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Teztkat

Karine no deja de llorar en silencio ni de morderse las mejillas para no chillar, ya no; todo, lo que sea, menos seguir regalando esa humanidad frágil a gente que la aborrece pero la necesita.

Es terca como ella sola y orgullosa como un jabalí, considero conocerla lo suficientemente bien como para saber que le revienta con el alma verse tan vulnerable y dejar que miserables como nosotros disfrutemos con su dolor. Nunca he pensado ni por un segundo que Karine sea débil; ese error no lo cometería jamás. La subestime una vez y otra, y otra vez más, ha decir verdad una infinidad de veces y cada vez que lo he echo me ha demostrado con creces lo imbécil que soy por ello. La he visto hecha mierda, la he visto histérica, la he visto frustrada y también la he visto exasperada. La he visto feliz y también la he visto triste pero jamás la había visto destrozada.

Desde donde estoy no hay detalle alguno que escape a mis ojos, soy capaz de observarlo todo y a todos. Observo hasta el mínimo detalle como el hecho de que mi madre sale corriendo con las manos en la boca y el rostro desencajado a quien sabe donde o que la mayoría de estos imbéciles tratan a Kae de todo lo que se les viene a la cabeza y alzan la voz para destrozarla verbalmente, y otros que simplemente aplauden o silban ante la barbaridad que están admirando. Pero ellos, solo ellos, se consuelan unos a otros.

- Maldito - habla como puede, secándose las lágrimas - no eres más que un puto deshecho humano - otro latigazo que recibe, tose y vuelve a hacer el esfuerzo por levantarse, ya ni se preocupa por limpiarse la sangre - puedes golpearme todo lo que quieras si eso hace que te sientas más hombre.

Otro latigazo

y otro,

y otro más

- Veinticinco - dice como puede. Todos la miran y nadie pestañea, casi pareciera que nadie respira tampoco

- ¿Qué dices? ¿Ya no puedes más? - se burla mi tío. Se ríe de ella, desea humillarla de todas las formas posibles. Karine como puede suelta una risa débil, seca y áspera pero niega con la cabeza y mira la otra silla, luego me mira a mi.

- Digo que ya cumplí con mi parte. Digo que ya no puedes tocarme más y digo también, que veinticinco serán los balazos que meta a tu cabeza. - todos la miramos boquiabiertos sin entender nada, sin saber que hacer, sin saber qué decir.

Kae busca entre todo el gentío a una sola persona y por más que busca y busca no encuentra nada, su ceño se frunce por inercia reflejando en el mismo cientos de muecas de dolor; sus ojos caen en Nane y este niega ligeramente.

- Maldita - gruñe mi tío elevando el látigo otra vez contra ella pero antes de que este caiga sobre su rostro las puertas principales son abiertas de par en par.

Todo el mundo giramos nuestra cabeza hacia el intruso y por acto reflejo buscamos nuestras armas entre nuestras ropas. Rinha entra con cara de pocos amigos y detrás de ella la sigue Inno; enseguida mi cerebro empieza a atar cabos y para cuando decido moverme un disparo a mis pies me detiene en seco, miro a las chicas y ellas no tienen ningún arma en las manos; más bien las tiene guardadas. Mi cerebro va tan rápido que me mareo, miro a mis costados y hacia arriba.

- ¡Francotirador! - grito a todo pulmón.

La guerra ha comenzado y Rhina ha escogido su bando. Desde hace bastante tiempo que ella empezó su propia revuelta pero ahora la está sacando a relucir, nos está mostrando todas sus cartas o por lo menos la mayoría; solo he despegado mi mirada un segundo de ella y ya están completamente formados. Mis primos se encuentran en las puertas principales y las siamesas están posicionadas a cada lado de las puertas de emergencias, mi hermano y su esposa van disparados escaleras arriba con un cinturones repletos de bombas alucinógenas cada uno.

Me cago en la puta, joder

Busco a mis padres con la mirada y mi cuerpo se paraliza al ver como mi madre apunta a mi padre en la cabeza, posicionada como único obstáculo para llegar a una Karine medio muerta y bañada en sangre.

Los disparos se escuchan por todos lados pero, con balas de por medio y todo tipo de ruido; mis padres, mi fuerza, mi todo; están enfrentándose entre ellos. Me obligo a mover mis piernas unos pasos otra vez cuando siento como una bala atraviesa mi hombro, siento como me desgarra la piel, como arde, siento todo mi cuerpo temblar para ese entonces las bombas alucinógenas hacen su efecto y no puedo hacer nada más que desesperarme y temer.Temer lo peor.

- Soy mujer, querido Teztkat - dice entre dientes una Shayla muy molesta y veo cómo camina a paso decidido hasta mis padres.

- Llévatela ahora Shayla, de lo contrario la perderemos. - muy obediente se apresura a ayudar a Kae a ponerse en pie mientras sonríe aliviada.

- Nos vamos - dice por un micro - ¿lo oyes amiga? Nos vamos

Veo como se la lleva con todo el cuidado que puede mientras mi madre sigue apuntando a mi padre. Gracias a esas bombas ya no se oyen balazos, ni gritos, ni nada de nada. Ya no queda nada, ya no hay nada, no consigo distinguir lo que es real de una simple cortina de humo.  

Pozo Sin FondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora