Segunda parte: suaves manchas, pasillos oscuros

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El hogar siempre había estado animado y las risas de los niños llegaban hasta al rincón más lejano del edificio. Las grietas observaban en silencio cada paso y por la noche susurraban todo lo que habían visto a lo largo del día.

Los azulejos tenían marcados los toques de la piel pura del niño pequeño al que le gustaba andar descalzo por el largo pasillo que parecía nunca terminar. Las blancas paredes hacían que el lugar reflejara la luz de un forma increíble por el día, pero por las noches todos los secretos que escondían salían a relucir.

Una noche, de esas oscuras, fui más consciente de que era un honor tener la piel pura y los pies descalzos. Al menos así nadie me oía y podía pasar a ver el recuerdo del niño de los azulejos, pero las paredes ya no parecían estar libres impurezas y, al parecer, no solo yo las podía ver.

Padre me había dicho que solo era mi imaginación de niña pequeña, sin embargo, el tiempo me estaba ayudando a descubrir todos eso de aquello que se llamaba «pecado». Los pasillos oscuros ya estaban siendo invadidos por suaves manchas, y estaba segura de que ya no eran cosas de infante.

Temía la oscuridad de la noche, pero no tanto como la sombra que se podía formar durante el día.

●▬▬▬▬01/11/22▬▬▬▬●

❥Faldas blancas y ojos tapados ⁀⋱‿ ♡▕Jυɲʛƙơơƙ▏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora