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│❝ᴘʀɪɴᴄᴇꜱᴀ ʀᴏᴊᴀ
ᴀᴄᴛᴏ ɪ ❞
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En una sala de reuniones dentro del castillo del reino Baral, un rey y su esposa discutían con el consejo sobre la nueva profecía que dió a conocer el futuro de Narnia. En ella se aseguraba de la llegada de dos hijos de Adán y dos hijas de Eva, que tendrían la suficiente fuerza como para derrotar a la bruja blanca.

La misma que prohibió la entrada de los humanos a Narnia, y envío espías a los bosques asegurando que si un habitante de esta estaba en comunicación con algún humano sería condenado por traición a la corona.

El propósito de la reunión sería discutir lo que ocurriría con los herederos del reino de Baral en caso de no estar sus padres presentes, puesto que se embarcarían con otros voluntarios a las tierras de la bruja para monitorear sus movimientos, pero ambos reyes sabían que habían pocas posibilidades de salir con vida de allí si los descubrían, y sinceramente sabiendo la seguridad que tenía y los infiltrados en los bosques seguramente no volverían de aquella misión.

Por otro lado en el jardín de aquel castillo se encontraban los mellizos de 12 años jugando con las mariposas que se posaban en las rosas que la reina y sus hijos plantaron. El pequeño Ciaran el cual poseía un cabello de un color parecido al de las naranjas más bonitas que se pudieran encontrar heredado de su padre, pero con el color de ojos de su madre, un marrón el cual tenía la capacidad de atraparte con lo oscuro que eran, un oscuro que parecía la entrada a su alma y en el cual se apreciaba lo inocente de su alma y su piel, una piel que parecía porcelana con un toque de rubor en las mejillas.

Pandora era otra mezcla perfecta de sus padres, con el cabellos de su madre un rubio claro en el cual resaltaban las ondas que tenía al final de este, sus ojos eran azules por su padre un azul tan claro como el mar, y su piel era como la de su mellizo menor tan suave y blanca como porcelana pero con un leve rubor en sus mejillas que les daban la apariencia de ser los niños más tranquilos del mundo.

Pero la realidad era otra muy alejada de esa, ambos mellizos poseían un carácter fuerte heredado de su padre, les encantaba correr por todo el castillo solo por aburrimiento, también solían montarse en las estatuas del jardín donde su madre solía beber el té, cuando estaban sin supervisión o con algún sirviente detrás suyo lo que hacían era escaparse a la playa cercana al castillo para atrapar peces y jugar con los cangrejos. Acto por el cuál fueron regañados en más de una ocasión por sus padres.

Aunque eran unos auténticos escurridizos sus padres sabían perfectamente cuando lo hacían puesto que el castillo estaba más silencioso que de costumbre. Ese día habían ido a atrapar mariposas para llevarlas a su madre, Ciaran tenía un frasco de vidrio en sus manos en dónde metería tantas mariposas como pudieran y Pandora tenía una pequeña red que les regaló una de las sirvientas para sus salidas a atrapar insectos.

𝕻𝖗𝖎𝖓𝖈𝖊𝖘𝖆 𝕽𝖔𝖏𝖆 - 𝕮𝖆𝖘𝖕𝖎𝖆𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora