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❝Miedos del alma❞

Me desperté gracias a un movimiento a mi lado. Jungkook estaba temblando con fuerza y el amanecer probablemente recién se hacía presente. No estaba segura del todo, pues no tenía nada con lo que asegurarme, pero estaba segura de que lo que se colaba por la ventana eran finos rayos de luz del sol por mucho que casi no se notaran.

Me acerqué a él para poder abrazarlo un poco. No sentía mucho frío, pero mi deber era protegerlo, incluso de lo más mínimo.

Se removió soltando un quejido y aquello me sorprendió. Nunca se quejaba de que estuviera cerca, es más, adoraba que lo abrazara y que estuviéramos bien cerca. Así que me alejé un poco y me levanté lo necesario para ver su rostro, pero su cabello lo cubría, así que tuve que hacer a un lado esos mechones rebeldes.

—¿Qué pasa, Kook? —su ceño estaba marcado. Por instinto toqué su frente y gracias a eso es que me percaté de que tenía la temperatura alta—. ¿Te duele el cuerpo? ¿Por qué no me dijiste?

—Estoy bien. No te preocupes —sus mejillas estaban coloradas y seguía temblando. ¿Cómo eso iba a estar bien?—. Solo me duelen un poco los ojos. Déjame dormir un ratito más. No pude dormir muy bien por vigilar la puerta...

—¿De qué hablas?

—Tenía miedo de que alguien viniera y me alejara de ti, Sun —se removió bajo las mantas intentando acurrucarse—. Yo en serio tenía mucho miedo... Si alguien venía mientras dormía... No pude cerrar los ojos pensando en eso.

Me sentí mal por haberme quedado dormida sin darme cuenta de sus preocupaciones, pero el cansancio me había vencido por completo. Más allá de sentirme cansada físicamente, mi mente con todos sus pensamientos no me dejaban tranquila. Habíamos huido de todo por buscar un mejor porvenir, pero todo era tan incierto que me tenía en una constante incertidumbre. No me quería separar de Jungkook, pero hasta ese momento nunca había pensado que estando a mi lado podría sufrir algún daño. Había sido ingenua pensando que no se podría enfermar; que estando a mi lado podría estar plenamente bien.

Pero me había equivocado de lleno. Y me dolía en el alma ver cómo temblaba en medio de esa casita que con suerte resistía al viento y al repentino tiempo que se estaba dando. Incluso el sol pareció abandonarnos cuando todo se fue quedando más a oscuras por las espesas nubes que no dejaban casi pasar  la luz natural. ¿Por qué parecía que estar juntos era imposible? Siempre que lograbamos dar un paso... Algo tenía que suceder. ¿Qué problema tenía el mundo con nosotros? ¿Tan miserable era el destino que no quería que dos pobres niños pudieran hallar algo de felicidad?

Decir palabrotas no era lo mío. Pero sentí que estábamos en un jodido hoyo. Uno en el cual la felicidad era lo único que escapaba mientras nosotros permanecíamos ahí, intentando luchar por algo que parecía tan inalcanzable.

—Kook... —me volví a acercar a él, procurando ser lo más delicada posible— Estamos juntos en esto. Si tienes inquietudes o miedos, me lo debes decir. No me gusta que te sientas mal, y menos por algo que podemos hacer los dos.

—Lo siento. Solo quería que descansaras un poco. Tú siempre haces mucho por mí, yo solo quiero cuidarte también.

—Ya lo haces. Estando junto a ti me siento más segura.

—¿En serio?

—Claro que sí. Si ahora estuviera sola de seguro tendría mucho miedo, pero como estás conmigo me siento más valiente.

❥Faldas blancas y ojos tapados ⁀⋱‿ ♡▕Jυɲʛƙơơƙ▏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora