VII

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MALDITO ENGREÍDO 

Sus ojos ladinos me transmitían mucha paz, pero me daba miedo, tenía tanto odio que me daba asco estar tan cerca de él, me proporcionaba desagrado tener que estar en una zona donde compartíamos oxigeno. 

- ¿Qué habrás hecho para que te hirieran de esa forma? - El chico me sonrió y yo solo quería sacar mi Gas pimienta y gastarlo en él, irritar sus ojos hasta que quedara ciego. Mi cuerpo comenzó a hervir del enojo, quería matarlo, pero no estaba en condiciones de hacerlo, estaba tan enojado, quería romperle la columna y patearle los bajos.

Por otro lado, tenía un aroma muy agradable, era muy claro que se trataba de un Omega, aquel aroma tan dulce era bueno, era un aroma a miel y vainilla. Mi lobo estaba contento con su aroma, con solo su presencia. 

"Ese no es el maldito punto Hyunjin"

-N-No necesito tu ayuda, por favor no me toques- Dije totalmente disgustado, tratando de alejar a ese Omega, que asco.

-Niño deja de moverte, no podre ayudarte si te mueves- El chico saco de su bolsillo unas vendas, las coloco alrededor de mi pierna, con mucho cuidado, con delicadeza como si estuviera tratando con una flor, me miro con la expresión preocupada. -Esto te va a doler, pero es necesario que haga esto- Antes de que pudiera decir algo, tiro de las vendas para que hicieran presión en mi pierna, solté un gemido y mordí mi mano para no gritar, podía sentir como mis colmillos se encajaban en la piel pálida de mi mano.

Repitió la misma acción con la herida de mi hombro y se sentó junto a mí, totalmente tranquilo, como si fuéramos dos amigos viendo el atardecer. Cada segundo que estaba junto a él más lo odiaba.

- ¿Quieres que te lleve a casa o prefieres ir al hospital? Por más que desee no puedo dejarte aquí en el suelo, así que toma una decisión rápido- Dijo aquel chico mientras miraba hacia la nada. Era una basura, para colmo me trataba como si fuera una escoria, ese imbécil me las va a pagar.

¿Llevarme a casa? ¿Hospital? ¿Qué le pasa a este tipo? ¿Es el mismo chico que trato de dispararme? Su mirada era diferente claramente, no tenía frialdad en sus ojos, en cambio reflejaban ternura, no como aquel día en la entrega. Yo negué con la cabeza, en realidad sería buena idea llevarlo a casa y ver como todos lo torturaban y mataban, pero por alguna razón no quería eso, me había ayudado, de alguna manera tenía piedad por él, me sentía tan mal conmigo mismo, todas aquellas ideas de hacerle daño se habían esfumado cuando se coloco a un lado de mi. 

- ¿Puedo saber tu nombre? - Pregunte solo para confirmar que sea el mismo chico, tenía que estar atento, él podía inventar otro nombre, pero no era tan tonto como para creerme esa mentira. Tenía que aplicar todas mis técnicas para lograr sacarle la información necesaria. 

-Me llamo Jeongin, pero puedes decirme Jeon. Mis amigos me dicen guapo, como te podrás haber dado cuenta lo soy, a si que también puedes llamarme de esa manera- 

"Ja. Que imbécil más gracioso"

El chico me miro de reojo y me puse tenso en mi lugar, pues pensé que mi pregunta había sido demasiado o que talvez me había descubierto, pero no, de hecho, me pregunto mi nombre. Él solo había inventado uno, así que decidí usar el apodo que me habían dado los señores Kim, no quería que supiera demasiado sobre mi, no debía de conocerme, no debía saber nada en absoluto, siquiera que mi color favorito era el amarillo por los pollitos.

-A mí me dicen J-Jinnie. Un gusto y gracias por tu ayuda... Jeon— ¿Por qué pronunciar su nombre se me hacía difícil? Es como si aquellas palabras se atoraran en mi garganta y no salieran, tenía ganas de vomitar

-Bueno Jinnie. ¿Me dirás que hiciste para que esos chicos te lastimaran? No creo que te anden apuñalando en la calle por ser un chico guapo – Pregunto colocando su mirada en mis heridas.

UN NARCOTRAFICANTE ENAMORADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora