Chapado a la antigua

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─ Estas bromando ¿no? ─ pregunto riendo, pero al ver que él no lo hace me altero ─ ¡No estas bromeando!

─Claro que estoy bromeando─ dice con voz fingida y una sonrisa hipócrita─ ¿no ves que soy comediante? ─ deja de sonreír mirándome hastiado ─ es lo mejor.

─ ¿En qué mundo irme a vivir contigo es lo mejor?

─En el que no mueres─ suelta crudo ─ como que no tienes sentido de supervivencia ¿verdad? ─ me mira como si fuera estúpida.

─Jódete ─ hablo la puerta de copiloto subiéndome a su auto.

Luego de enterarnos de la amenaza en la que me usan como blanco a mi el detective Huerta le sugirió a Savior no dejarme sola y mucho menos en el apartamento en una zona de mal a muerte en donde vivía.

Al parecer el justiciero de la ciudad le toma la palabra y aunque no me guste admitirlo sé que, si me voy a mi casa no podre ni pegar el ojo del miedo, en cambio si estoy con él de alguna manera estúpida me siento protegida.

Él sube del lado de piloto y evita recargar su espalda en el asiento para no lastimarse, conduce en silencio y lo respeto ya que ha sido un día de mierda y dudo que la idea de tener a una desconocida en su casa lo aliente mucho, que digo desconocida mas bien a una conocida con la que se la pasa teniendo discusiones a cada nada desde hace tres días.

Se estaciona en una farmacia, mira al frente sobre pensando algo, frunce el ceño y a través de la tela negra con la que se cubre la mitad del rostro veo como muerde su labio inferior.

Siento unas inmensas ganas de poder ver sus labios que me hacen aferrarme al asiento y el que me hable no ayuda.

─¿Necesitas algo?─ inquiere con voz seria.

Ver tus labios.

─¿Qué? ─ reacciono controlando mis pensamientos.

─¿Qué si necesitas algo de la farmacia?─ repite de mala gana.

─Tengo sed─ susurro apenada ─ y hambre pero no traigo dinero conmigo...

Ni siquiera alcanzo a terminar de decirlo porque se baja dejándome con la palabra en la boca. ¿Es que a este hijo de puta sexy no le enseñaron modales o qué? miro por la ventana que esta polarizada por fuera, pero son alrededor de la una de la madrugada por lo que no se ve ni un alma en pena.

A los minutos Savior vuelve a aparecer con dos bolsas en las manos. Sube al carro aventando una de las bolsas a los asientos de atrás mientras que la otra la pone sobre su regazo. Lo primero que saca es una botella de agua que me tiende y yo la acepto frenética bebiendo mas de la mitad de un trago.

─Toma─ me da una pastilla─ para el dolor de cabeza ─ la paso con el agua agradeciéndole.

Por último, saca un sándwich y el estómago me ruge ansioso. Conduce mientras yo como y me pregunto si no tendrá sed o hambre, tal vez no quiere quitarse la tela del rostro.

Luego de un rato llegamos a una enorme mansión anticuada que me hace abrir los ojos de la impresión.

Creo que es mil veces el espacio de mi apartamento.

Deja el carro frente a las escaleras que llevan a la puerta principal. Intento disimular mi asombro, pero me es imposible ya que termino observando a todos lados quedando enamorada del inmenso jardín.

Una vez dentro de la casa la pinta antigua no se va. El piso es de cuadros blancos y negros, las pareces beige y las decoraciones parecen artefactos de décadas pasadas como un teléfono de rueda, un enorme reloj de madera, escaleras de caracol.

Tear of my bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora