Capítulo 26: Outro: Reacción de combinación

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Jungkook tenía un arañazo que cruzaba su espalda de extremo a extremo y unos cuantos moretones, pequeños pero dolorosos, los cuales que habían hecho que su coordi elevase una ceja mientras le pasaba la ropa que vestiría para la presentación en el festival.

—Me peleé con alguien —se excusó con una sonrisa.

—Eso es... ehm, sí, evidente.

—Si yo quedé así, imagina cómo quedó la otra persona —siguió con buen humor, su sonrisa ampliándose.

El coordi sacudió la cabeza con rapidez.

—Prefiero no hacerlo —declaró.

—Kookie, deja que torturar al pobre hyung que solo hace su trabajo —intervino Jimin.

Sin que su ánimo declinara, Jungkook hizo un asentimiento y fue a que lo acabaran de maquillar.

No bromeaba, si él había quedado así, solo debía imaginar qué tan magullado estaba Yoongi. A pesar de los arrebatos de la pasión, había tenido cuidado en no sobrepasarse y marcar su blanca piel en lugares visibles... Pero eso no lo había salvado de mordidas y apretones que seguro le dolían al rapero, y pudo confirmarlo cuando este le dirigió una mirada de pocos amigos al subir al escenario.

La presentación no era prolongada, apenas dos canciones, y luego de regreso a los dormitorios.

Todo marchó sin inconvenientes, sin embargo, algo le frustraba, era como si los demás miembros estuvieran actuando sospechosamente.

Su curiosidad incrementó cuando Seokjin le preguntó si había hecho planes para esa noche.

—No, tengo examen el siguiente lunes, por lo que me he librado de prácticas de canto y baile, así que... me pondré al día en mi webtoon —dijo con certeza.

—¿Estás libre? —quiso confirmar.

—Sí, iré al gimnasio con Jimin-hyung y luego nada.

—Bien, bien.

—¿Por qué? ¿Qué hay?

Sin responderle, Seokjin se alejó.

Consternado por el temor de haberse equivocado en algo, Jungkook de inmediato fue a buscar a Namjoon que leía un libro en la habitación que compartían, y le cuestionó sin indirectas sobre lo que ocurría.

—Hoy es nuestro aniversario —le respondió el líder sin dejar de leer.

—No entiendo.

—Cien días —explicó— con nosotros.

—¿Cómo?

—Para ser el "niño dorado" a veces eres lento —farfulló Namjoon, ahora sí bajando su libro—. Han pasado cien días desde que estás con nosotros, y a Jin-hyung le gusta celebrar este tipo de cosas.

—Ohh... ¿Ya han pasado cien días? —dijo sonriendo—. Juro que apenas fue ayer que me enteré.

Debía admitirlo, aquello le halagaba más que cualquier otra celebración que hubieran celebrado en su honor.

—Me gusta la idea, ¿qué hacen por lo regular? —inquirió.

—No digas nada o te matará —advirtió Hoseok, entrando a la estancia. Se recostó al lado de Namjoon y empezó a acariciarle la cabeza, preguntándole sobre no sabía cuál canción en la que trabajaban.

Jungkook sonrió, completamente adaptado a esas interacciones.

Le gustaba de sobremanera cómo todo había ido tomando forma, y su relación con el resto evolucionaba justo como Taehyung se lo señaló, de modos distintos y en direcciones a veces incluso opuestas. Sin proponérselo, la cotidianidad le había enseñado su dinámica con cada miembro.

El barullo en el pasillo se hizo estridente, anunciando que Jimin y Taehyung habían llegado. Jungkook se reincorporó y salió a buscarlos, pero antes de que llegara a preguntar a que se debía el escándalo, los labios de Taehyung colisionaron con los suyos en un contacto rápido y suave.

—Felices cien días —dijo sin más y se giró hacia la cocina, yendo tras Seokjin.

