Que arda el fuego II.

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Yeimy-

Luego de que Charly y yo pasamos prácticamente todo el día salando la habitación del hotel, tuvimos que dormirnos un rato para recuperar fuerzas. Me desperté sintiéndome totalmente invalida. Me duele todo el cuerpo, ni corriendo hacia tanto ejercicio. Me giré sobre la cama encontrando a Charly profundamente dormido. Tenia el pelo revuelto y algunos mechones caían sobre su rostro. Su torso perfectamente esculpido subía y bajaba a un ritmo lento. Un imagen perfecto y sexy. Aproveche para irme a tomar una ducha. Mi mente se debatía entre tomar un baño rápido o relajarme y calmar mis músculos en el jacuzzi. Como que muy seguramente Charly se iba a despertar con un hambre tenas y no precisamente de comida opté por la segunda opción. Prendí el jacuzzi dejándolo llenar lentamente mientras me quitaba la única prenda que llevaba puesta. Un fuerte dolor en las caderas me impedía quitar la prenda correctamente. Me senté en el jacuzzi dejando que el agua espumosa me relajara el cuerpo. Las burbujas llegaban justamente por encima de mi pecho, cubriendo mi cuerpo completamente. La voz ronca de Charly me sacó de mis pensamientos.

-Princesa, estrenaste el jacuzzi sin mi o que?

-No sabia que tenia que pedirte permiso, princeso.

-Para estas cositas si. Me contestó juguetonamente.

Mis ojos abandonaron esos ojos azules para apreciarlo. El hombre que estaba parrado frente a mi parecía un ángel caído del cielo con ese cuerpo perfectamente dotado. Recorrí lentamente su torso desnudo apreciando cada parte de su cuerpo. Mis ojos Me perdí cuando llegué a esa parte de su anatomía que me volvía loco y eso que ni siquiera estaba despierto. Mordí el labio inferior. 

-Yeimy Montoshaa mis ojos están acá arriba. Dijo divertido sobresaltándome.

No contesté simplemente me limité a hacer un ademan con el dedo para llamarlo. Se camino lentamente hacia mi entrando en el jacuzzi. Mis ojos no abandonaron su cuerpo en ningún momento. Me acercó a el sentando sobre su regazo. Agarró mi cintura para sostenerme.

-¿Que? Solo vos podes tener debilidad por mi cuerpo?

-¿Debilidad? La que morís por mi sos vos. Dijo juguetonamente mordiendo mi labio inferior.

-Tan convencido que sos.

Mis labios atacaron los suyos, lo que comenzó lentamente se transformó en un beso demandante, quería sentirlo. Agarré su nuca profundizando el beso. Atrapé su labio inferior con mi diente jalándolo hacia mi. Me separé de el para mirarlo a los ojos.

-Hazme tuya Charly Flow. Ordené dejando un piquito sobre sus labios.

No era el tipo de mujer que rogaba para tener sexo con un hombre, ni mucho menos iniciar un encuentro sexual, pero Charly tenia el don de hacerme olvidar de mis principios y hacerme rogar por placer. Tampoco podía culparlo, porque el hombre que se encontraba en este momento debajo de mi tenia un cuerpo perfectamente tallado y ni hablar de lo que colgaba entre su entrepierna. De solo imaginarlo dentro de mi me hacia temblar.

Sus labios atacaron mi cuello, lamió y succionó este. Continuó recorriendo mi cuerpo con su lengua hasta llegar a mis pechos donde se entretuvo un buen rato. Agarró mi pecho izquierdo entre sus labios, con su lengua trazaba círculos sobre este. Mis jadeos se volvieron gemidos cuando agarró mi pecho libre en su mano ejerciendo presión para masajearlo. Tire mi cabeza hacia atrás dándole total acceso a mi cuerpo. Se entretuvo un rato mas acariciándolos, succionando, lamiendo y dejando marcas. Atacó mis labios con demasiadas ganas, Charly estaba literalmente comiéndome. Al parecer tomó muy en serio lo de hacerme suya. Nos separamos por falta de aire.

-Princesa cuando abandonamos este hotel, vas a tener que salirte en sillas de ruedas. Dijo riéndose.

-No te voy a dar ese gusto idiota. Contesté dándole un golpecito en su brazo.

Siempre seré tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora