XXIII

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TENGO UN PASADO OSCURO

Cinco años atrás... (Narrado por Jeongin)

Los señores Yang y yo nos encontrábamos festejando con una cena especial, pues se cumplían diez años desde el día que ellos me habían adoptado. Estaba a punto de darles la noticia de que ya había decidido mi profesión, tenía dieciséis y estaba en segundo de prepa, quería estudiar para ser maestro de niños de primaria, además quería decirles que había conocido a un lindo alfa y quería salir con él.

Al terminar la cena mis padres me acompañaron a mi habitación, pues a pesar de ser un adolescente les gustaba quedarse conmigo hasta que me durmiera y esa noche no era una excepción, les encantaba cantarme canciones y la señora Yang no podía dejarme dormir si no me daba un beso en la frente.

Antes de que pudiera dormir unos hombres irrumpieron en mi habitación. Mi madre grito y me tomo entre sus brazos, yo solo era un joven y me aferre a ella con mucha fuerza. Delante de nosotros había dos personas encapuchadas con dos armas apuntándonos. Yo observé detenidamente y pude ver que era un hombre y una mujer.

-Les daré todo el dinero que quieran, pero por favor no lastimen a mi esposa e hijo- Mi padre trato de negociar con ellos, pero eso pareció enojar al hombre con él arma.

- ¡¿Tu hijo!?- Pregunto él hombre mirándome fijamente.

-Ese niño es mío, sé que lo deje, pero ahora quiero recuperarlo, así que dénmelo- Dijo aquella mujer pelinegra.

Yo mire a mi madre totalmente confundido por lo que decían esos hombres, ella me sujeto con más fuerza y les dijo que nos dejaran en paz, estaba tan alterada que podía escuchar el sonido de su corazón.

Mi padre trato de quitarle el arma al hombre, pero empezaron a forcejear y la otra mujer le disparo en la cabeza. Mi madre comenzó a gritar y sollozar, yo solo cerré los ojos, no quería ver lo que estaba ocurriendo.

-Tú serás la siguiente si no me das a mi hijo-

-Por favor dejen a mis papas- Dije aferrándome al agarre que tenía mi madre hacia mí.

El hombre y la mujer se quitaron la capucha y pidieron que los mirara. -Mírame hijo tu eres igual a mí y a tu madre, estos señores nos quieren separar, hijo ven con nosotros- Aquel hombre me extendió su mano y yo me negué a tomarla.

Eso fue de su disgusto pues me apunto con su arma y antes de jalar el gatillo, aquella mujer jalo de su brazo, haciendo que la bala perforara el pecho de mi madre. Pude sentir como poco a poco desaparecían las fuerzas de su agarre y me soltaba para desplomarse a un costado.

- ¿Mamá? – Traté de buscar una respuesta, pero me di cuenta de que aquella bala había matado a mi madre, ella tenía sangre en la boca y no estaba respirando.

Aquella pareja me tomo por a la fuerza y me saco de la habitación, yo no dejaba de gritar para que alguien me ayudara, comencé a llorar cuando al salir de la habitación vi a mis padres sin vida desplomados por mi habitación, la última vez que los vi, fue muertos. Me subieron a un auto y me colocaron un pañuelo en la boca para que yo dejara de gritar, me metieron en la parte de atrás y comenzaron a conducir.

La pelinegra me miro con una sonrisa que en vez de darme ternura me causaba miedo. -Cariño por fin estarás con mamá y papá, nosotros te enseñaremos a vender droga y trabajaremos juntos como la familia que habíamos planeado para ti- ¿Qué clase de madre quiere que su hijo tenga relación con las drogas?

Yo solo asentí en respuesta, mi cuerpo estaba temblando, no podía quitarme la imagen de mis padres muertos, estos dos señores decían ser mis padres biológicos y yo no sabía qué hacer.

UN NARCOTRAFICANTE ENAMORADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora