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Karine

- ¿Entonces? ¿Iremos a New Orleans? - miro a mi madre que asiente con una gran sonrisa - pero... ¿ Mamá eres consciente de que acá a duras penas podemos sobrevivir ?¿Como se supone que vamos a llegar si quiera a fin de mes en ese lugar, según tú? - esta conversación no me gusta en lo más mínimo. Jamás me comentó nada acerca de ir a cualquier lugar.

- Karine cielo no te preocupes comenzaremos de cero allá, lo hago por ti reina. Por tu futuro. - Y una mierda.

- ¿De verdad intentas venderme esa excusa tan rebuscada a mí? No se si todavia no te has dado cuenta mamá pero soy tu hija, te conozco y solo por eso puedo decirte que eres una ¡pésima mentirosa! Pero si lo que pretendes es quedar bien, adelante mienteme, mientele a la única hija que te queda. - ¿Me cree así de estúpida? ¿Se cree que no tengo ni la más remota idea de su nueva propuesta de trabajo? ¡Al diablo su futuro puesto! – La verdad. – La miro – Quiero la verdad. – Mamá se relame los labios y entrelaza sus manos

- No quiero quedarme aquí encerrada toda mi vida Karine. Prometí darte lo mejor cuando decidí traerte a este mundo, naciste y siempre he intentado y seguiré intentando mantener mi promesa hasta el último día de mi vida, puedes mirar el lado bueno si así lo deseas ya que nos facilitaría mucho las cosas y yo te lo agradecería enormemente. No tendrás que cuidar de mí ningún día más, ni tendrás que preocuparte por cómo conseguir dinero para las dos, estarás muy cerca de tu hermana y podrás enfocarte completamente en tus estudios como antes. – me entra un cargo de conciencia ver a mamá decir eso llorando. Pero solo un poco.

- Pero yo no pinto nada en su nueva vida mamá . ¡Por Dios! ¡Estamos hablando de New Orleans! - mamá me mira apenada y con todo el valor del mundo se seca las lágrimas y respira hondo.

- Pues qué pena. Ya está decidido. Nos vamos a ir, te guste o no. Fin de la discusión. - lanzándome una mirada de advertencia se va escaleras arriba, dejándome con la palabra en la boca y hecha una furia.

New Orleans está en el quinto pimiento. ¡Dios mío! ¿Qué tan complicado es para ella toda esta situación? No queda nada para empezar clases. ¿A qué se debe este cambio? ¿Por qué cambiar nuestro estilo de vida ahora? No puede hacer eso. Toda nuestra vida está acá. No quiere que sigamos con el tema, pero yo necesito saberlo de su boca, necesito que me diga la verdadera razón. Debería confiar más en mí.

Ya estoy agotada mentalmente, cansada físicamente y amargada debido a tanta mierda y tanto cambio repentino. Ya he tenido mi dosis de mierda por una buena temporada. ¡Ya basta caray! Camino hasta llegar a una puerta negra adornada de flores y diamantes blancos con un cartel de prohibida la entrada. La abro y me siento en mi cama. Saco mi móvil y al instante recibo dos mensajes.

Chinita:

Buenas noches bebé, espero que estés bien. Te acabo de pasar las direcciones tanto de la iglesia, como la del banquete y la de mi casa, obviamente; por e-mail. Cuídate mucho mi Momo. Hasta pronto.

Mamá 1:

Baja a cenar.

¡Pero bueno! ¿Y ahora ni siquiera tiene la decencia de hablarme? Anda que tiene narices. ¡Que se coma ella su comida!

Para: Mamá 1:

Que se la coma tu nuevo jefe, a ver si así lo matas por intoxicación.

Dejo el celular en mi mesita de noche y me meto en la cama.

- ¡Karine! - grita mamá desde arriba -¡Sabes que no cocino tan mal! - vuelve a chillar.

- ¡En lo absoluto mamá! ¡Solo quemas el espagueti y dejas la carne cruda! ¡Cruda mamá! ¡Desde luego eres toda una chef! – grito de vuelta. Ni siquiera debería estar permitido que una persona cocine tan mal.

Pozo Sin FondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora