Solo hay una cosa a lo que Elias Brown le teme; el abandonó.
A los quince años perdi la persona que mas amaba, y mi mente solo me repite una pregunta ¿para que seguir...? No logro encontrar la repuesta, ¿sere muy cobarde para hacer algo? ¿Que esper...
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Dos semanas... y me gustaria decir que las cosas mejoraron, estaria mintiendo. Pasar mi cumpleaños encerrado en mi habitación, es una prueba de ello.
¡Que manera de pasarlo!
No puedo dejar de pensar en el poste, creí que no viendolo iba a solucionar lo que sea que me estaba pasando -que equivocado- es como que mi cerebro me castigará; no quieres verlo, ¡pues te jodes! Te voy hacer que lo extrañes ¡Si! Yo extranando al poste, ¿quien lo pensaria? Porque yo no me lo creo.
Mi rutina es; levantame temprano e ir a trabajar, llegar a casa -presisamente a mi habitación- salir cuando no esta Édgar. Asi me la pase estas dos semanas.
¿Lo bueno de todo esto?
¿Hay algo bueno?
Tengo dieciocho, eso quiere decir que en unos tres o cuatro dias me mudo.
Sabri: ¡Mañana vuelvo! Estoy muy emocionada.
Elias: Yo también lo estoy. Acordate de traer mi regaló atrasado.
Sabri: ¡Solo estas emocionado por eso! Que malo.
Sabri: ¡Ya lo tengo de todas formas! Te va encantar.
Elias: Claro que no.
Elias: Tengo que trabajar. Adios, bella.
Apago el celu y vuelvo a la cocina -estamos a tope- Emma tuvo que contratar otro ayudante. Ya que no falta nada para que empiecen las clases, y yo voy a tener que trabajar sólo medio turno.
-¿Me ayudas con esto? -me acercó y le sostengo la escalera.
-No me vas a soltar, necesito subir un poco mas.
-Claro que no, Bruno -conectamos muy bien- mas a la derecha.
Es raro, no se me da bien hacer amistades. Termina de colgar el cartel y baja, entramos atender los clientes que estan llegando. Nos dividimos el trabajo, mientras Bruno y Ale atienden las mesas, yo entrego los pedidos y Emma cobra.
Asi la pasamos toda la tarde.
Agotado -no quiero ni pensar cuando tenga treinta- terminamos de ordenar las ultimas cosas y nos despedimos.
-Adiós Emm -la abrazo- adiós Ale.
-Hasta mañana, leoncito. -resoplo-adiós Bruno
-Hasta manana, señora -no se ganó su aprobación, para llamarla por su nombre- Hasta mañana, Ale.
-Chau, chicos -grita queriendo irse.
Su casa queda de pasada la mía, así que aprovechamos y vamos juntos.
