III

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TODOS ME ODIAN

Me levanté de mi cama y me dirigí hacia la cocina, no había nadie ahí, eso fue extraño, era hora de desayunar y ninguno estaba ahí. Minho siempre era el que cocinaba, era dueño de la cocina, siempre estaba ahí, pasaba más tiempo en aquel lugar que en su propia habitación, amaba cocinar, además, no era nada malo preparando platillos.

Felix apareció y debo admitir que me asusto, sus paso no se habían escuchado, era una de sus especialidades, ser muy sigiloso. Me dibujo una sonrisa en su rostro, pero era totalmente forzada, sus ojos no brillaban como siempre, en ellos siempre se podía ver un universo, pero ahora no podía ni ver mi propio reflejo, todo era mi culpa.

-Seungmin no deja de preguntar por ti Kim Hyunjin- Felix era el menor de todos nosotros, solo tenía diecinueve años y ya trabajaba como narcotraficante, era una pena siendo tan joven. Él debería estar estudiando medicina, era su sueño, siempre hablaba de ellos, era una meta que quería alcanzar, pero sus padres lo sacaron de su casa pues no creían en él, esto lo llevo a terminar siendo uno de nosotros. 

Una noche que salí a comprar comida para nosotros, lo encontré ayudando en un accidente automovilístico, tenía dieciocho años y parecía un profesional atendiendo a la persona herida, sus movimientos eran limpios, rápidos y sin ningún miedo de rastro en su rostro. Cuando todo se calmó le ofrecí mi ayuda, no tenía muchas opciones, así que termino aceptando, estaba solo en la calle por que sus padre lo habían abandonado, prácticamente estaba forzado a aceptar mi oferta. Me alegra haberlo encontrado, pues nos es de mucha ayuda alguien con conocimiento medico en estas situaciones, por más mínimo que fuera.

-No sé si deba verlo. Felix está en esa camilla muriendo y todo es mi culpa, no tengo derecho alguno de mirarlo a los ojos- Las lágrimas volvieron a salir de mis ojos y esa culpa invadió mi cuerpo, nuevamente las voces de mi cabeza no me dejaban pensar en nada más.

Felix me abrazo y me sostuvo por un momento antes de que me dejara caer, me sentía tan débil, estaba refugiándome en un pequeño omega que no tenía la culpa, pero aquellos brazos me confortaban en el momento.

 -No es tu culpa, quisiste ayudar- 

Felix acaricio una de mis mejillas con sus manos y me dibujo una sonrisa de compasión, aquellos dientes tan blancos eran tan bonitos, eran ovalados, ahora entendía porque Seo estaba perdido en su sonrisa... Sus ojos reflejaban tristeza y yo solo lograba sentirme peor, me detuve a observar y me di cuenta de que tenía maquillaje en la cara.

-Felix ¿sigues usando maquillaje para cubrir tus pecas? - 

Me aleje un poco de él y le dedique una mirada intimidante, mis ojos de alfa se habían alargado.

Felix tenía pecas pequeñas en sus mejillas, yo las amaba pues parecían una constelación reflejada en su rostro, además para todos se nos hacía precioso, Seo las amaba más que a su propia vida.

Por otro lado, él las odiaba mucho, su padre fue un alcohólico que siempre lo golpeo por su físico, decía que las pecas lo hacían ver como una niña. Claramente era una completa mentira, solo el tres por ciento de la población nace con pecas, son algo maravilloso, es un niño afortunado, pero él no lo ve de esa manera, quisiera que las admirara como todos los hacíamos.

Él me miro y asintió. -N-No me gustan mis pecas Hyunjin, ya lo sabes, hemos hablado muchas veces de esto, no repitamos las mismas discusiones, mi rostro es lo que menos importa ahora- se tocó con suavidad sus mejillas y su sonrisa desapareció.

-Felix eso te hace único y especial, quisiera que las amaras tanto como yo. Pero no puedo obligarte, hablaremos de eso después, necesito ver a Seungmin- Le acaricie el cabello y le dedique una bonita sonrisa, mínimo debía hacer sonreír a los demás. 

UN NARCOTRAFICANTE ENAMORADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora