Trigesima sexta parte

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Madre Luna suspiró cuando Jimin desapareció, cerró los ojos y se sentó agachando la cabeza esperando a que Señor Sol llegara a su territorio

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Madre Luna suspiró cuando Jimin desapareció, cerró los ojos y se sentó agachando la cabeza esperando a que Señor Sol llegara a su territorio.

Mentiría si dijera que no le tenía miedo. A pesar de haberlo amado en el pasado y de haber estado feliz de ser su esposa ahora solo sentía terror cada vez que la tocaba y cerraba los ojos esperando a que todo acabara pronto

La voz se le ahogaba cuando tenía que responderle y las piernas le temblaban cada que él tocaba su pálida piel.

Solo quería volver a sonreír como lo hacía antes y no solo hacerlo cuando tenía al Señor Oscuro frente a ella.

Quería volver a ser ella, quiere volver a disfrutar de crear una nueva creatura, quiere sentarse y cepillar los delicados cabellos de cada uno de sus hijos, quiere caminar libre y disfrutar de cada eclipse.

Esperaba por el día en que sus días cambiaran.

Alejando los complicados pensamientos de su mente decidió recorrer la vista por todo el lugar procurando que todo estuviera en orden.

No quería hacer enojar al Señor Sol por alguna anomalía en su ambiente y después sufrir por ello.

Todo estaba en orden hasta que vio un pequeño moisés blanco a metros de ella.

¿Cómo no la había notado?

Se acercó y vio a un pequeño bebé estar ahí, dormido y sin hacer ruido.

-¿Y tú?- tomó al bebé en brazos y revisó que sexo era- Oh, un pequeño niño.

Lo tapó bien y lo acurrucó contra su pecho queriendo darle calor pero no ayudaba de mucho, ella naturalmente era fría al tacto.

-Lamento no brindarte el calor que necesitas- le dijo al niño y picó una de sus mejillas- Eres un muy pequeño humano ¿Qué haces tú aquí?- le preguntó al bebé recibiendo un pequeño quejido haciendo reír a la mujer- Te pareces tanto a...- la mujer se quedó callada cayendo en cuenta de lo que estaba pasando- Oh.

Volvió a mirar al pequeño tratando de ver si había alguna anomalía en él- ¿Cómo puede ser posible?- se preguntó.

Si bien era cierto que no era la primera vez que alguno de sus hijos tenía embarazo gemelar y no habían tenido algún problema pero nunca un hijo de luna había tenido otro hijo de luna.

Claramente el bebé más sano se llevaría toda la energía y mayoría de nutrientes así que era prácticamente imposible que un segundo bebé se formara en el vientre.

Pero lo hizo.

De alguna u otra manera ese bebé había logrado formarse y sobrevivir hasta ahora.

Así que tocando su pecho trazó una media luna con su pulgar, brindándole su protección para que pudiese nacer y vivir. Ella sabría cuando el bebé estaría en peligro y le salvaría.

Agudos -| Kookmin Omegaverse |-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora