Mini Stories Harco

VIII (p. 3)

Es sonido del vaso rompiéndose resonó por todo el bar.
Draco suspiro y se inclinó para limpiar los pedazos de cristal que quedaron regados por el piso, recién lavado.

Era el quinto vaso que rompía en la semana, el asunto con Harry lo estaba volviendo loco.

<<¿Por qué no me ha llamado?>>

Revisó su celular para checar si tenia algún mensaje del azabache, Nada la bandeja se encontraba vacía.

Guardo el aparato y comenzó a levantar los vidrios con cuidado.

-¿Otro más?- Se escucho la voz juguetona del mayor.

-Lo siento.- Contesto el rubio apenado.

-¿Te sientes mal?.- Pregunto el rizado al tiempo que se acercaba al rubio.- Estar desconcentro no es normal en ti.-

-Y-yo.- Bajo la cabeza.- Creo que cometí un grave error.-

Draco llevaba 5 años de conocer a Tom y confiaba en él, en los últimos años ese chico se había convertido en alguien especial para él.

-¿Tu error usa lentes?-

Draco levanto la vista solo para encontrarse con la mirada profunda del rizada, este le sonrió dándole a entender que no tenía nada que ocultar. Decir que Draco no tenía miedo de aceptar sus sentimientos hacia Potter sería una mentira... Estaba aterrado.

Sus años escolares la vivió bajo una fachada de odio, un odio que realmente no existía... Tan solo tenía miedo de que alguien se diera cuenta de sus sentimientos, Potter era estúpido y jamás se daría cuenta a menos que se lo dijera en la cara; pero no todos son así, en varias ocasiones Granger lo descubrió mirando fijamente hacia el pelinegro.

Una vez graduados se fue a otra cuidad, con la esperanza de comenzar a vivir como él quisiera, sin tener que ocultarse y así poder olvidar al pelinegro.

Así vivió por dos años, tiempo en el que conocio a Tom.

En poco tiempo Tom se había convertido en un gran amigo y apoyo para el rubio.

-Vamos.- Dijo el mayor al notar el silencio del rubio. Lo tomó del brazo y lo ayudo a ponerse de pie.

-Pero tenemos que abrir.- La voz del rubio estaba apunto de quebrarse.

-No pasa nada por unos minutos de retraso.-

Tom guió al rubio a una pequeña sala de descanso, una vez dentro ambos tomaron asiento en el sillón... Uno al lado del otro.

-¿Quieres decirme que pasó?- Tom apoyo su mano sobre el hombro del chico.

Las palabra se amontonaron en su garganta. ¿Por dónde debería empezar?

Quería decirle todo lo que pasó, quería que Tom le diera un consejo, quería escuchar que todo estaría bien... Quería confiar en que Harry no lo odiaria... Quería borrar ese encuentro, si tan solo no hubiera abierto la puerta ese día.

Esos pensamientos llenaban su cabeza cada día, el hecho de pensar en Harry viéndolo con desprecio con asco, le hacía doler el corazón. Unas lágrimas brotaron de sus hermosos ojos plata.

Tom no lo pensó dos veces y atrajo al rubio a sus brazos, envolviéndolo en un fuerte y cálido abrazo, rodeando su espalda y dando suaves golpecitos sobre ella. Draco odiaba que invadieron su espacio personal, pero en ese momento se dejó llevar y se aferró a la persona que tenía frente a él.

Poco a poco su corazón comenzaba a tranquilizarse, estar en los brazos de Tom era relajante, jamás se había percatado del aroma tan suave que desprendía el mayor...
Sin duda alguna Tom era su lugar seguro, con él se sentía protegido...

A diferencia con Potter, con quién siempre se sentía nervioso... Su corazón latía con el simple hecho de pensar en él, su aroma era mucho más varonil, un aroma embriagante. Harry era caos en su vida...

Mientras que con Tom no sentía nada...