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Cada vez se encontraban más cerca de aquella isla que era el centro de todo. Los corazones de muchos se aceleraban a la espera de lo que vendría luego.

La maldad estaba allí de forma física y no dudaría de jugar con sus mentes para asegurarse de que no llegaran a su destino.

- nuestras peores pesadillas nos estaran esperando.- le dijo caspian a los demás.

- entonces debemos prepararnos.- lo secundo el rubio.

Todos fueron a prepararse para lo que venía. Ver la preocupación en el rostro de Gael hizo que se prometiera mentalmente acabar con aquello que habitaba en la isla para poder liberar a todos aquellos que perdieron a alguien por la bruma.

Cuando pasaban por las rocas, todos tenían sus armas preparadas en caso de que algo se ocultar entre aquellas rocas.

La voz de un hombre se escuchó entre estas, obligando los a irse de ahí. Pero cuando alumbraron a este, se dieron cuenta de que se trataba de uno de los lores de telmar. Por su paranoia, Eustace tuvo que subirlo al barco, ya que no dejaba que se acercase a él.

- tranquilo señor, soy yo. Su rey caspian.

El no le se alegró, pero les dijo que debian salir rápido de aquel lugar. La bruma se metía en sus pensamientos y lograba saber sobre sus peores miedos.

- ay no.

Todos se asomaron a ver que era lo que movía el barco, pero cuando quisieron irse de allí era demasiado tarde.

El barco se movía con brusquedad, haciendo que muchos se tambalearan y hasta cayeran. La serpiente se dejó ver y comenzó a atacar el barco, destruyendo gran parte de este.

Edmund logro subir a lo más alto del barco, aprovechando que la serpiente estaba muy ocupada con los demás. De un buen salto y sin preocuparse por nada más, elevó su espada, dispuesto a clavarla en la serpiente y terminar con todo de una vez.

Cuando la serpiente desapareció, Reep se asomo buscando a su nuevo amigo. Y en el agua se hallaba Eustace de nuevo como un niño.

- ¡Eustace!

Reep se lanzó al agua y fue al encuentro con este. Mientras que por su lado Pandora y caspian se fundían de nuevo en un beso. Felices de saber que por fin todo había llegado a su fin.

Se dirigieron a la nación de Aslan, los mellizos estaban felices de volver allí y todos los demás veían con asombro como el agua comenzó a llenarse de bellas flores blancas.

Todos bajaron del barco y se encaminaron al encuentro con Aslan.

- Aslan.

- bienvenidos, hijos. Su viaje a llegado a su fin.

- entregaré mi espada para ve su nación señor, siempre e anhelado verla con mis propios ojos, a pesar de que no me considero digno de semejante privilegio.

- mi nación fue creada para esos fieles y nobles corazones, sin importar cuan pequeño sea su portador.

La criatura se despidió de sus amigos y en un barco pequeño, siguió con su camino a el lugar que tanto había anhelado.

Lucy y Edmund sabían que debían regresar con su familia. Fue una de las despedidas más dolorosas, sabían que los pevensie no volverían, pero quizás Eustace si.

- los quiero, los extrañaremos siempre.- Pandora se abrazo a los tres.

- Edmund, cuida de ellos, no creas que no eres una persona importante.- ciaran abrazo a el castaño y luego se despidió de los dos restantes.

La rubia abrazo a su pareja y vieron como sus amigos desaparecían entre las olas.

- Te amo,Cas.

- Te amo, Pandora.

Se fundieron en un beso que transmitía todo lo que sentían por el otro, pero un sonido los hizo separarse.

- Por favor caspian, no beses a mi hermana frente a mi.

...

Había pasado algún tiempo, la boda de caspian y Pandora había Sido estupenda, y algún tiempo después se enteraron que la rubia estaba embarazada.

Cuando volvieron ciaran solo se quedó en el palacio hasta que se casaron. Y fue a visitarlos de nuevo cuando era el tiempo estimado de parto para su hermana.

Sin duda alguna todas sus dudas y miedos se esfumaron una vez que acomodo todos los asuntos que la tenían estresada.

Resulto no ser un trabajo tan asfixiante liderar un pueblo.

Cuando nació el heredero, tenía el cabello rubio y ojos marrones. Se parecía físicamente a su madre y mucho más a su padre en su carácter.

Era un bebé muy risueño y casi nunca tenían problemas con él.

- Buenos días, Cas.

Pandora estaba sentada en una silla acolchada con su pequeño en brazos y dándole de comer. El castaño se sentó en la cama y no puedo evitar contemplar lo más que podía la escena frente a él.

Caspian se apresuró en levantarse y caminar hasta ellos, beso la frente de su hijo y miro a su esposa directo a los ojos.

- Gracias por todo esto, Pandora.

- No debes agradecer.- le dió un beso rápido y se levantó de dónde estaba sentada.- debemos arreglarnos, ciaran vendrá en un rato a ver a este pequeño y no puede estar en ropa de dormir.

Ambos rieron para luego besarse por unos minutos. Debían prepararse para un día más.

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𝕻𝖗𝖎𝖓𝖈𝖊𝖘𝖆 𝕽𝖔𝖏𝖆 - 𝕮𝖆𝖘𝖕𝖎𝖆𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora