Capítulo I.

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La sangre caía a charcos delante suyo.

El menor hizo una mueca de asco al ver los órganos colgando fuera del estómago contrario, sin embargo, no dijo nada al respecto. Sólo espero que la sangre dejara de brotar en exceso para poder continuar con su trabajo, pero al ver que aquel proceso iba a ser más lento de lo que creyeron y había sucedido en las veces pasadas, decidió apresurar el momento. Por ello, tomó el martillo que estaba sobre la mesa de al lado y, ya con sus guantes puestos y unos protectores para que la sangre no salpicara a sus ojos, tomó impulso y golpeó el cráneo del individuo que colgaba boca abajo delante suyo. Sus labios se fruncieron cuando vio el ojo derecho salir volando debido a la fuerza del impacto y se quejó con un suave sonido de garganta al verlo caer lejos, sin poder evitarlo, frunció su ceño molesto y culpando a quien no tenía culpa, ingresó el martillo en aquel enorme hueco de su estómago y colgó la parte abierta a la piel, comenzando a jalar hacia fuera con fuerza demasiado hambriento ya para ese momento como para estar dispuesto a seguir esperando.

-Amor, ¿Y el otro ojo?- se giro para ver a su pareja quien se acercaba a él con el ojo que había salido lejos en su mano, suspiro.

-No salió- se quejó con un puchero- ¿Quieres que lo saque ya?- preguntó con una linda sonrisa y su pareja negó, mirando al hombre delante de ellos.

-No, podemos esperar luego de cenar para hacerlo- le dijo- ¿Qué parte quieres comer hoy?- preguntó con cariño y el menor sonrió, dejando las gafas y el martillo sobre la mesa para acercarse y abrazar a su pareja.

-Lo que cocines esta bien para mí- admitió- pero no me gustan los riñones- recordó aquel dato con una mueca.

-Amor, pero si esa parte es deliciosa- renegó el mayor con sorpresa.

-Prefiero el hígado, ¿Lo puedes preparar para mí?- preguntó colgándose sobre su cuello, poniendo una dulce sonrisa que dejaba a la vista su colmillo afilado.

-Por ti lo que sea- aceptó sin hacerse de rogar, besando castamente sus labios- ¿Puedes limpiar el exceso de sangre que salió? No quiero que apeste luego-

-Si Woonie, yo me encargo- le tranquilizó con una sonrisa.

-Bien, entonces te prepararé el hígado que tanto quieres, ¿Si? ¿Te gustaría que te ponga algo de piel?- preguntó curioso y San lo pensó durante algunos segundos.

-Solo si la limpias. Tenía mucho vello, iugh- se quejo frunciendo su nariz como mueca de desagrado, sus ojos desviándose al cuerpo delante suyo donde estaba solamente un brazo completo, excesivamente velludo.

-Mira, tus gustos se hacen cada vez más exigentes, eh- sonrió un poco, burlándose de la mueca tierna que su pareja había hecho como respuesta.

-Tengo un gran chef como novio, puedo darme mis lujos- se encogió de hombros con una sonrisa en manera de respuesta y Wooyoung rodó sus ojos con diversión mientras dejaba un pequeño beso sobre sus labios y se daba la vuelta, saliendo de la azotea para ir rumbo a la cocina.

-Por cierto, cariño- llamó en voz alta desde las gradas, el menor le miró con toda la atención que simplemente le podía brindar- No olvides que debemos avanzar con nuestro proyecto de robótica. Yeosang nos matará si volvemos a llevar algo mal hecho como el reporte de física- recordó y San bufo en respuesta.

-Odio a Yeosang- renegó.

-Deja los celos, pequeño tonto- pidió con una sonrisa de ternura- si terminamos pronto todo tendremos sexo antes de dormir, ¿Te parece?- propuso y San sonrió satisfecho con su chantaje.

-¿Odiar a quien? Yeosang es mi mejor amigo, puff- Wooyoung soltó una carcajada por aquello y terminó saliendo de la azotea para comenzar a preparar la cena. Se dispuso a tomar un trapeador y cubetas de agua para limpiar el suelo, escurriéndolo en uno de los barriles que contenían otros tipos de sangre de otras personas. Casi media hora después observó como el cuerpo de aquel hombre ya había dejado de sangrar y sonrió, acercándose a este y colocando su mano sobre su mejilla, analizando su rostro con curiosidad. Era bien parecido en realidad, lamentaba que hubiera terminado de aquella manera solo por intentar conseguir su número de celular, pero no se quejaba, ya que gracias a los celos de su novio tenían para comer dos días. Sin poder resistirlo, acaricio aquel rostro con algo parecido al cariño y unió sus labios con el cadáver, saboreando el sabor salado que mantenía, el tacto era frío y aquello no le gustó. 

🅃🄷🄴 🄱🄾🄾🄺: ᴏᴘᴇɴ ʏᴏᴜʀ ᴍɪɴᴅ!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora