Dolor

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No podía dejar de llorar mientras que mi Lucas me decía que estaba bien según el médico, que estaba sedado por el dolor. El viaje fue sumamente largo, tardamos 4 horas y media en llegar al hospital. Al entrar nos dirigimos a la sala de urgencias y preguntamos por su nombre a la recepcionista, nos indicó que estaba en la sala de Recuperación tras haber salido de cirugía para disolver un pequeño coágulo de sangre en el cerebro. Nos indicó que el doctor Vázquez era el que lo atendía y que podíamos verlo en la sala de Recuperación para saber más sobre el paciente. Nos dijo que camino tomar para llegar allí y le dimos las gracias antes de dirigirnos allí con rapidez. Atravesamos un largo pasillo todo blanco con oficinas dispuestas a sus laterales todas con diversos carteles de las especialidades médicas. Al final encontramos una escalera, subimos y atravesamos otro pasillo similar al que dejamos atrás, pero este era mucho más amplio y tenía algunos bancos de acero dispuestos a un lado. Al final había una puerta ancha de cristal totalmente cerrada y una pequeña oficina antes de llegar donde ponía "Información Recuperación" en un cartel. Lucas tocó en la oficina y un doctor salió con una gran barba blanca.
➢ Buenas noches. ¿Es usted el doctor Vázquez? Estamos aquí para saber sobre Edgar Thompson.
➢ Sí, soy el doctor Vásquez. Enseguida le digo como está. Pueden esperar unos minutos.
➢ Sí, claro. Aquí estaremos. -y nos sentamos en uno de aquellos bancos.
El doctor volvió a adentrarse en su oficina y en 5 minutos aproximadamente salió de nuevo. Nos explicó que llegó al hospital con varias costillas fracturadas, el tobillo fisurado, una pequeña laceración en la rodilla y un coágulo de sangre en el cerebro debido a que la bolsa anti choques de su auto no se abrió debidamente y golpeó el volante con su cabeza. También una pequeña contracción muscular en el cuello por la velocidad del golpe. Pero que estaba fuera de peligro.
➢ ¿Es usted su madre?
➢ Soy... su mujer. ¿Puedo verlo ahora? -respondí algo molesta a su pregunta indiscreta.
➢ Lo siento, si claro. Aun estará dormido por la anestesia, pero despertará dentro de un rato. Síganme. -contestó apenado el doctor Vázquez. Después de seguirlo atravesando la puerta ancha de cristal y otro pasillo con habitaciones dispuestas a cada lado llegamos a una habitación con un gran ventanal en el medio. Mis lágrimas comenzaron a salir de mis ojos al verlo. Me acerqué a la cama donde yacía inconsciente, tenía la cabeza vendada, el torso inmovilizado y estaba conectado a un monitor de los latidos del corazón. El doctor le susurró a Lucas que intentáramos no alterar al paciente para que descansara. Me detuve a su lado intentando que mis manos no temblaran al querer tocar las suyas.
➢ Estoy aquí, mi amor. -dije esperando a que despertase, pero no fue así.
Lucas me dijo que iría a llamar a su hermana para explicarle la situación y me dejó sola con Edgar. Miré el rostro de Edgar con detenimiento, tenía un gran hematoma que comenzaba en la frente hasta llegar a la parte superior de la nariz y se extendía bajo el ojo derecho. Acaricié su rostro con suavidad sintiéndome impotente. Tomé una silla que se encontraba en un rincón de la habitación y me senté cerca de él. Coloqué mi cabeza en su regazo y su mano entre las mías. Luego de un rato me quedé profundamente dormida, vencida por el cansancio del viaje y la tensión. Nos quedamos vigilando su sueño toda la noche hasta que al día siguiente abrió sus ojos mientras que acariciaba sus manos. Me sonrió con ternura mientras le preguntaba si estaba bien.
➢ Hola, mi amor. ¿Cómo te sientes?
➢ Adolorido pero feliz de verlos. Hola, Lucas.
➢ Hola, Edgar. El médico me dijo que en dos días te dan de alta. Llamaré a Hanna para contarle que has despertado. -dijo Lucas sacando su celular mientras caminaba hacia la puerta de la habitación para salir y hablar afuera.
➢ Magnífico. Odio los hospitales. -le contestó tocando su cabeza descubriendo que estaba vendada.
➢ ¿Cómo es que me llamaron a mí y no a tu padre o a tu hermana?
➢ No hablo con mi padre así que no tengo su número en mi celular. Además, llegué al hospital consiente y les dije que te llamaran. -me explicó haciendo una mueca de dolor al moverse.
➢ ¿Quieres que llame a tu hermana para decirle lo que pasó? No me he despegado ni un momento de aquí, no he tenido tiempo de pensar en llamarla. Lo siento.
➢ No es necesario, Jane. Se preocupará sin motivo, yo mismo la llamaré después.
➢ ¿Recuerdas lo que pasó? ¿El accidente? -le pregunté.
➢ El conductor del auto que chocó con el mío mientras estaba detenido en el semáforo se marchó después del incidente, ni siquiera se detuvo para ayudarme. Eso es lo que recuerdo.
➢ ¿Cómo puede alguien ser tan cruel? ¿Provocar un accidente y luego huir? -dije molesta.
➢ No lo sé, pero olvida eso. Lo importante es que no sucedió nada grave, Jane. -contestó acariciando mis manos.
➢ Pudiste haber muerto. Yo... no sé qué haría sin ti. Tuve mucho miedo de perderte.
Edgar se quedó callado por un momento mirándome, luego acercó su mano a mi rostro encendido para acariciarme.
➢ No me iré de tu lado, aunque me encanta que te preocupes por mí. Estaré contigo siempre. Te amo, Jane. Ven aquí, quiero besarte. -me acerqué sin pensar en nada más y lo besé abrazándolo un poco fuerte porque se quejó de dolor.
➢ Lo siento, mi amor. -lo solté con rapidez al escuchar su queja, pero él sonreía divertido a pesar de todo.
Luego de dos días en el hospital el doctor autorizó el regreso a casa de Edgar, le retiraron las vendas de su cabeza y la inmovilización de sus costillas fracturadas. Le recetaron algunos analgésicos para el dolor y antinflamatorios para sus heridas que rápidamente Lucas se encargó de comprar para él. Nos dirigimos a mi casa para poder cuidar de él hasta que se recuperara por completo. Lucas ayudaba a Edgar a llegar al sofá mientras que Hanna y yo tomábamos las maletas del auto y las subíamos a mi habitación. Hanna y Lucas luego tomaron sus mochilas y partieron rumbo a la escuela.

Al final de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora