[26]

11 1 0
                                    

Karine

Si hacemos el típico recapitulativo de la vida de la típica protagonista de cualquier película, no importa si hablamos de la mismísima Cenicienta con todos sus clichés amorosos y sus estereotipos hasta la increíble Mulan, la protagonista comenzaría a contar desde su miserable vida hasta el momento en el que conoce al príncipe azul, donde por obra de magia - al estilo bibidi babidi bu - la historia de su vida "da un gran giro" convirtiéndola en su mejor versión y si rompemos esos estereotipos fijados por Disney la tía sería una gran perra y el chico con mucha suerte y un milagro divino sería menos "principe azul" y más cabrón y ahí vendríamos a algo más parecido a la historia de mi vida.

Mi vida nunca ha sido desgraciada y nunca he tenido el ferviente deseo o la intención de coger un arma o aprender a patearle el trasero a un hombre que me dobla la estatura y me triplica el peso, ni siquiera en mis mejores sueños como agente secreto me vi en la escena de aprender a fabricar algo tan peligroso como lo es una bomba para - copiando las palabras de esos lunáticos - "sobrevivir". La imaginación que tengo - que es muy buena por cierto - jamás llegó a este nivel, que sin exagerar es un nivelazo.

Ha pasado un mes desde que empecé sin darme cuenta "la revolución" como lo llaman Inno y Shayla, un mes en el que casi ni duermo ya que siempre hay cosas que aprender y perfeccionar y sinceramente tengo que felicitarlas, son realmente buenísimas en esta mierda y valientes, serán los años de práctica que me llevan o la costumbre o simplemente el placer que les produce esta sensación pero yo ya no puedo más, no tengo respiro alguno.

Hace un mes que no se absolutamente nada de Teztkat, pensé que sería él el que se encargaría de enseñarme estas cosas, pero no hay ni rastro de él y eso me resulta extraño porque no tengo con quien pelear, a quien observar para criticar pero de cierto modo no se me hace tan raro, es más me recuerda a los primeros meses de clases en los que desaparecía y luego volvía como si nada.

Mi cuerpo a cambiado un poco tipo mis brazos que en un principio eran algo flácidos y flacuchos han cogido forma y mis piernas están más delineadas producto de salir a correr una hora y media todos los días sin falta con las chicas, siempre antes de ir a la prepa, que dentro de nada se acaba pero ese no es el punto. El caso es que desde hace un mes vengo trabajando mi cuerpo y soy realmente penosa en eso ya que nunca fui lo suficientemente buena en deporte asi que poco y nada se sobre tonificar y demás. Lo trabajamos bastante con Inno pero me resulta muy complicado seguirle el ritmo.

Tengo dos cosas bien claras: ser rápida no es para nada una opción para mi ya que mi agilidad y mi velocidad me ayudan a compensar mi baja estatura ¡pero wey! Si hasta Rinha consiguió hacerme unos cuantos toures por la enfermería unas cuantas veces.

Karen no se ha tomado nada bien que seamos "compañeras de trabajo" y se eso empeoró cuando le comenté el puño que le tocó encajar al señor "soy todopoderoso e omnipotente" y sobre lo de mi madre preferí guardarlo para mi pues tantos detalles me dejaron algo perturbada. Sus caras eran un poema y me hacían reír bastante aunque al que no le hizo mucha gracia fue a Mathèo pero a pesar de eso dijo que estaría de mi lado. Él es un hombre muy serio, tan serio que es difícil distinguir cuando está feliz y cuando está hasta el culo de todo. Siempre lleva su misma cara de "no he encontrado mi vocación para este mundo tan cruel y despiadado".

Bodgane y Nane se han convertido en mis profesores particulares y me han ayudado a reformar la habitación de invitados, la hemos convertido en mi gimnasio personalizado. Tiene de todo tanto en lo que soy buena como en lo que no se me da tan bien, el punto es hacerlo ejercitarme de una manera más flexible para mi y honestamente me gusta muchísimo que me tengan tan en cuenta.

- Hoy tenemos que ir a la casa grande - anuncia Karen nada más llegar, asiento - Parece que Teztkat ha vuelto y con malas noticias - susurra antes de que me largue a mi habitación.

Casi me atraganto y no puedo evitar sentir ¿Alegría? ¿Nervios? No lo sé, pero es una sensación diferente. Es la sensación más rara que he experimentado en toda mi vida y aún así completamente cagada de hematomas por todo el cuerpo y sin cabida alguna para otro golpe, el mero hecho de pensar que él pueda verlas hace que me avergüence.

Subo corriendo a mi habitacion y me pongo una sudadera y unos leggins negros, me hago una cola alta y me pongo las lentillas. Yo adoro mis gafas pero no pienso dejar que me las destrocen.

Mi hermana se encuentra en el coche esperándome, desde que le conté lo de la revolución me ha proporcionado apoyo y seguridad, me ha contado todo y cuanto sabía de los Bangüar. Lo agradezco.

Karen pone en marcha el coche y yo no se que hacer o qué pensar. No lo he visto en un mes y ha sido verdaderamente placentero pero solitario. Es jodidamente extraño. Llegamos a la mansión Bangüar y nos bajamos del auto para entrar.

Los chicos están todos en el salón, sentados y con malas caras. Los observo a todos y solo falta él. Es decepcionante ver que no se encuentra con ellos esperándome pero tampoco me esperaba una fiesta o algo tan extravagante y llamativo. Además, eso no va con él, con ninguno de los dos a decir verdad.

Hago un ademán con la cabeza y nos disponemos a ir a las "bodegas" así llaman a los salones enormes que tienen en la parte trasera de la casa. Hay seis en total, uno para cada especialidad. La primera es la de combate, donde hay quince sacos de boxeo a cada lado y justo en medio un enorme ring donde rara vez hacen un combate "legal" para resolver sus diferencias; la segunda es la de armamento, donde cuatro maniquíes se sitúan al fondo uno al lado del otro y justo detrás en las estanterías de arriba están los cascos y las gafas de protección y en una inmensa mesa de no se cuantos metros son expuestas todo tipo de arma blanca, la tercera es la más peculiar y la más pequeña y está reservada para los equipos; "trabajo en equipo" dijo Nane, es imposible salir de ese jodido lugar a no ser que te rompas literalmente la cabeza. Es una manera traumática y muy original de encontrar salidas a situaciones desesperadas, no se desde donde la monitorean pero desde luego hay que ser un buen binomio para poder salir ilesos. La cuarta es una sala mediana, con cien cuadros de cualquier tamaño y artista, todos contados por mi la primera vez que estuve ahí metida, noventa y tres son réplicas, unas réplicas muy bien hechas y las seis restantes son originales, en cuento las puertas se cierran hay quince minutos para encontrar las originales y eso si que es peor que un rompe cabezas. La quinta a mi parecer es la peor, es la sala de tortura. Nadie no se ensucia las manos fuera de ese lugar, jamás dejan huellas ni pistas. De ahí que no se tomaran nada bien lo que sucedió en la pizzería. Allá dentro hay todo typo de cosas que ni conocia, para el unico fin "del arte de la tortura" un lugar al que fui con la unica compañia de Dante el padre de los Bangüar y su querido hermano, Carlo. Desde el fondo de mi corazón puedo asegurar que no me gustaría volver por allá, es que ni en mis peores pesadillas; y luego está la sexta que es una sala de registros a la que solo tienen acceso Nane, Bodgane, Mathèo y Teztkat y pues obviamente sus padres Dante y Carlo, un lugar por el que me muero de ganas por conocer.

- Tienes que tener cuidado ¿vale? - advierte Nane antes de entrar, él es muy considerado y me protege mucho. Asiento y me dispongo a empezar con mi rutina de brazos, piernas y práctica de cuerpo a cuerpo cuando la voz de Teztkat me detiene.

Su voz hace que todo me tiemble y no se si eso me alegra o me asusta. Todos los que estaban haciendo algo o iban a hacer algo se detienen y me miran.

- Sube al ring 

Pozo Sin FondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora