Alfa x Alfa 10

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Alfa x Alfa 10

Ginny estaba dispuesta a sacar los instintos más bajos del pelinegro, y haría uso de su “lazo” para conseguirlo.

Disfrutaría del proceso de jugar con su mente y verlo enloquecer.

Todo estaba planeado, primero rompería a Harry y con ello al impostor. Tenía el tiempo suficiente, 2 meses le bastaban para terminar con esa absurda relación.

O eso creía.

Aquella tarde entró a la oficina del pelinegro con la excusa de confirmar  (por tercera vez) su agenda para las próximas semanas. Al acercarse noto que el chico ni siquiera se había percatado de su presencia, al estar a su lado soltó una pequeña cantidad de feromonas solo las necesarias para que esté la notará, una fragancia tan sutil como si de un buen perfume se tratara.

Nada.

Aquel Alfa parecía que había averiado su sentido del olfato, estaba tan perdido en sus pensamientos y en aquella pantalla.

-¿Pasó algo bueno?- Preguntó al ver cómo no dejaba de sonreírle al monitor.- Oh, eso el lindo.- Dijo acercándose una vez que el chico noto su presencia. -¿Es un regalo?.- Claro, que era un regalo, un regalo que podría acabar con sus planes. No necesitaba la respuesta del pelinegro para saberlo.

Las palabras de Harry, su emoción y esa estúpida sonrisa la estaban poniendo de muy mal.

-Estoy segura que le va a encantar.-

Tenía que actuar rápido, ese regalo no podía llegar a manos del rubio. Ahora solo tenía dos días para conseguir a Harry y tendría que recurrir a cualquier método.

Durante los siguientes dos días trato de sabotear los planes de Harry, desde olvidar agendar la reservación para su cena, hasta mover todos sus compromisos de la próxima semana para esos dos días. Incluso se ofreció a ir por el tan ansiado regalo, y posiblemente perderlo en el camino. Pero no funcionó.

El chico estaba obsesionado por hacer sus planes sin ayuda de nadie.

“Frustración” eso es lo que sentía en esos momentos. Todo parecía estar en su contra.

Golpeó con furia las carpetas que tenía sobre su escritorio, dejando caer varios papeles y en ellos uno en especial.
Al tomarlo sonrió y enseguida revisó su agenda. Alcanzó el teléfono y confirmó la cita para ese mismo día, para después enviar un recordatorio al jefe de Harry.

Ginny había conseguido aplazar la cita de Harry con el rubio y estaba feliz por ello. Estaba agradecida con la oportuna colaboración del viejo Dumbledore, al cual para conseguir su ayuda terminó exponiendo la relación del chico con otro Alfa y así mismo le contó que ella era la destinada del moreno.

Dumbledore era un hombre de mente cerrada y fiel creyente de que solo un Omega era digno de estar con un alfa, y no solo eso su apoyo hacia la chica se reafirmó cuando supo que el Alfa en cuestión era Draco Malfoy, el hijo de su principal rival. El viejo odiaba a los Malfoy.

De esa manera utilizó toda su influencia sobre Harry, logrando que esté comenzará a tomar.
Su carrera estaba en sus manos y Harry lo sabía, por lo cual no podía negarse.

El viejo Alfa tomaba y obligaba a todos a hacerlo. A lo lejos miró a su muchacho, quién mantenía su teléfono en las manos y anticipándose a sus movimientos se acercó a él para arrebatarselo y dejarle en su lugar una copa de “vino especial”.

Un vino que le haría conocer lo maravilloso que es ser un Alfa.

Ginny se acercó al ver a Harry dispuesto a golpear al anciano, quién al mirarla sonrió y guiñandole un ojo se fue.

Ginny sabía que estaba hecho.

Para seguir con el teatro salió tras el viejo, no sin antes dejarle en claro a Harry que tomara su copa para “relajarse”.

La chica había conseguido el teléfono rápidamente, pero se tomó su tiempo para regresar con Harry pues ella también tenía que prepararse para lo que estaba por venir.

-Para casos desesperados, medidas desesperadas.- Sonrió y bebió una copa de ese “vino especial”.








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