su padre dijo lo contrario. No sienten como si algo abominable estuviera dentro de ella?-
-Eso no se lo discuto-
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