❋ EPISODIO 27❋ "Bailando al ritmo de Yellow"

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" Bailando el ritmo de Yellow"

Alex Brown

2019, 25 de marzo

El tiempo había pasado y muchas cosas vinieron con él, el grupo de cierta manera se había separado, Kevin y Carolina seguían en tensión y Jennifer había desaparecido del radar.

<<Eso si me alegra al menos>>

Mylen también había pasado más tiempo con Carolina, ya que ahora, eran muy mejores amigas. Quién las entendiera. Solo ellas sabían lo que tramaban.

Abrí la puerta del departamento diciendo las ahora típicas palabras de señor viejo casado con 12 hijos.

—Llegué a casa.

Mylen corría por las escaleras con una gran manta sobre su cuerpo, daba grandez zancadas con piernas y pies tan pequeños.

<<¿Cómo no se caerá algún día?>>

—Alex, Alex, Alex. —daba saltos cortos frente a mí, sus ojos se achinaban y salían esos tiernos dientes que tenía ella en una sonrisa. Temía que explotara de tanta emoción.

—Debemos de ver esta película. —tomó mi mano y saltó al sillón arrastrándome con ella, me acomode y tomé un poco de palomitas, no tenía ni idea de que veríamos, pero me gustaba la idea.

La película había perdido mi atención cuando Mylen se sentó en mis piernas y puso la manta sobre nosotros, se acomodó en mi hombro y dobló sus piernas para quedar como una bola de masa, su cara se mantenía a centímetros de la mía y no podía parar de pensar si su boca quería que la besara o eran solo ideas mías.

Claro que no seguí pensando en eso cuando empezó a llorar, porque sí, la película de la cual creía que tenia un bonito significado resulto tratar sobre como miles de personas abandonan a sus mascotas en medio de las calles y las deja a la merced de la muerte.

Hay gente tan idiota en la actualidad, que no que queda en la ficción.

—¡¿POR QUÉ LO DEJA AHÍ?! —gritaba mientras tomaba mi camisa y me sacudía con fuerza, sus ojos no paraban de llorar por el perro.

Y a mí me ponía pésimo verla llorar.

Toda esa tarde la vi más pensativa de lo que me gustaría, no sabía que pasaba por su alocada mente—Alex, debo contarte algo.... Bueno, dos cosas.

De inmediato dejé el celular y puse atención a su mirada—Bueno, son tres cosas...

—Entiendo, ¿por qué no me las dices entonces? —ella acaricia sus nudillos con nerviosismo, ¿qué está sucediendo ahora?

—No me mires así, porque no puedo decir nada —me reprocha, sonrió y cierro los ojos—¿Ahora puedes?

—Sí. Lo que pasa... es que se me olvido decirte de algo... —escucho como el tono de su voz disminuye poco a poco.

—Nunca es tarde para hablar, dime.

—No puedes enojarte, Alex, no al menos mientras te lo cuente. —se sienta a mi lado—no sé por qué debería de enojarme, pero está bien.

—Es que, me he estado viendo con alguien a tus espaldas...

<<No me digas que es lo que pienso, porfavor>>

No pude ignorar el odioso piquete de celos que se inyectó en mi cuerpo, pero debía tener control de la situación.

—Estábamos hablando hace una semana y parece que las cosas no van a salir nada bien, todo se arruinó.

Una flor de otoño (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora