Tear of my blood

Seguimos jugando

Camino junto a Paula por las calles llenas de tiendas de moda carísimas, bueno para alguien como mi acompañante al parecer no lo son. A unos metros Savior camina detrás de nosotras hostigado.

Cuando le dije que saldría me dijo que me acompañaría porque según él cito: haces cosas muy estúpidas que ponen tu vida en peligro y tenemos una amenaza sobre ti. Así que ahora camina detrás de nosotras como un guardaespaldas. Paula entrelaza mi brazo con el suyo acercándonos para poder hablar sin ser escuchadas.

─ Y luego dicen que se detestan y solo conviven por las circunstancias─ dice sarcástica.

─Porque así es.

─Si, tanto que te cuida mejor que ha su vida dispuesto a caminar entre chicas locas por sobre girar su tarjetas de crédito.

─Él protege a todos─ repito las palabras que una vez lo escuche decir.

─ ¿Y también mira el cuerpo de todas? ─ inquiere haciéndome girar hacia él con el ceño fruncido pero me relajo al ver que tiene fija la vista en mi─ No, solo el tuyo─ afirma y me sonrojo.

─Estas loca.

─Y tú al parecer ciega.

Cortamos el tema al meternos a una tienda, observamos la inmensidad de vestidos que hay hasta que escoge algunos y pasa al probador. Savior y yo nos sentamos en la sala de espera.

─ ¿Tú no te medirás ninguno? ─ pregunta indiferente.

─No, solo vine a acompañarla ─ resopla poniéndose de pie caminando fuera de la sala. Paula sale modelando un lindo vestido azul que se le ve perfecto, pero a ella no la convence por lo que vuelve adentro.

─Toma─ Savior reaparece dándome varios vestidos─ mídetelos.

─No compraré...

─Pues solo midetelos─ replica enarcando una ceja. Accedo ya que solo esperar es aburrido. Me meto a un probador, me quito la ropa y paso un vestido de seda rosa sobre mi cabeza acomodándolo en mi cuerpo cuando de pronto una idea surge en mi cabeza.

Muerdo mi labio inferior tratando de disuadirme a mi misma diciéndome que es jugar con fuego pero caigo en cuanta de que hace tiempo ya lo estoy haciendo.

─Savior─ salgo del vestidor con las manos sobre mi busto para que la tela no caiga─ ¿Puedes ayudarme a subir el cierre? ─ me recorre todo el cuerpo antes de asentir y caminar hacia mí.

Aparta mi cabello a un lado para subir el cierre. Cuando termina me giro hacia el espejo en el vestidor adentrándome en este observándome al igual que él lo hace detrás de mí.

─No me gusto─ miento llevando mis manos hacia atrás bajando el cierre rápidamente y dejando caer el vestido sobre mis pies, sus ojos se abren sorprendidos al ver que me he quedado solo en ropa interior ─ Probemos con otro─ giro hacia un lado para tomar un vestido del gancho, pero él me empuja dejandome pegada al espejo, mi espalda contra su pecho. Sus manos descienden desde mis caderas hacia abajo lentamente mientras se agacha.

─Deja te ayudo─ dice con voz ronca tomando el vestido que me acabo de quitar levantándolo, luego toma otro color azul y se gira hacia mi que levanto las manos para facilitarle la tarea. Acomoda la tela sobre mi cuerpo acariciándolo en el proceso.

─¿Este es de tu agrado?─ pregunta y cuando voy a responder un gemido sale de mi boca al sentir como refriega su erección en mi trasero ─ a mí no me gusta ─ comienza a desvestirme sin despegar la mirada de la mía a través del espejo.

Comienza con un tortuoso de juego de vestirme y desvestirme probandome los vestidos. Sus manos rozando fugazmente mi cuerpo con caricias tortuosas al hacerme desear más.

Pone un vestido negro que me llega al borde de la rodilla porque de ahí sale unas tiras plateadas que completan el vestido haciéndolo lucir elegante. Delinea el borde de mis pechos que sobresalen por el escote recto mientras que con su otra mano acaricia el muslo que queda a la vista regalándome una imagen muy erótica que miro por el reflejo del cristal.

─Este me gusta ─ su mano en mis pechos baja a mi cintura girándome hacia él ─Aunque igual deberíamos probar que tan útil es ─ sube mi pierna hasta enredarla a su cadera consiguiendo que su erección dentro del pantalón roce por encima de mis bragas ─ que tal y ocupas subir algo muy alto ─ comienza a frotarse sobre mí.

─O agacharme ─ desciendo hasta quedar hincada frente a él sosteniéndome de sus mulos con mi rostro frente al bulto en su pantalón.

─Hazlo─ pide excitado tomando mi cabello en sus manos.

─Así no se piden las cosas─ acerco mi boca besándolo por encima de la tela.

─Hazlo ─ vuelve a pedir─ por favor ─ cede haciéndonos un favor a ambos.

Desabrocho su pantalón y bajo la cremallera para quitar la prenda junto con su bóxer. Su miembro salta frente a mi duro y listo para que lo ingrese a mi boca, pero justo entonces la voz de alguien nos interrumpe.

-¡Ailén!- me llama Paula.

Él maldice a la vez que yo me pongo de pie controlando mi respiración.

-Ya voy- salgo del probador viéndola al final del pasillo que lleva a la sala de espera.

-Creí que te habías ido- confiesa -Pero que vestido tan más lindo, te ves genial.

-Gracias.

-Voy a ir a otra tienda ninguno de aquí me gustó.

-Vale, ya te alcanzo.

Regreso al probador para avisarle a Savior, pero lo que encuentro no deja que inmuta palabra alguna.

El esta recargado en el espejo masturbandose con el entrecejo fruncido ansioso por obtener su liberación. Al verme no se inmuta sino que acelera los movimientos viendo como yo me deleitó con el espectáculo.

- Quiero - me acerco hacia el poniendo mi mano en su miembro para sacudiendolo de arriba hacia abajo con ímpetu.

Sus jadeos me motivan a esforzarme, llevo mis labios a los suyos mordiendo su labio inferior por sobre la tela sin detener los movimientos.

Cada vez sus músculos se tensionan más avisándome que esta por llegar y aunque me cuesta trabajo me aparto dejándolo al punto del orgasmo consiguiendo que me mire furioso.

-Si yo me fui húmeda y con ganas a la escuela tú te vas a quedar frustrado y excitado el resto del día.

-Déjate de juegos-brama molesto - ya fue suficiente.

-No lo creo- lo aparto sonriente.

-Solo estas buscando que te folle duro y con coraje- me toma del mentón con fiereza - y lo voy a hacer.

Estoy a punto de decirle que si que ambos nos rindas de una vez cuando tocan la puerta.

-Señorita, ¿le agradaron los vestidos?¿necesita otra talla?

-No- contesto -ya voy a salir.

-De acuerdo - sus pasos se alejan y yo suspiro aliviada.

-Bien, fue suficiente -le doy la razón- ya quedo claro que si nos deseamos el uno al otro.

-Vámonos -se resigna acomodándose la ropa - te espero afuera - pasa por mi lado susurrandome al oido- te va costar caro tu jueguito.