Capítulo XIII.

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-Tenemos un nuevo caso. Esta vez nuestra victima es una mujer de 48 años de edad que fue encontrada decapitada en el interior de su departamento... - la voz de Seonghwa haciendo acto de presencia en aquella sala los hizo alzar sus vistas de los reportes que leían.

Todo había cambiado desde aquella noche donde Choi San arrasó con todo a su paso. Las noticias no tardaron en llegar a oídos de los superiores del FBI en California. Y por más que ellos rogaron por explicar lo que habían descubierto, finalmente Choi San fue declarado muerto ese 13 de Noviembre a las 11 de la noche. Siendo acusado de todas maneras como el asesino en serie que tanto había estado atormentando todo Corea (aunque sin pruebas realmente) y aunque ya estuviera muerto, los cargos por todos los homicidios que posiblemente ni siquiera eran de él cayeron sobre sus hombros. 6 cadenas perpetuas y 2 condenas de muerte luego de 35 y 60 años de cárcel respectivamente.

Las calles de pronto se vieron más libres, personas andando por aquellos lugares a altas horas de la noche sin temor eran vistas y escuchadas correr por la madrugada. Los asesinatos habían cesado pese a todo por unos meses y por ello todos creyeron que San era el asesino. Aunque resultó ser en vano cuando meses después los asesinatos volvieron a ser el pan de cada día. Pero la sede central de Corea se negaba a dar algún informe sobre aquello a los periodistas, así que simplemente se creyó era otro asesino nuevo.

Jung Wooyoung fue removido de su cargo de jefe de la sede de investigación de Corea y nuevamente fue trasladado a California donde ofrecía sus servicios como investigador privado por un lapso de 2 años antes de poder volver a aplicar como jefe y así, tratar de recuperar su cargo. Se le había prohibido regresar a Corea en un lapso de 3 años y hasta entonces, tenía prohibida la salida de California a cualquier otro lugar del mundo. Claramente a ninguno de sus superiores le hizo gracia saber que se había envuelto con un posible asesino en serie y había arriesgado a todo su equipo en aquel incendio porque se negaba a salir de ahí sin San. Ni siquiera renegó ante su castigo. Choi San ya no estaba en Corea y él tampoco tenía nada que hacer ahí.

-Pero antes quisiera hablar de algo que me preocupa un poco- señaló Seonghwa con una mueca.

-¿Qué sucedió?- preguntó Hongjoong interesado en el caso.

-Recibimos una carta- murmuró en respuesta, dejando aquel trozo de papel sobre el escritorio.

-¿De quien?- murmuró Mingi confundido, viendo como el nuevo líder lo abría para colocarlo sobre el transmisor para que así todos pudieran leer por igual.

-No tiene remitente- señaló aquel dato- pero si podemos deducir quién es- suspiro poniéndolo al fin boca abajo para que esta pudiera leerse en aquella pantalla delante de ellos-

Nuevamente habían quedado en silencio como en esos últimos 6 meses en los que todo sucedió. Ahora sin Wooyoung como su líder, Hwa había tomado aquel rol y ninguno se sentía a gusto con aquel cambio. Seonghwa incluso había intentado revelarse ante la sede de California pero la amenaza había sido clara para todos, todos habían fallado en la misión y todos recibirían el castigo. El suyo era reemplazar a su mejor amigo como jefe y aquello le daba nauseas cada vez que lo recordaba, porque maldición, era tan injusto y frustrante porque el caso Choi nunca fue resuelto y ellos no tuvieron oportunidad siquiera de presentarse en el juzgado antes que sentenciaran a San como el culpable cuando ellos habían descubierto que el niño era inocente.

-Es obvio de quien es- murmuró Jongho con una mueca mientras jugaba con el lápiz en su mano, leyendo aquellas líneas una y otra vez-

-¿Qué haremos?- preguntó Yunho totalmente perdido- ¿Le diremos a Wooyoung?- interrogó frunciendo su ceño.

-No- sentenció Seonghwa con un suspiro- nadie puede saber de esta carta- advirtió.

-Pero Hwa, el FBI necesita...

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