Estaba por seguirlos cuando Jimin apareció cargando su maletín de deporte y una sonrisa enorme en la boca.

—¿Vamos al gimnasio?

—Es que... —trató de esquivarlo, pero Jimin, sin intimidarse por la diferencia de altura, no se quitó, bloqueándole el camino. Dócil, Jungkook se rascó la nuca—. Tengo que cambiarme de ropa.

—Aquí —dijo palmeando el maletín— tengo lo que necesitas. ¡Andando!

A esas alturas, no era complicado imaginar que Seokjin, ayudado tal vez por Yoongi y Hoseok, prepararía la comida y que esa noche cenaría delicioso y hasta reventar.

Resignado a no inmiscuir las narices antes de tiempo, cumplió un par de horas de entrenamiento en el gimnasio con Jimin, que en los vestidores le anunció que le daría un pequeño obsequio, arrodillándose y llevándolo a la locura después de comprobar que no había nadie más en las duchas.

Con la cabeza todavía nublada porque Jimin era en extremo talentoso con la lengua, regresaron a los dormitorios y comprobó su teoría: un festín.

No había rastros de los managers ni nadie del staff, y los siete se sentaron en torno a un banquete que era mitad casero y mitad comprado, ya que habían tomado en cuenta su amor por la comida chatarra.

Unas cervezas fueron dispuestas por Namjoon y elevaron las latas en señal de brindis.

Jungkook estaba completamente embelesado, observando cada detalle de la cena. Por mucho que hubieran tenido otras, esa era especial para él, ya que era evidente la manera en la que los cambios se habían dado.

Un espontáneo beso de Hoseok en su hombro le hizo dejar sus papas fritas y girar su rostro para buscar sus labios.

—Yo también te amo, hyung.

—Párenle a la cursilería por favor, estoy comiendo —demandó Yoongi, sin apartar los ojos de su plato de ramen.

Jimin sonrió. Si alguien era cursi sin aceptarlo, era Yoongi.

La cena se desenvolvió con la normalidad de siempre y eso era parte de lo que Jungkook apreciaba tanto: lo ordinario —dentro de lo posible en sus caóticas vidas— de la rutina que había hecho que la transición hacia la interacción física no fuese nada traumática.

Al terminar de comer y beber, suspiró contento.

—Ha sido genial, chicos, gracias. No puedo imaginar haberlo celebrado mejor.

—Aún no ha terminado —reveló Seokjin en tono misterioso, y el resto se volvió a verle, sin idea de qué hubiesen más planes para la noche—. Tengo un sauna reservado en una hora.

La respuesta inmediata del grupo fue de cuchicheos generalizados, un par se levantó para empezar a recoger la mesa y Jungkook se quedó quieto.

«¿Ir al sauna? —pensó, arrugando la frente-. ¿Se puede referir a...? Oh... OH». La sonrisa que ensanchó sus labios fue inmensa, y Taehyung le dio un codazo, con el fin de que también ayudara en el aseo y así poder marcharse más rápido.

Pronto había entendido que darse una escapada a los saunas y, en sí, estar reunidos los siete, fueras de sus actividades como BTS, era complicado debido a que cada quien tenía sus propias actividades y preocupaciones.

Claro, había ido con dos o tres miembros, incluso una vez Seokjin organizó una salida reservada a los vocales, ¿pero con los siete? Nunca. Y era emocionante.

Emocionante como la aventura que había emprendido casi sin darse cuenta, lleno de incertidumbre, y explorando algo que jamás imaginó que probaría y lo haría sentir tan satisfecho emocional y físicamente.

—¿Estás listo? —preguntó Hoseok.

Jungkook asintió. Estaba más que listo, y no solo en cuanto a lo que sucedería esa noche sino a lo que pudiese lanzarle el destino de ahí en adelante.

Notes:

Se acabó, yey. Esperamos que les haya gustado~

Mención especial a karencake6 que ha seguido fielmente la historia. <3 ¡Hasta la próxima!

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