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Karine

Jamás me ha importado la opinión de terceros, mucho menos las miraditas asesinas que recibo en cada microsegundo en la prepa, ni nada semejante a lo se suponga que me pueda llegar a herir.

Pero la gente no es imbécil y estoy casi segura de que el problema lo tienen con él y no conmigo, osea no es que me las dé de creida o de egocéntrica pero cada persona tiene un límite y como la cosa siga así Teztkat Bangüar me va a conocer. Le dije que no me subestime en la boda de nuestros hermanos y lo está haciendo pero por lo que me llamo Karine Evans que no voy a permitir que me ponga de mascota de la clase o que se las dé de machito prepotente conmigo.

- ¿Moicha? - pregunta mamá notablemente molesta

- ¿Mmm? - mi madre me fulmina con la mirada. No tengo ni idea de lo que me está hablando, lo reconozco, pero enserio no puedo hacer como si nada esté pasando, porque ese es el mero problema; que pasa, sí pasa y es estresante mas que eso es realmente agotador.

- Mija te ando habla que habla y ni me paras bola. ¿Me vas a decir en qué tanto piensas? - me encara y se cruza de brazos. Me encojo de hombros y bostezo.

- No es nada, estoy cansada. Eso es todo. -- me levanto y beso su frente cómo hago siempre - hablamos mañana - y camino a las escaleras. Subo las escaleras y entro a mi cuarto.

¿A esto se le puede catalogar como bullying, no? Quiero decir, todo es lo mismo, tratarme mal, mirarme mal, hacerme el vacío, querer destruirme como persona. No tengo muy claro que es el bullying pues nunca en mi antigua vida lo había vivido ni de cerca ni en carne propia pero si me he llegado a leer muchos libros en los que a la protagonista le hacen la vida imposible justo como lo estoy sintiendo yo. No estoy en el punto en el que quiera llegar a suicidarme pero me cuesta concentrarme y creo que es el primer paso para una destruccion mental.

Una semana. Una maldita semana. Una pinche maldita semana. Y nada ha cambiado.

Hoy es viernes, ya ha pasado una pinche maldita semana y tal cual se han terminado las clases he salido disparada del aula con mi morral en mano y las llaves de mi auto en la boca.

Últimamente no duermo bien, no cómo bien; no hago nada bien. Soy más torpe de lo normal. Soy menos yo. Él sigue faltando a clases, nadie dice nada, los otros cuatro también faltan, pero no tanto como él. El quinto, ese, siempre falta. Ya sea al mismo tiempo que Bangüar o incluso más. Nadie dice nada, nadie sabe nada. Nadie ha visto nada,o bueno eso es lo que intentan hacerle creer a todos y digo todos porque yo no me lo creo en lo absoluto.

Todo es tan raro. ¿Gran Familia? Más bien familia de raritos. O yo soy la que ha visto muchas películas de ciencia ficción a lo largo de su vida y se está creando su propia película, para ser completamente honesta estoy más que segura que aquí algo no cuadra y desde luego que es independiente a mi.

Mi hermana desde que consiguió ese trabajito casi no para en casa. Está más ocupada que Mathèo y eso que él tampoco se deja ver en lo absoluto. Tomas lo asume bien, parece que ya es costumbre no tenerlos en casa. Pero no entiendo ¿No que su padre es muy cariñoso con él? ¿No que Karen es muy amorosa con él?

- ¿Podemos ir al parque? - dice Tomas en mi cama. Lo miro extrañada.

- ¿Cuándo, cómo entraste? - lo miro con una sonrisa desconcertada, no recuerdo en qué momento he llegado a casa ni en el que he subido a mi habitación.

- Pues le pedí a Alicia que me abrrra la puerta. Es que me abulro mucho - dice sentándose cómo puede en la cama.

- ¿Le has pedido permiso a mamá? - niega - ¿A papá? - niega otra vez - ¿A mami? - asiente. Sonrió y entonces asiento.

- Pues vamos a pedir permiso primero a tus padres, ya sabes para prevenir. ¿O tú quieres que a tu tía se la lleve la policía? - achino mis ojos y mi bebé niega riendo.

- No, eres mi única tía, tengo un tío también. Aunque no lo conozco bien. - frunzo el ceño. - él siempre está ocupado. - sonríe triste.

¿Pero qué mierda? ¿Ese personaje no tiene tiempo para su sobrino? Ese imbécil tiene tiempo de jugar a los niños malos conmigo que desde que nuestros caminos se cruzaron me ha atacado y me ha tratado peor que la peste y ¿no tiene un puto minuto para su sobrino?

- ¿Sabes qué? - él niega con la cabeza - vamos a ver una película. - sonríe y me mira asintiendo con su cabecita de una manera bien graciosa.

- Por eso eres mi tía prrreferida - dice abrazándome por sorpresa. Bajamos a la cocina y preparo unos sándwiches y caliento unas palomitas. Saco del refrigerador unas sodas y lo llevamos todo a mi habitación. Le pongo la película de Garfield – empezando nuestra maratón de pelis - y luego pongo la extensión de la película, osea Garfield 2; que es mi preferida.

Siempre hacía estas meriendas con Karen, y luego las empecé a hacer con Lisa y ahora las haré con mi mocoso.

Estoy hecha toda una mamota.

- Voy a dejar los platos, el bol y los vasos a la cocina. No me tardo. Tú no te mueves de acá ¿bueno? - lo miro sonriendo. Mi gordo asiente y salgo de la habitación. Tanto silencio en una casa donde siempre se escuchan los gritos de mi madre o los cuchicheos de Alicia por teléfono es muy raro.

Bajo las escaleras atenta a cualquier ruido, palabra, vibración, lo que sea y nada. Bajo con todo el cuidado del mundo pues tengo un mal presentimiento, uno que no me gusta, un presentimiento que grita a todo pulmón: corre pendeja, corre y no mires atrás. Corre si quieres seguir vivita y moviendo la cola.

No me gusta este presentimiento, me da escalofríos y es bien feo. Bajo el último escalón y voy de puntitas a la cocina, no enciendo ninguna luz. Pongo los platos, el bol y los vasos en la máquina de lavar y guardo la botella de zumo en el refrigerador. Sí, me saco los zapatos y todo para no hacer ruido. Miro en todas las direcciones posibles, siento que me observaban, que me vigilan, que estoy siendo el conejito de indias de alguien.

Estoy paranoica, lo sé. Respiro hondo, tratando de recuperar mi compostura y algo de valor. Dejo todo tal y como estaba antes. Salgo de la cocina como alma que lleva el diablo y subo las escaleras de dos en dos; entro a mi habitación y mi adorado sobrino está dormido en mi cama.

La televisión está apagada.

Yo no he apagado nada. 

Pozo Sin FondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora