La Canción del Ave Enjaulada

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La presencia de un niño extraño e ignorante, provocó una ola de rumores contra los Malthus. Enoch tomó la decisión de instruirlo para que sirviera a su verdadero hijo cuando este apareciera.

Todos los instructores lo tacharon de inútil y lento pero Patricia en cambio, seguía empeñada en conservar al niño.

Luego de los intentos por convencerla de que era el equivocado, prefirió quedarse a Aster como mascota con la promesa de que su hijo volvería pronto

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Luego de los intentos por convencerla de que era el equivocado, prefirió quedarse a Aster como mascota con la promesa de que su hijo volvería pronto.

Al cabo de medio año, Fabian fue carcomido por la culpa y en su afán por ser libre buscó a otro niño en los barrios bajos pero esta vez, un pequeño con ojos de un color amarillo destellante llamó su atención.

El niño al cual llamaron Isaac, fue recibido con tal euforia que los Malthus y todos su sirvientes, lo trataban como el heredero tan esperado dejando a Aster dentro del altillo.

Solo salía a entrenar o estudiar y cuando cruzaba camino con el pequeño Isaac que iba acompañado de Rebecca o los guardias, estos trataban de envenenarlo mentalmente hablando pestes de Aster para evitar que formaran amistad.

Isaac creía estar en el paraíso al ser rescatado de la miseria y tratado como un príncipe pero esa idea, pronto se desvanecería. Una tarde durante la merienda, el se rehusó a comer al presenciar como un Aster encadenado era obligado a sentarse para ser golpeado con una fusta de cuero al desobedecer la orden de llamar madre a Patricia.

 Una tarde durante la merienda, el se rehusó a comer al presenciar como un Aster encadenado era obligado a sentarse para ser golpeado con una fusta de cuero al desobedecer la orden de llamar madre a Patricia

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Al tratar de detenerla, también fue golpeado y si Enoch no intervenía, la locura de su mujer hubiera causado un desastre. Castigado y encerrado en su habitación, Isaac lamentaba el haber seguido a Fabian.

-Quiero ir afuera, tengo hambre- desde la ventana enrejada, Isaac suspiraba

Era de noche y lo único visible eran las estrellas y el jardín de los Malthus. Sin cenar, su estómago gruñía lamentando no haber ocultado las galletas.

*Prost*

Una mochila cayó al suelo y al abrirlo, encontró sándwiches y jugos.

-Gracias dios! Ñam!-

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