Capítulo 25

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El sonido de las hojas agitándose sonaba cada vez más cercano y las ramas crujiendo en las alturas era más constante ante el movimiento de la otra presencia. 

Torpemente el castaño intentó reincorporarse tropezando un par de veces y se alejó lo suficiente del árbol en el que reposaba, dirigiendo sus orbes azules a las alturas, específicamente de donde provenía el ruido. 

-No temáis, no os haré daño alguno- Se escabulló aquella voz de entre las hojas y ramas, pronunciando sus palabras con un tono suave para demostrar su nula hostilidad ante el contrario.

Con movimientos pausados el desconocido fue apartando algunas ramas dejando a la vista su figura, pudo notar como los iris oceánicos inspeccionaban su apariencia sin pronunciar palabra alguna, simplemente lo observaba hasta terminar en los ojos místicos del otro. Ante el profundo silencio que mantuvo el ojiazul, se sentó sobre la ancha rama en la que estaba parado, no bajaría ya que estaba claro que provocaría que el castaño huyera.

Sin quitar su mirada desconfiada del desconocido volvió a dar un par de pasos hacia atrás, reuniendo fuerzas para echar a correr si era necesario. 

La tensión por parte del de orbes azules era notable, quien dio un pequeño sobresalto al escuchar el aletear de un pequeño gorrión que pasó cerca de su cabeza y terminó reposando sobre la mano estirada al aire del contrario. El desconocido llevó a la pequeña avecilla cerca de su rostro y con su otra mano acarició suavemente sus plumas. 

-Oh, entiendo...- Murmuró y el gorrión alzó vuelo nuevamente, marchándose fugazmente en la dirección de la que provino.

Esta vez el de ojos verdes exhaló reincorporándose nuevamente sobre la rama, para terminar bajando de un salto. Apoyado en una rodilla y sus palmas contra la hierba, sus oscuros cabellos se agitaron grácilmente con el viento, fue sacudiendo sus ropajes que se camuflaban con el verde de la naturaleza, a la vez que se ponía en pie, y con una amigable sonrisa cruzó su mirada con la desconfiada del castaño, quien reunió valor para hablar. 

-¿Quién eres?- Encaró con brusquedad y el ceño fruncido.

-Disculpad mi insolencia, su majestad- Su voz animosa y amable atraía las curiosas miradas de los animalitos que se reunían a su alrededor. -Soy una simple persona que sigue el camino que el viento abre para mí, un viajero en este vasto mundo lleno de aventuras- 

Desconfiado, el castaño volvió a inspeccionarlo sin decir ni una palabra y ante su falta de respuesta, observó como el de cabello azabache volteaba buscando algo entre los matorrales.

-No te muevas- Pronunció con clara amenaza cuando de entre los arbustos el desconocido sacó lo que parecía ser un bolso. -Estás confundiendo mi persona con la de alguien más-

-Permítame que lo dude, no creo que la pequeña avecilla, con todo lo que ha visto en el mundo, esté equivocada- Acomodó el bolso sobre uno de sus hombros y sin borrar la sonrisa amigable de su rostro dio un par de pasos para intentar acortar la distancia, consiguiendo que el castaño por inercia diera el doble de pasos hacia atrás, manteniendo el espacio. -Mmm... Disculpad, no es mi intención asustarle con mis acciones, pero comprendo que es normal este tipo de reacción a lo desconocido en alguien que hace poco escapó de los inéditos dominios de Seine-

-¿Quién...? ¿Cómo...?- Por primera vez frente a ese desconocido dejó expuesta otra expresión aparte de la desconfianza, su rostro manifestó un claro asombro, sintiéndose totalmente abrumado.

El extraño de oscuros cabellos simplemente se abstuvo de emitir alguna respuesta, solo le sonrió y procedió a meter sus manos en su bolso, sacando de él un extraño objeto curvado ante los ojos azules del contrario. Escéptico, el castaño arqueó una de sus cejas ante la rara figura tallada en madera y con lo que parecían ser gruesos hilos cruzando verticalmente sobre el centro, sorprendiéndose aún más cuando el desconocido llevó su mano hasta el centro del objeto y jugó con sus dedos sobre las cuerdas consiguiendo emitir un agradable sonido.

-Los vientos que recorren el mundo vienen a mí susurrando historias- Pronunció suavemente, consiguiendo atrapar la total atención de los iris oceánicos con la dulce melodía que emitía el instrumento sumado a su voz cantarina. -Hace varias lunas llegó una nueva ventisca con anécdotas sobre la vida aciaga de un joven príncipe prisionero en su propio reino. Una tragedia como muchas en esta catastrófica era, pero su camino se cruzó con el de alguien extraordinario, evocando mí más profundo interés ante ésta nueva historia del legendario guerrero que se iba creando-

-¿Alguien extraordinario?- Repitió en voz baja, viniendo a su mente la única figura que tenía total relevancia en sus pensamientos. Acomodó sus ideas intentando concentrarse en las palabras que salían de la boca del contrario, ya que en algunas ocasiones se le dificultaba entenderle. -¿Una nueva historia del legendario guerrero?-

Los extraños ojos del desconocido se entrecerraron con un brillo de diversión para dejar paso a una sonrisa mientras le invitaba a ponerse cómodo. Posteriormente devolvió sus dedos hacia las cuerdas, respiró hondo y una vez que exhaló el aire en sus pulmones, cerró sus ojos como si dejara fluir la inspiración.

-El viento arrastra las notas de mi lyra, contando en esta melodía la vida de aquel guerrero de sangre mestiza, aquel poderoso ser que pasaba su existencia negando su mas alta procedencia, eligiendo por encima su parte mas mundana que lo llevó a vivir entre hombres donde un hogar encontró. Pero su pacífica felicidad llegó a su fin en el momento en que la ira lo invadió y cegó su razón. El peligroso hierro chocando contra el hierro, el fuego crujió contra los maderos avivando más y más sus rojizas llamas, el viento extendió aquel feroz grito de guerra que escapó de lo más profundo del vengativo guerrero y la contienda terminó. Pero aquella victoria que le seria otorgada por fuerza propia no sería recompensa suficiente para su pérdida, el vacío en su corazón lo atrapó y con ello todo atisbo de cordura se perdió. Las manos del indómito guerrero que en el pasado habían sido entrenadas para proteger, se mancharon con la sangre de sus víctimas, pero al perder la tan anhelada paz y felicidad que buscaba recuperar, solo y con su espada arrasó con reinos enteros para calmar su doliente vacío hasta estar satisfecho, tomando el mismo camino de aquel con quien compartía sangre pero odiaba con el alma- 

El desconocido hizo una breve pausa abriendo sus ojos y dirigió su mirada a los inmersos zafiros de Gustabo, sintiéndose satisfecho de la atención que el joven le entregaba a su actuación. El bardo sonrió brevemente y volvió a cerrar sus párpados para continuar calmadamente con su relato. 

-Pero la brisa de la noche llegó hasta mí en mi descanso, acariciando como solo ella puede las cuerdas de mi lira con una nueva historia esperando ser cantada. Era una melodía que el sol y luna le entregó para iluminarme con sus notas y así poder ser quien cuente esta nueva canción donde el eterno guerrero calmó su sed de sangre, con su larga soledad vagó por cada rincón hasta que al final su atormentado corazón encontró su razón para volver a estar en paz, viviendo en armonía entre los dos mundos que de forma inevitable le rodean, pero a su vez continuando con su incesante búsqueda que le dará ese final que por tanto tiempo a los dioses rogó y nadie le otorgó- 







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⏰ Última actualización: Oct 16 ⏰

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