Capitulo 19: Mala noche

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El sonido de pasos lo alertaron y se separó despacio del pecho de Seokjin, que gruñó todavía dormido. Jimin se sentó en la cama y observó cómo la luz recién encendida del pasillo se colaba en la penumbra de la habitación. A los segundos, la puerta se abrió.

—Hey... —murmuró, levantándose y acomodándose la sudadera larga que tenía puesta.

—¿Eso es de Namjoon-hyung? —La voz de Jungkook terminó de aclararle de quién era la silueta que se veía a contraluz.

Jimin respondió que sí, y lo tomó del brazo, sacándolo de la habitación y cerrando la puerta detrás de ellos.

—¿Sucede algo? —preguntó y pestañeó para que sus ojos se adaptaran a la claridad del corredor.

—Me duele mucho el estómago —explicó Jungkook con un mohín.

Jimin suspiró, emprendiendo el camino hacia la cocina. Allí buscó el calentador de agua y lo colocó en el fogón.

—Eso te pasa por comer como cerdo —reprochó con tono que era gentil en contraste a sus palabras.

Jungkook se sentó en una de las sillas y colocó ambas manos en su vientre.

—Fui a buscar a Seokjin-hyung que siempre me da un té de algo. Quería saber qué era para hacerlo.

—Yo me encargo, no te preocupes.

Jimin le desordenó el cabello, volviéndole a reprochar y Jungkook casi pudo sentir que su malestar era más llevadero. Casi. Soltó un gimoteo de cachorrito.

Cuando el agua hirvió, Jimin colocó el difusor con la mezcla de hierbas que Seokjin tenía para aquellos muy frecuentes casos de indigestión.

—Moriré —se quejó Jungkook, dejando caer su cabeza en la mesa.

Para cuando la taza de té fue dispuesta para que bebiera, un sudor frío perlaba su frente y hacía parecer que su vaticino era cierto. Jimin ahogó un bostezo, cogió una servilleta y limpió su rostro.

—Ya, toma el té.

Namjoon odió el segundo en el que la alarma de su teléfono sonó. Abrió los ojos de golpe y se levantó igual de rápido. Sabía que si tonteaba un instante más en la cama, no llegaría a tiempo a la cita que tenía con el CEO de la compañía.

Una ducha tibia y media hora después, era otro. Se vio en el espejo del pasillo y el reflejo le reveló a Jungkook recostado encima de Jimin en la sala. Se acercó y contempló a este último despierto.

—¿Qué sucedió? —preguntó.

—Dolor de estómago, nada grave.

—Como siempre

Jimin asintió.

—Sí, como siempre —repitió. Jungkook se removió y se acomodó mejor entre sus brazos—. Umh, tal vez no como siempre. Ahora lo he cuidado mejor.

Sabiendo que no podía tardar más, Namjoon se inclinó sobre Jimin y depositó un beso breve en la comisura de sus labios.

—Nos vemos —se despidió, adelantándose a decirle que camino a las oficinas de BigHit compraría algo para comer y que no se preocupara.

Ni bien la puerta se cerró, apareció Taehyung que, sin decir nada, regresó sobre sus pasos a su cuarto y volvió con su teléfono en mano.

—Sonríe, Jiminie —pidió y el clic de la cámara sonó.

—Tae, ¿qué hemos dicho de las fotos demasiado personales?

—Esto no es demasiado personal —se defendió y tomó otra foto—. Es increíblemente tierno. ¿No tienes adormecidos los brazos?

—Un poco —admitió Jimin, pero sonrió, pasando las manos por el cabello de Jungkook que seguía durmiendo de forma plácida—. No pudo descansar mucho porque tenía indigestión... y bueno...

—Lindo Jiminie —pronunció Taehyung, acercándose y dándole un beso sonoro en la mejilla—. Le pediré a Seokjin-hyung para que nos ayude a llevarlo a su cama, ¿sí?

Como Seokjin o Hoseok ya no se encontraban en el departamento y Yoongi no podía ser de mucha ayuda, Taehyung se resignó y entre los dos escoltaron a Jungkook a su cama. Jimin estuvo tentado a desayunar y luego ensayar, sin embargo, acompañó a comer a Taehyung y luego se tendió junto al maknae que seguía inconsciente.

Jungkook despertó un poco desorientado y con mucha sed, pero contuvo el deseo de moverse de inmediato al notar que Jimin dormía a su lado. Se levantó con cuidado de la cama y una sonrisa curvó sus labios resecos. El dolor se había ido por completo, y lejos de sentirse débil o tembloroso por la mala noche, sus piernas lo sostuvieron bien y tomó una toalla para ir a la ducha.

Abrió el agua caliente y pegó su frente a la loza mientras el agua corría por su espalda.

Recuerdos de lo sucedido en la madrugada llegaron a él. Había algo diferente, no sabía si en Jimin o en él, pero el contacto de sus manos y la manera en que le había abrazado se sentía distinto.

—Kookie —le llamaron. Jimin estaba del otro lado del vidrio, lavándose la cara—, ¿te sientes mejor?

—Sí, hyung —contestó parco, y no porque quisiera. En realidad, las palabras no brotaban de su garganta.

Cuando Jimin salió del cuarto de baño, sintió que su estómago daba un revuelco y una sonrisa idiota se instaló en su cara. Se acordaba del tibio aliento de Jimin contra su cuello, el cómo se quedó dormido escuchando su voz melodiosa que le relataba una anécdota que buscaba distraerlo de su dolor, la calidez de su cuerpo contra el suyo...

Y al fin percibió eso que Tae a veces había mencionado como mariposas en el estómago, Namjoon como la liberación de serotonina y Seokjin como el primer bocado de una comida deliciosa para un estómago hambriento.

Era una sensación rara y con los ojos muy abiertos, Jungkook se preguntó:

«¿Estoy enamorado?»

Reacción de combinaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora