-Supongo que no te quedarás ¿Verdad?- Interrogó la joven, con la mirada en el castaño.
-No, no puedo- Respondió exhalando un suspiro cansino, dejando de lado su desayuno. -Sabes que esa vieja me matará si me encuentra-
-Eso es verdad, pero si consiguiéramos que el pueb...-
-No Danielle, no hay nada que pueda hacer- Le interrumpió con una filosa mirada de advertencia para que no siguiera por ese camino.
La joven simplemente agachó su mirada con tristeza y continuó comiendo, mientras que el oji azul se levantó de la silla dispuesto a salir de la casa. Necesitaba tomar un poco de aire porque a pesar de que ya no estuviera en aquellas lúgubres y solitarias mazmorras, aún se sentía con un nudo agobiante en su garganta al estar todavía en tierras de Seine, podía ser muy paranoico de su parte, pero es que una vez en años que por fin consiguió libertad, lo que menos deseaba era que lo encontraran y lo obligaran a vivir toda su vida otra vez encerrado bajo tierra.
La sala se sumió en un profundo silencio, donde la joven y guerrero simplemente se limitaron a terminar de desayunar. La primera en finalizar fue la muchacha, se levantó de sus sitio y de un perchero en una esquina tomó un bolso, el cual comenzó a llenar con diversos alimentos que cosechaban en la granja.
-Llévalo contigo- Rompió el silencio dándole la espalda al pelinegro al seguir guardando comida en el bolso.
-Nuestro trato solamente era para escapar de los calabozos- Respondió con calma, terminando de desayunar. -Gracias por la comida- Añadió levantándose de la silla, dispuesto a marcharse.
-¡Si se queda aquí lo matarán!- Volteó abruptamente para seguir al guerrero.
-Eso ya no es problema mío- Contestó con desinterés.
-¡Aunque sea deja que te acompañe hasta que salgan de Seine, por favor!- Insistió cruzándose rápidamente frente al pelinegro, interponiendo su camino a la puerta de salida. -Los extranjeros se pierden en el bosque que rodea nuestro reino, si quieres abandonar estas tierras necesitarás un guía, así que sí o sí tendrás que llevarlo contigo para conseguir escapar de este territorio-
-¿Cómo podría ayudarme una persona que estuvo toda su vida encerrado?- Interrogó mirándole fijamente desde arriba solo con un ojo, ya que su largo cabello le tapaba casi al completo su rostro.
-Hubo un tiempo en el que él no estuvo atrapado en aquellos calabozos, créeme, podrá ayudarte- Comentó bajando su cabeza con melancolía al recordar aquellos tiempos de su infancia junto al castaño.
Un murmullo proveniente desde el exterior atrajo la atención del par, la joven al reconocer las voces, de inmediato dio media vuelta para abrir la puerta y salir de la casa, seguido por el guerrero.
-¿Gustabo?- Habló una nueva voz de una mujer acercándose al mencionado para verle mejor.
-Hola...- Saludó sonriendo con cansancio.
-¿Cómo que éste joven es Gustabo? Si Gustabo es un niño como nuestra pequeña Danielle- Habló el hombre que acompañaba a la mujer, mirando con sospecha al castaño.
-Cariño, que ya pasaron muchos años, nuestra Danielle ya es toda una adulta, igual que Gustabo- Le explicó a su marido con paciencia, tomando las manos del oji azul transmitiéndole un poco de la alegría que sentía al volver a verlo.
-Oh, entonces ya estás en edad de casarte- Comentó acercándose para darle un breve golpecito en la espalda. -Recuerdo que con tu padre estábamos seguros de que algún día tú y Danielle se casarían- Rió al ver como el castaño se avergonzaba.
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Búsqueda
RandomSu viaje comenzó cuando decidió encontrar alguna forma de deshacer una maldición, cada vez iba aceptando más su desamparado destino hasta que una persona se cruza en su camino.