Solo hay una cosa a lo que Elias Brown le teme; el abandonó.
A los quince años perdi la persona que mas amaba, y mi mente solo me repite una pregunta ¿para que seguir...? No logro encontrar la repuesta, ¿sere muy cobarde para hacer algo? ¿Que esper...
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Pase lo que quedo del domingo y lunes evitando a Dashton. Me incomoda verlo, no se como actuar.
Por la tarde me la paso llendo y viniendo con los pedidos, cada vez hay más gente. Con Ale nos dividimos el trabajo así terminamos mas rapido.
—¿Mañana me puedo tomar el día? Vienen los muebles y tengo que estar presente.
Emma me mira sonríendo
—Obvio, leoncito. Si quierés te ayudo —niego
—Es estar presente, por si pasa algo. Gracias.
—Cualquier cosa me avisas.
—Si, está bien. Nos vemos
Le doy un abrazo y salgo. Cuando estoy cruzando la puerta Bruno me detiene.
—¿Vamos juntos? Ya termine.
—Si, ¿por que no? Vamos.
Charlamos sobre el trabajo, los estudios y demás cosas.
—El sabado te re perdi. Ale me dijo que te pusiste muy mal.
—No recuerdo mucho, solo se que estaba tomando y despues ya no se que pasó.
Se ríe de mi cara, es la verdad, recuerdo que Erick me trajo un trago y después habia como ¿seis? O mas tragos en mi mesa y que todo me daba vueltas.
—¿Hacia mucho no salías? Te vi divirtiéndote a lo grande.
—Si. Hace rato que no lo hago —me mira sin creerme— en serio, no me gusta mucho.
—Por no gustarte... te vi bastante comodo
—Lo necesitaba, solo por eso sali.
—Ya veo, ¿algo en lo que pueda ayudarte?
—No, solo queria distraerme.
—Estoy para lo que necesites. Le caiste muy bien a mis amigos —lo miro, no se me da muy bien esto de las amistades— nos tendríamos que juntar de nuevo.
—Si, estaria bien. Mañana llega un amigo que está de vacaciones. Podemos arreglar y nos juntamos.
—Claro. Estaria bien.
Estoy por despedirme, cuando salen de casa Dashton y Julian. Resoplo y Bruno me mira, le sonrió
—Nos vemos, Bruno.
—Si necesitas ayuda con los muebles mandame y te ayudo.
—No es mucho lo que tengo que hacer y no creo que Emma te deje salir — asiente, por el rabillo veo que se acercan a la acera.
—Si, tienes razón. Pero si le digo que te voy ayudar no lo dudaría.
