Jessie

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A la tercera vez ya no aguante y eso que creo que él fue considerado la ultima vez al hacerlo más rápido y delicado.

Cuando despierto no lo veo en la cama, voy a mi habitación para ponerme algo de ropa y después salgo a buscarlo sin éxito así que voy a la cocina para desayunar, pero me sorprendo al encontrar todo un banquete en la mesa.

─Señorita que bueno que despertó─ una señora regordeta y adorable aparece frente a mi con un delantal ─ soy Mandy, la encargada de la casa─ extiende su mano y yo la acepto sonriente.

─Mucho gusto, soy Ailén─ miro de nuevo la mesa─ ¿todo eso es solo para mí?

─Así es─ me insta para que me siente ─ el joven Savior dijo que usted estaba agotada ─ me sonrojo molestándome. Maldito engreído, me follo hasta saciarse dejándome agotada ─ me entere de lo que ocurrió en el evento de ayer, supongo lo agotada que quedaste─ dice dulcemente y yo respiro, no señora mis energías fueron gastadas en otras actividades.

─Claro, fue todo un caos─ pongo una mueca al recordar eso.

─Oh, linda.

─Desayune conmigo Mandy─ pido señalando una silla, pero ella me mira dubitativa─ no te preocupes por Savior, no le molestara y si, sí, yo me encargo de él.

─No es eso─ niega sentándose ─ llevo desde que falleció su padre trabajando con él y se lo justo y bondadoso que es, solo que bueno no es afectivo o amable como usted.

─Su padre─ siseo con desagrado─ ¿lo conoció?

─No, solo sé que no fue un hombre ya que viejas empleadas contaron sus malas experiencias trabajando para el─ suspira─ nada que ver con el Joven Savior.

Me quedo platicando con ella mientras desayunamos, me cuenta que estaba de vacaciones y que por eso no la había visto en estas dos semanas que llevo aquí. Al final sobra mucha comida y me tomo el atrevimiento de pedirle al chofer que lo mande a casa de Jaime junto con una nota informándole que estoy bien.

─También otro favor─ le pido al chofer, no muy segura.

─Claro, dígame.

─ ¿Tienes el número de Savior? Me gustaría hablarle.

─No se si pueda dárselo, pero le puedo marcar y pasárselo─ asiento.

El hombre saca de su saco un celular, marca el numero y me lo tiende. Lo pongo en mi oreja esperando hasta que responde.

─ ¿Sí? ─su voz fría e indiferente inunda mis oídos.

─Buenos días para ti también─ bromeo desconcertándolo.

─ ¿Ailén? ¿estas bien? ¿necesitas algo?

─No sabia que eras de los chicos que dejan sola a una chica después de acostarse ─ retuerzo mis dedos nerviosa y escucho como ríe.

─No soy tan cabrón─ suspira calmando su risa─ lo siento, tenia trabajo, pero me encargue de decirle a la empleada que te tuviera listo el desayuno.

─ ¡Te pasaste! ─ reclamo ─ solo te falto decirle la razón por la que estaba agotada.

─ ¿Y cuál es esa razón? ─ mi estomago bajo se retuerce ante su pregunta.

─No me hagas decirlo─ susurro.

─Dímelo─ pide con voz ronca.

─ Que me follaste ─su respiración se acelera.

─ ¿Cómo te folle bonita?

─Duro─ suelto en un suspiro─ duro, fuerte y con ganas.

─ ¿Te gusto? ¿Qué fue lo que más te gusto?

Tear of my bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora