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Ave sin alas

Estaba nerviosa, los días habían pasado rápidamente y de repente ya había llegado la fecha del cumpleaños de Jungkook. Había pensado arduamente en qué regalarle, pero todos los pensamientos habían llegado a la misma respuesta: nada. No sabía qué regalarle por más que había pasado largas noches pensando en lo que podría ser más adecuado.

Había hecho mención de ver a aquella mujer. Sin embargo, no me había atrevido a aventurarme a ir a la casa en dónde la habíamos visto por última vez. Por otro lado, estábamos todos los días juntos, así que sinceramente no creía que se podía considerar un regalo el pasar el día con él.

Miré a Jungkook, quién seguía durmiendo en la otra cama. ¿Cómo podía hacer que fuera un día especial cuando no tenía nada que ofrecerle? Él me había regalado la cadenita de su madre y yo ni siquiera tenía algo similar para dárselo. Quienes alguna vez habían sido mi familia solo me habían regalado recuerdos que de a poco si iban desvaneciendo... Lo vi removerse en su cama. Era solo un nuevo día para ir a trabajar, y me dio tristeza saber que su día podía empezar de una manera aburrida por no tener nada.

Con cuidado y sin hacer mucho ruido me levanté de la cama para salir de la habitación. Al menos le podía preparar un buen desayuno para tener un detallito hacia él. Bajé las escaleras lo más lento posible para que la vieja madera no resonara tanto. Habíamos ido de compras hace poco, por lo que por suerte tenía algo para ofrecerle. La paga había disminuído en los últimos días, pero estábamos siendo lo más optimistas posibles por verle el lado positivo a las cosas.

Tomé unas cuantas frutas y las comencé a picar después de asegurarme que estuvieran en buen estado. Mi humor mejoró pensando en que se pondría feliz cuando me viera llegar con el pequeño banquete. No sería un manjar de reyes, pero estaba poniendo las mejores intenciones para hacerlo feliz como se merecía. Acomodé todo en una bandeja tras haber puesto un pequeño mantel. Todo fue tomando la forma que había tenido en mente y solo bastó poner una pequeña flor para decorar.

Cursi o no, sentí que lograba hacer que el detalle fuera más especial.

Con todo listo, regresé a la habitación para poder despertarlo, pero me llevé una sorpresa cuando al abrir la puerta me encontré de frente con él. Su rostro tenía una expresión preocupada, parecía que estaba a punto de salir.

—Sun —sus ojos se pasearon desde mi rostro hasta la bandeja que tenía entre mis manos—. Me asustaste mucho. Me desperté y de repente vi que tu cama estaba vacía...

—Perdón, estaba preparándote este desayuno especial como es tu día. Por cierto, feliz cumpleaños.

Le pedí permiso para que me dejara ingresar por completo a la habitación y dejé la bandeja sobre mi cama. Me di la vuelta para verlo y me acerqué para darle un abrazo. Sinceramente el contacto físico estaba siendo un problema, pero hice un esfuerzo ya que por ser su cumpleaños no quería que las cosas estuvieran incómodas.

Sus brazos me rodearon con cuidado incluso aunque yo lo abracé con más fuerza. Puso su mentón sobre mi hombro y no me dejó ir por unos segundos que se hicieron eternos.

—Muchas gracias por el detalle. Debo admitir que me desperté asustado al no verte, pero ya estoy muchísimo más tranquilo al tenerte aquí conmigo.

Su voz ligeramente más ronca al haber despertado hace poco, dio directamente contra mi oído. Sus brazos me rodearon con más fuerza y me puse nerviosa por esa cercanía, así que siendo lo más educada que pude, terminé por terminar el abrazo disimulando lo mejor posible mi incomodidad que al parecer no tomó muen cuenta al estar concentrado en el desayuno que le había llevado.

❥Faldas blancas y ojos tapados ⁀⋱‿ ♡▕Jυɲʛƙơơƙ▏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora