Capítulo 3: "Un secreto que lo vale todo"

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Sin reparos, Hoseok ingresó al estudio de Yoongi. También sin reparos, se acercó a donde estaba el autoproclamado "genio" y le puso una mano en su hombro, inclinándose hacia él.

—Yoon-yah —canturreó y ante la falta de reacción, terminó de encorvarse y le besó en la boca con fuerza. Recién entonces Yoongi pareció salir de su inercia, mordiéndole el labio para que se alejara.

—Estoy ocupado.

Murmurando "solo regálame un instante", Hoseok continuó el beso; y siguió haciéndolo hasta que Yoongi se relajó ante el contacto e incluso lamió donde antes había mordido, como si fuera una disculpa tácita.

Un indicio de cariño que no mostraba con mucha frecuencia.

—¿No crees que Kookie está un poco extraño? —preguntó Hoseok satisfecho, alejándose mientras dejaba su maletín deportivo en el suelo y se sentaba en el sillón-cama que había en el lugar.

—No.

—Es como si no se perdiera movimiento alguno de nosotros seis, me intranquiliza.

Yoongi soltó un "uhm" indeterminado, su concentración de nuevo fija en la pantalla de su ordenador, y Hoseok supo que sería imposible sacarle más conversación hasta que llegara a un punto ciego. Así era cuando estaba trabajando en un demo, pero eso no significaba ningún problema para él.

Su relación tenía muchos trances donde lo único que hacían era compartir el aire en la estancia cerrada que significaba ese estudio.

Era cómodo y tranquilo.

Hoseok no contuvo la sonrisa que se curvó las comisuras de su boca y luego suspiró, sacando su cuaderno de notas y su teléfono. Había quedado en tener una práctica de baile con Jimin y tenía un par de horas antes de irse.

Pretendió mejorar unas líricas, pero el recelo que le provocaba Jungkook volvió a su sistema. ¿En qué estaría metido el maknae?

Había sido una decisión colectiva ocultarle el tipo de relación que tenían, y aunque hacían esfuerzos para que no se sintiera "excluido", era inevitable que fuera así a veces. Resignado a no avanzar nada, cerró su libreta y se acomodó, mirando el perfil de Yoongi.

¿Podía decirse que ellos dos habían comenzado todo eso? No lo sabía. Los inicios eran confusos, llenos de miradas prolongadas y compartidas por más de dos integrantes, sonrisas y toques, besos culpables y en especial, un cariño que fue desarrollándose sin trazar bien la línea entre amistad y romance.

Era consciente que tenían un secreto grande entre manos que los destruiría de salir a la luz, sin embargo, era un secreto que compensaba todo.

Absolutamente todo.

Reacción de combinaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora