Solo hay una cosa a lo que Elias Brown le teme; el abandonó.
A los quince años perdi la persona que mas amaba, y mi mente solo me repite una pregunta ¿para que seguir...? No logro encontrar la repuesta, ¿sere muy cobarde para hacer algo? ¿Que esper...
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—¿Decirme que...? Porque no se que quieres decirme.
Lo notó muy relajado —teniendo en cuenta como estamos— sinceramente, no lo entiendo.
—Cada vez que te veo...¡mierda! Ya lo sabes.
—No. No lo se, niño. Tan dificil es deci...
—Me dan ganas de besarte... mmm si. O pegarte, ¡no lo se!
—Me gusta mas la primera opción —murmuro cerca de su boca lo veo pasar saliva. Me humedezco los labios y le rozo los suyos, estoy rogando para que no se aleje sostengo su rostro y sin esperar mas lo beso al principio no sabe como reaccionar —no se lo esperaba— es un beso lento, que no tarda en subir el ritmo, nuestras lenguas se rozan, y es... ¡wow! Sonrió entre el beso el apoya sus manos en mis hombros hasta que va subiendo por mi nuca acercándome mas —si es posible— lo eschucho jadear y de un momento a otro se separa bruscamente.
—Esto esta mal —No. Lo. Creo. —no puedo.
—¿De nuevo? Es algo que querias, ¿que pasa?
—Yo... no —me aparta levantándose llendo para el living. Suspiro y como el tonto que soy cada que estoy con el, salgo a buscarlo lo veo sentado en uno de los sofas con las manos en la cara.
—Yo nunca... nunca estuve con un chico, no puedo...
—¡Yo tampoco! Es nuevo para mi también.
Levanta la cabeza mirandome.
—¿Estas experimentando?
—No digas boberias. En serio, me gustas cada que te veo me tengo que controlar, no paro de pensar en ti.
—¿A que le tienes miedo? —me acerco sentándome cerca de el, me mira de reojo, lo noto nervioso.
—¿Esto es un juego? Como puedes decir que yo te gusto.
—Sacate de la cabeza que esto es un juego, niño. Nunca hable mas en serio en toda mi vida.
Me mira por unos segundos comprovando si digo la verdad, como ve que estoy serio, suspira recargando la cabeza en el sillón. ¡Ay niño! ¿por que tanta inseguridad?
—Pero... a mi me gusta otra persona. —balbucea
—No te estoy pidiendo que sientas lo mismo por mi. —me mira— pero se que no te soy indiferente. No quiero que digas, nunca más lo de recién —me mira sin entender— lo de no saber si vas a seguir vivo o no.
—Es la verdad —murmura.
—Eres demasiado joven para pensar así. Tienes toda la vida por delante.
—No lo entiendes —se le corta la voz— no es tan facil.
—Todo tiene solución —lo miro— hay mucha gente que te quiere y le doleria mucho si haces algo así.
