❋ Episodio 36 ❋ "Tomados de la mano"

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"Tomados de la mano"
Alex Brown
2019, 6 de abril

Tenía que discutir con mi padre acerca de esto, ¿ya la conocía? Porque dijo esas cosas de ella con un mal trasfondo, cuando el habla siempre es para perjudicar a alguien. Llegué a la casa Brown, mamá me recibió con una sonrisa y me llevó a la sala principal—Está muy molesto porque lo enfrentó, ten cuidado, hijo.

—Mamá, ¿por qué sigues aguantando a ese hombre? no es nada bueno para ti. Si se trata de dinero, puedo ayudarte.

—No es el dinero, ni las amistades, mucho menos que lo ame, solo que no he encontrado el momento para...

—¿Para qué, Flor? —llegó desde el segundo piso, mi padre, con su adulación.

—Hablamos después, mamá.

Nos fuimos a un cuarto apartado y empezó la discusión. —No te entiendo, padre, es la primera vez que la presento y acusas de que viene a mí por dinero, después, le haces recordar el funeral de su hermano y te burlas de que su padre la agredía. ¿Hay algo bueno en mencionar eso?

—Yo soy tu padre, y tengo derecho a opinar sobre tu pareja, ella es una interesada y ahora ya sabes qué era de ella.

—Ya lo sabía, sabía todo acerca de ella y no por eso la juzgaré a tu gusto. Déjala en paz, bien sabes que por cualquier cosa que le hagas, ya no eres el mejor empresario, padre...

—¡¿Cómo te atreves a amenazarme?! — me tira un puñetazo a punto cerrado, me reí, sé que cuando se siente indefenso acude a los golpes como si aún fuera un niño.

—Muy pronto te irás con aquellas empresas pobres que tanto detestaste, tu actitud no siempre ayudará a generarte ingresos. Mucho menos, cuando ahora apoyan a la nueva generación. No son fieles, ninguno de tus socios.

—Maldita cría, te eduqué, pagué todas tus colegiaturas, te di un techo y comida, ¿cómo puedes ser tan desvergonzado? Merezco el máximo respeto. —seguía agarrando el cuello de mi camiseta con fuerza, atrapé su muñeca y la empujé.

—Créeme que eso no es para estar agradecido, es una obligación, que por si no lo sabías, te tenías que hacer cargo de mí y de mi madre, lástima que ella murió porque la dejaste tirada en un hospital.

Sabía que aún le molestaba el tema, tanto como a mí, hablar de mi madre era doloroso para ambos, pero más para mí. Porque por mucho que él la amara, la estuvo engañado mientras ella estaba en cama esperando recuperarse, y en vez de visitarla estaba metiendo su polla en otros lados.

—Nunca dejé a tu madre sola, siempre tuvo mi apoyo, que se muriera solo fue culpa de ella.

—Sigue diciéndote eso, que cuando ella esperaba mejorar para volverte a ver, dime, ¿dónde estabas tú? Ah, es verdad, traicionándole. Según tú, generando un ingreso a futuro.

—La empresa debería caer en tus manos, pero eres una desgracia en la familia.

—Dudo que alguien quiera tomar tu empresa de mierda.

Su enojo se apoderó de su cuerpo como era costumbre y llegó a herirme más que normalmente, mi madre se dio cuenta y entró gritando por ayuda cuando vio a mi padre golpeándome en el piso con los puños.

—Deberías estar hablando por mí, no por este idiota que ni siquiera es de tu sangre. ¡Tú eres mi mujer!—. la agarró de su abrazo adolorido; en ese instante no pude contenerme.

<<¿Pero quién en su sano juicio deja que le golpeen a alguien que ama?>>

Después del puñetazo parece haber reaccionado y salió de un portazo. Mamá llegó frente a mí muy preocupada—Mi angelito, ¿qué pasó... ¿por qué han discutido?

Una flor de otoño (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora