Primera advertencia

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Con el auto en movimiento la puerta del piloto es abierta y vemos como un hombre se lanza rodando por el pavimento y dudo que haya sobrevivido a tal impacto con el suelo, sin embargo, no tengo tiempo de reparar en eso porque mi vista no se despega del auto que cada vez está más cerca.

Savior es el primero en reaccionar enrollando su brazo en mi cintura para después tirarnos al piso lo más lejos posible al piso con el sobre mí.

El auto impacta en las puertas del sitio donde estábamos causando una enorme explosión que nos sacude mandándonos más lejos.

Termino acostada boca arriba sintiéndome mareada. Cuando logro moverme me siento lentamente en el piso llevando una mano a mi cabeza llenando mis dedos de mi propia sangre.

A unos metros veo a Savior boca abajo, la chaqueta quemada llama mi atención haciendo que me apresure a su sitio, cuando llego me hico a su lado y trato de sacar su chaqueta, pero el gruñe ya que tiene quedaras en la espalda que al rozar con la prenda han de arder como el infierno.

─Necesito quitártela─ explico volviendo a tomar de los brazos, se vuelve a quejar, pero lo ignoro ─ ¡ayúdame! ─ le suplico alterándome al ver el estado en el que se encuentra.

Como puede se comienza a sentar facilitándome la tarea de sacarle la chaqueta. Ahogo un jadeo cuando veo las quemaduras de tercer grado que lucen terribles, reviso sus brazos que solo tienen raspones y después me pongo frente a él para ver su rostro con un raspón en el pómulo derecho.

Eleva la mirada observándome detenidamente en donde escurren unas cuantas gotas de sangre, su rostro se descompone y comienza a ponerse de pie, aunque le duela.

─¿Qué haces?─ pregunto escandalizada─ no creo que te debas mover.

─Necesitas un doctor ─ me tiende la mano para ponerme de pie pero lo hago por mi cuenta por miedo a lastimarle.

─¡Tú necesitas un doctor!─ lo miro como si estuviese loco cuando me toma del brazo caminando hacia la comisaria.

Al parecer apagaron el fuego rápidamente con los extintores por lo que simplemente se destrozo el auto y las puertas de cristal oscuro de la estancia.

Salieron lastimados dos oficiales, una secretaria y nosotros que estábamos cerca de ahí. El detective Huerta sale corriendo hacia nosotros.

─¿Estas bien muchacho?─ inquiere con un deje de preocupación que no me pasa desapercibido.

─Necesito el botiquín─ responde sin más adentrándonos en el lugar. El hombre da ordenes de que le traigan lo pedido mientras nos lleva de nueva cuenta hasta su oficina en la que estábamos momentos atrás.

Un oficial le pasa el botiquín que Savior abre sacando vendas, antiséptico, alcohol, algodón, gasas, entre otras cosas. Asiente hacia la silla pidiéndome que me siente.

─Eres tú el que necesita ayuda...

─Cállate y siéntate─ me da un pequeño empujón que hace sentarme. Abro la boca dispuesta a protestar, pero el presiona algodón con algún liquido en mi herida haciéndome lloriquear del dolor.

Limpia la sangre con paciencia, aplica una loción antiséptica y me pone una gasa estéril con cuidado, tanto que las acciones no parecen hechas por él. Cuando termina se gira hacia la mesa en donde ve las demás cosas del botiquín tomando unas haciendo el amago de curarse a sí mismo.

─ Savior necesitar ir a un hospital─ murmura Huerta.

─ ¿Ahora si te importo? ─ increpa mordaz─ No jodas, no necesito tus consejos ─ el detective aparta la mirada apenada y yo no entiendo ni una mierda de lo que dicen. Lo veo intentar observar sus heridas y toma un líquido para echarse, pero soy más rápida al tomar su muñeca deteniéndolo.

─Déjame ayudarte─ susurro solo para que él me escuche─ no alcanzas ─ de nuevo vuelve a fruncir el ceño como si no comprendiera algo, sin embargo, acepta sentándose con el pecho pegado al respaldo. Miro las cosas sobre el escritorio sin saber por dónde empezar.

─No hay mucho para tratarla solo límpiala superficialmente, ponme un antiséptico, véndame y ya en casa yo me curo mejor ─ explica con la voz ronca por el dolor.

Me apresuro a hacer lo que me pidió con suma delicadeza, no sé porque, pero cada jadeo que sale de su boca me hace sentir mal, tal vez sea lastima. Una vez lo vendo con cuidado para que la tela no se adhiera a su piel él se pone de pie con su cara de póker que no refleja ni un solo sentimiento o emoción.

Salimos de la oficina alcanzando al detective Guillermo que en cuanto ve a Savior tensa una vena de su cuello.

─ Encontramos una nota en la bolsa del piloto─ informa tendiéndosela sin mirarlo.

─¿El hombre...?

─Murió─ completa Huerta.

Savior desdobla la nota, lee el contenido y levanta la mirada furiosa y confundida hacia el detective.

─¿Primera advertencia?─ inquiere sin entender leyendo de nuevo la nota. Lo miro anonadada.

─Dale la vuelta─ pide el detective y el lo hace leyendo lo que dice en la otra cara del papel. Al terminar lo empuña en su mano molesto.

─No entiendo─ vuelve a decir─ ¿Qué rayos tiene que ver ella?

─¿De que hablan pregunto —ofuscada, pero al escuchar mi voz Savior se tensa más.

─Ha llegado una advertencia para Savior en donde la amenazan a usted ─ la sangre abandona mi rostro dejándome pálida.

─¿De muerte?─ cuestiono asustada.

─No te va a pasar nada─ afirma Savior mirándome determinado ─no lo permitiré.

Me agarro de lo primero que veo cuando siento mis piernas débiles. No acabo de salir de un problema y ya tengo otro.

─ ¿Pero porque a mí?─ insisto buscando una respuesta.

─Por la misma razón que yo no entiendo porque él se aferra protegerte─ comenta Huerta─ alguien descubrió que es la nueva manía de Savior y se quiere aprovechar.

─Protejo a todos─ se excusa.

─Si, pero cuando se te ve con ella hay algo más en el aire─ ambos nos hacemos los desentendidos dando por cerrado el tema.

Tear of my bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora