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La vida para Yvette había dado otro cambio cuando Kim Chung-Ho murió, ese brillo en sus ojos ya no estaba, las sonrisas que daba cuando hablaban de su novio, tampoco existían.

El nombre de Kim no podía ser nombrado por cualquiera, era como si cada que alguien decía ese nombre, Yvette devenía alguien totalmente diferente.

-Mantén su nombre fuera de tu puta boca.-

Así se volvió, agresiva, con cualquiera que se atreviera a nombrar a Chung-Ho.

No es que llorara, porque la única vez que lo hizo fue cuando llegó del entierro de su difunto novio. Pero había situaciones en donde algo le recordaba al pelinegro, y entonces su mirada se volvía fría si estaba delante de otras personas. Aunque, cuando estaba con Jun y algún recuerdo llegaba a ella, entonces ahí, su mirada ya no era fría, sino más bien de melancolía.

Una mirada llena de dolor.

-Mantente alejada de Bi-U, Yvette.- Le dijo su padre -La familia Kim se hará cargo de hacerlo pagar.-

-Yo también.- Murmuró ella para después salir de su hogar

Ella también quería hacerlo pagar, quería que sufriera lenta y tortuosamente. Que sintiera lo que ella estaba sintiendo y mucho más, que se arrepintiera de lo que había hecho y se disculpara.

Deseaba escucharlo pedir perdón, aunque ella no lo perdonara.

Silbaba, el sonido que salía de su boca mientras caminaba lentamente, una navaja suiza jugando en su mano. Pasándola por cada dedo, era la manera de distraerse mientras contemplaba cómo Han y sus dos amigos reían sin ningún remordimiento.

Detestaba que la policía fuera tan lenta para algunas cosas y para otras no, por eso ella misma quería hacer justicia.

Su personalidad siempre fue tranquila, pero la gente confundía tranquilidad con ingenuidad.

-Me gusta tu inocencia.- Le decían

Cuando ella lo único que le gustaba era estar calmada para no dejarse llevar por su impulsividad.

Ella únicamente daba una sonrisa ladina, cuando confundían su tranquilidad con ingenuidad.

"Malditos imbéciles."

Pensaba Yvette cuando la denominaban alguien ingenua.

La tomaban como alguien tímida, cuando lo cierto es que era introvertida.

-Eres demasiado tímida.-

-Soy introvertida que es diferente.- Aclaraba ella

-Es lo mismo.- Dijo una compañera de su clase

Cuando sinceramente no lo era.

-Los tímidos son personas que se sienten ansiosos e incómodos, angustiados, llenos de temor al interactuar socialmente.-

Yvette miró el grupito de cinco chicas con aburrimiento.

-La gente introvertida...- Especificó la última palabra -O mejor dicho, la introversión, se refiere a una persona cuyo principal interés y atención está en su propio mundo interior, es decir, se enfocan más en sus pensamientos, sentimientos y estados de ánimo, que en buscar estímulos externos.-

Las jovencitas apretaron sus labios cuándo no supieron qué decir.

-Y los estímulos externos, aburren.-

Yvette las apuntó para que el grupito entendieran a que se refería ella con "estímulos externos".

Su forma de hablar muchas veces hacía que la gente no se le acercara. Se sentían inferior a ella por la inteligencia que poseía, por la belleza que traía.

-Totalmente Diferentes- EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora